Se llama así porque cuando en el siglo XVII se representaron las primeras en el Real Sitio de La zarzuela a las afueras de Madrid, los músicos, que provenían de la Orquesta del Buen Retiro, al salir de la capital decían: "¡Hoy tengo Zarzuela!".Nació durante el reinado de Felipe III y su hijo Felipe IV, más animosos que sus antecesores Felipe II y Carlos V. Ellos gustaban de fiestas y partidas de cacería que remataban con esas presentaciones que conjugaban música y teatro y usaban los mismos músicos porque las arcas reales no daban para dos orquestas.Desde esos tiempos hasta hoy, la zarzuela ha tenido toda suerte de vicisitudes, de las que ha salido por el ingenio y la fidelidad del público.La mejor prueba de ese ingenio se dio en el siglo XIX luego de la caída de Isabel II. Como nadie tenía dinero para pagar un espectáculo en tres o cuatro actos, pues resolvieron ofrecer, en vez de una en cuatro actos, cuatro de un acto, ¡zarzuela por horas! que se pagaba según su bolsillo y sin pretenderlo inventaron el 'género chico', zarzuelas breves de tema madrileño.Aunque no niega su parentesco con la ópera italiana, desde su nacimiento ha sido independiente; el aficionado a la zarzuela no necesariamente lo es de la ópera y a veces el de la ópera se siente "de mejor familia", así haya llegado a la ópera gracias a la zarzuela.En Iberoamérica goza de esa fidelidad del público que la adora, con sus cualidades y defectos. En Colombia su adalid es Jaime Manzur, uno de sus mejores conocedores que ha dedicado su vida a presentarla, con una calidad que muchas veces supera a la misma España, y su temporada es esperada por la afición.La de este año, por las obras en el Colón se traslada al Teatro de Colsubsidio, con dos títulos archipopulares, una Antología y la presencia en el foso del director belga Paul Dury, titular de la Sinfónica del Valle, quien a lo largo de los últimos ha demostrado que domina el género: un belga que dirige zarzuela.Gavilanes y la leyenda del beso Gavilanes (1923) es sinónimo del popular ¡Oh Nación del oro! del barítono y la romanza Flor roja del tenor. Obra de Jacinto Guerrero, tiene la presencia del joven y talentoso tenor Juan Carlos Villarraga como Gustavo, y el barítono Sidney Jiménez como Juan 'el Indiano'. Drama de emigrantes que hicieron fortuna en América y regresan a desandar sus pasos a la 'Madre Patria'. (Octubre 10, 11 y 12) Sigue La leyenda del beso (1924). De su música, escrita a cuatro manos por Reveriano Sotullo y Juan Vert, destaca el Intermezo del acto II. La historia describe las relaciones entre la nobleza y los gitanos en un triangulo amoroso: Amapola (Nancy Salazar y Patricia Rodríguez), Iván (Juan Carlos Villarraga) y el Conde Mario (Sydney Jiménez). (Octubre 17, 18, 19)Final de antología Para finalizar, el platillo más variado, porque la Antología reúne los momentos más populares. El espectáculo, que abre con fragmentos de La Verbena de la paloma, de Tomás Bretón, y cierra con la escena final de Gigantes y cabezudos, de Fernández Caballero, recopila fragmentos de La Gran Vía, La del soto del parral, Luisa Fernanda, La boda de Luis Alonso y 11 títulos más. (Octubre 24, 25 y 26)