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GUERRA DE ESTRELLAS

Los comentaristas deportivos de Caracol y RCN se disputan en el Tour de Francia, con distintos métodos, la audiencia de los aficionados

8 de agosto de 1983

El Tour de Francia es sin lugar a dudas el mayor reto que jamás haya afrontado el ciclismo colombiano. Y si uno de los símbolos más característicos de nuestro ciclismo además de las montañas, ha sido la transmisión radial desde la carretera a lo largo de las etapas, en esta ocasión el despliegue humano y técnico enviado a Francia ha permitido que los colombianos se enteren no solamente de los detalles de la carrera sino también de diversos aspectos de las desconocidas regiones que recorren los ciclistas. Tratándose de una competencia que se realiza en un país extraño, lo oyentes no saben dónde comienza la emoción mientras que en Colombia reconocen la secuencia de los pueblos y los caseríos que recorre la caravana y, por ejemplo, cuando los ciclistas vienen subiendo al alto de las Minas, aumenta el Suspenso de los aficionados por la cercania de La Quiebra, donde generalmente se inicia el ataque de los escaladores natos. En cambio, la etapa entre Le Havre y Le Mans o la fracción entre Pau y Bagneres de Luchon no le dice nada al aficionado, que desconoce la topografía del recorrido aunque sepa que la primera es plana y la segunda ocurre en los Pirineos. Esta situación, aparentemente secundaria, fue la que decidió el tipo de transmisión de las dos cadenas radiales colombianas que están acompañando a los ciclistas del equipo nacional.
La cadena Caracol, que desde hace bastantes años dejó de hacer transmisiones de ciclismo por carretera, decidió volver a los viejos tiempos y ha desplazado a Francia a buena parte de sus comentaristas deportivos como Jaime Ortiz Alvear, Edgar Perea y Alberto Piedrahita, acompañados por Juan Gossaín, Juan Guillermo Ríos y Guillermo Vélez, quienes se encargan de realizar la crónica del Tour. Ellos describen las características de las diversas regiones y cuentan la historia de los castillos, las ciudades y las comarcas, mientras la moto va cronometrando las diferencias entre los ciclistas y los narradores comentan la etapa.
Caracol ha instalado un control master en París, el cual recibe las señales que le envía un avión que está sobrevolando la región donde transcurre la etapa y se encarga de recibir a su vez las señales de los tres transmóviles y la moto que están cubriendo la etapa. La señal de París sale en seis frecuencias de alto rango vía satélite y llega a Colombia desde el comienzo de la etapa. Este esfuerzo gigantesco de Caracol ha implicado una inversión económica del orden de los miles de millones de pesos, para que los colombianos que estén dispuestos a pasar las noches en vela escuchen desde las dos o tres de la mañana etapas que pueden legar a durar nueve horas.
RCN, la cadena que ha transmitido desde los tiempos del Zipa Forero hasta nuestros días, a diferencia de Caracol, prefirió mantener el estilo de Transmisión que ha efectuado en el Tour del Porvenir, consistente en comentarlo cómo va la etapa según los informes que reciben desde lugares intermedios y en narrar la llegada, sin emplear vehículos que acompañen a los ciclistas a lo largo de la etapa. Esta transmisión es exclusivamente deportiva y comienza a las cinco de la mañana con un resumen de lo que ha sido la etapa hasta el momento. RCN tiene en Francia a sus dos comentaristas estrellas. Julio Arrastía y Héctor Urrego, quienes conocen muy de cerca no solamente a los ciclistas colombianos sino también a los profesionales europeos, gracias a los contactos que han realizado para traer a algunos de ellos al clásico RCN y a la experiencia lograda cuando han estado presente en otras competencias europeas.
Sobra decir que ambos sistemas de transmisión tienen sus ventajas y sus desventajas. Los comentaristas de RCN están muy conscientes de que los colombianos deben reposar y han venido sosteniendo en sus transmisiones que ellos respetan el sueño de la gente que en una hora resumen lo que ha ocurrido en seis. Los narradores de Caracol, en cambio, lanzan "puyas" menos sutiles critican a "los de la otra emisora" por transmitir cómodamente sentados algo que ellos no están viviendo, por narrar etapas ficticias por calcar las transmisiones de la televisión francesa mientras Caracol "esta a metro y medio de nuestros ciclistas sufriendo con ellos". Quienes son oyentes tradicionales de eventos ciclísticos por etapas pueden escoger la habitual narración de RCN, con lo comentarios de sus expertos analistas o dejarse sorprender con las emocionantes y patrióticas narraciones de Edgar Perea, quien ha sido una verdadera revelación capaz de transmitir a ciclismo esa pasión que le despierta Junior de Barranquilla y la selección Brasil.
Parece que la guerra entre las estrellas consagradas de RCN y las nacientes de Caracol no terminará pronto Ambas cadenas están tratando de captar oyentes y de convertirse en la voceros oficiales del Tour de Francia unos basados en un despliegue técnico sin precedentes y los otros confiando en su experiencia y su innegable liderazgo en el campo del ciclismo de carretera.