Por obra y gracia del Buena Vista Social Club (disco y además película) en todo el mundo se sabe ya que Omara Portuondo es una de las reinas del bolero en Cuba. Pero quienes, movidos por el renacer de esta figura, han buscado sus grabaciones de los años 60, se topan con una sorpresa amarga. La voz ha sido siempre espléndida, eso sí; pero ninguna de las orquestaciones tempranas estaba a la altura de una reina.La falla comenzó a solventarse a mediados de los 90 cuando los productores empezaron a entender realmente la voz de Omara y a instrumentar sus discos con arreglos menos rimbombantes. En ese sentido el disco Buena Vista Social Club presents Omara Portuondo es el que más justicia le ha hecho a su modo de cantar.Y no es que hubiera que descubrir una sola fórmula orquestal porque, si uno escucha con atención el álbum, son varios los estilos que aquí aparecen. Una de las piezas demuestra no requerir sino tres violines, en tanto que otras (como el mambo Dónde estabas tú) recurren a un conjunto de vientos en pleno y una más arriesgada incluye guitarra eléctrica. El secreto ha consistido, más bien, en hacer conciencia de que cada canción es un universo aparte y merece un tratamiento único. Esa, que ha sido siempre la manera de cantar de Omara Portuondo, por fin es también la manera de crear el sonido integral de un disco suyo.Así, con la orquesta a favor y con la presencia de amigos cuya empatía musical está más que demostrada (Rubén González, Ibrahim Ferrer, Compay Segundo), Omara emprende un trayecto de 40 minutos a los rincones más fascinantes de su reino. Por aquí pasan sones, guajiras, mambos, incluso una pieza de jazz... y claro, imperdonable sería que no se detuviera especialmente en el bolero. La cantante, en realidad, no se ha apartado del canto hondamente sentido (lo que los cubanos llaman “fílin”) y el sonido del disco no difiere mucho de otros en cuanto fue grabado en los mismos Estudios Egrem de La Habana. Lo que pasa es que, al fin, es la música la que se acopla a su voz, dejándole cantar a cabalidad.Una anotación final acerca del carácter ‘comercial’ de esta grabación. Hay todavía personajes recalcitrantes que descalifican un disco cuando sobrepasa cierto número de copias vendidas. El nuevo álbum de Omara Portuondo repite la fórmula del Buena Vista Social Club y, por ende, no es difícil que se convierta en un fenómeno de ventas. Pero en este caso la fórmula ha demostrado no sólo ser exitosa comercialmente sino, sobre todo, rica musicalmente. Es uno de pocos casos en que los méritos para alcanzar gran nivel de ventas radican en la música misma y no en parafernalias adyacentes de mercadeo.