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LANZA EN RISTRE

España vuelve a colocarse a la cabeza de la producción de libros para Iberoamérica.

6 de agosto de 1984

Superados ingentes esfuerzos, el mundo de los libros y las ideas en lengua española está de plácemes. Después de la estrepitosa crisis financiera que sacudió a centros editoriales tan dinámicos como México D.F. y Buenos Aires que aún no exhiben señas de recuperación a corto plazo, España volvió a colocarse a la cabeza en la producción bibliográfica para Iberoamérica. Y muy a pesar de las inexplicables trabas comerciales o aduaneras interpuestas por las autoridades respecto a la importación de bienes culturales que poca incidencia tienen en nuestra frágil balanza de pagos pero que afectan sensiblemente al lector y a los centros académicos colombianos, el mercado ha venido siendo inundado paulatinamente por una avalancha de publicaciones españolas. La punta de lanza de tan gozosa y reconfortante invasión (feliz invierno para el espíritu) la constituye, sin lugar a dudas, los diversos fondos y colecciones de Alianza Editorial. La enorme y ambiciosa empresa editorial española acaba de celebrar su ejemplar N° 1000 de la colección "libro del bolsillo" con una simpática edición en dos tomos del siempre encantador Don Quijote de la Mancha, elocuente homenaje al "ingenioso hidalgo" del idioma. Los otros fondos editoriales avanzan en un sugestivo desfile de títulos y carátulas: Alianza Universidad rebasó ya los 380 ejemplares diferentes, Alianza Tres completó 130 temas y Alianza Universidad Textos va por el número 70. Además de los 14 tomos de Alianza Diccionarios y de los 40 hermosos títulos de la lujosa Alianza Forma, se editaron las obras completas de imprescindibles autores españoles cuya producción bibliográfica estaba agotada y dispersa: Ortega y Gasset, García Lorca, Zubiri, Díaz-Plaja y Marías. Y como si fuera poco, acaba de aparecer una nueva y simpática colección, Alianza Música, de impecable impresión y alto contenido. Los primeros siete tomos están dedicados a una exhaustiva historia musical española, de evidente interés para eruditos o especialistas. El N° 8, prologado por el compositor y director Pierre Boulez, ofrece la original semblanza que de Mahler hiciera su amigo personal y célebre chef d'orchestre Bruno Walter.
Pero a pesar de tan estimulante renacimiento bibliográfico venido principalmente de España, los libros en Colombia siguen siendo exóticos y costosos. La escuálida producción nacional, con la reciente excepción de La Oveja Negra, ha sido siempre tímida y pobre, por lo que la principal fuente de alimento para nuestras bibliotecas seguirá siendo el libro importado. Sin desdeñar el incremento inevitable en los costos de publicación de un texto allende las fronteras patrias, nadie se explica cómo justamente bajo la administración de un Presidente cultivado y editor el mercado de los libros ha sufrido toda suerte de trabas y desestímulos. Sobran razones y motivos que justifiquen los obvios privilegios con que debe distinguirse la comercialización bibliográfica en Colombia. El Incomex, a manera de ejemplo, debería incentivar cuanto antes este estratégico renglón de la cultura, crucial en la vida intelectual del país e intrascendente en el contexto de las divisas y reservas internacionales. Suficiente con la austeridad en casi todos los aspectos del diario transcurrir, pues la vigilia intelectual nada conviene a una nación empeñada con esfuerzo en reactivarse económicamente. En tales circunstancias es cuando precisamente urge estimular la imaginación y el espíritu. Quien se pasee por estos días en la alegre y caótica Feria del Libro instalada en el Parque Santander de la ciudad, vivirá en carne propia estos hechos. El oro y la escoria a precios nada populares. Y si la abrumadora, además de excelente, producción bibliográfica de Colcultura en administraciones anteriores se redujo a su mínima expresión, que por lo menos las autoridades aduaneras no le impidan al lector colombiano el derecho elemental de estar al día y bien informado en el ámbito de las ideas universales, ya que no locales. Sólo así se estaría evitando que continuemos viviendo a la saga de la historia, como un país marginal siempre a la antepenúltima moda.