Para no agotar su vida útil, el género de la telerrealidad busca nuevos vestidos. Ahora los realities se inclinan hacia la solidaridad y el alcance de los sueños. Y como la pantalla nacional es como un espejo, RCN y Caracol estrenan formatos casi idénticos, con padrinos, soñadores, espectáculo, baile, jurados y mucha sensibilidad como gancho para el público. Con 15 días de diferencia se estrenaron Tengo una ilusión en Caracol y Bailando por un sueño en RCN. El primero es un formato original de la productora española-argentina Promofilm que ha sido emitido en Argentina con el nombre de Sorpresa y media y en Venezuela como Atrévete a soñar. A su vez, Bailando por un sueño es de Televisa y fue estrenado en México en agosto del año pasado con muy buenos resultados de audiencia. La única diferencia es que en Bailando por un sueño padrinos y apadrinados compiten a través de pruebas de baile, mientras que en Tengo una ilusión las pruebas son de talentos en general.La tarea de elegir los sueños no fue fácil. A Tengo una ilusión llegaron alrededor de 6.000 cartas, y la mayoría de los sueños se centraban en necesidades económicas, reencuentros con familiares perdidos y viajes. En muchos casos, la palabra sueño fue sinónimo de sustituto del Estado con propuestas como construir un acueducto en la vereda Buenos Aires o reconstruir un teatro en Antioquia. Lo evidente es que la competencia entre los dos canales privados es de frente y con las mismas cartas. Tengo una ilusión acumula, con dos semanas al aire, un share de 34,4 por ciento y el día de su estreno, el 4 de febrero, se anotó 48,7 por ciento. Bailando por un sueño obtuvo 60,5 por ciento el día de su llegada, el domingo 19 de febrero. Las emisiones dominicales o galas del formato de RCN muestran una mayor atracción de las mujeres y del público de 18 a 24 años, además de que tiene gran acogida en las regiones oriental y cafetera. La oferta de Caracol es más vista por hombres y público de 12 a 17 años. Su fuerte está en el centro del país y el Caribe.A la larga, ambos programas son espectáculos alegres y entretenidos, vitrinas de talento. Se les abona el esfuerzo de producción y escenografía, las historias humanas y el respeto que difunden, aunque queda la sensación de que el concepto de sueño se desvirtúa porque se queda en lo puramente económico. Lo que no deja de impactar, y es una afrenta a la creatividad, es que haya dos propuestas casi idénticas al cambiar el canal.