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LOCA PARODIA

Mel Brooks ridiculiza los géneros cinematográficos

6 de diciembre de 1982

Primero fue el caos: persecuciones desenfrenadas, caídas inconcebibles, policías burlados, ricachones ridiculizados, señoras pomposas a las que se meten helados por el escote, pícaras bañistas, puertas giratorias, resbalones, tropezones, zancadillas, patas en el trasero y más y más carreras. Era el mundo de las comedias de Mack Sennett, quien durante la segunda década de este siglo organizara la compañía Keystone, en la que Charles Chaplin diera sus primeros pasos. Aquellos fueron los años de la comicidad de los "gagmen", personajes indispensables para la realización de las películas humorísticas.
Después llegaron Keaton, Fields, Laurel y Hardy, Groucho, Chico y Harpo, cada uno de ellos buscando a su manera producir hilaridad dentro de los espectadores. Hoy en día, y sin pretender haber agotado los nombres de todos los exponentes del género, el cine cómico norteamericano tiene en dos neoyorquinos a sus mejores exponentes: Woody Allen y Mel Brooks.
Ambos provenientes de las típicas familias judías de Brooklyn, con mucha experiencia como comediantes de cabarets y cada uno con su propio estilo para hacer reír. La última película de Allen titulada "Una comedia sexy en una noche de verano" todavía no ha sido estrenada en nuestro país, aunque por parte de Brooks, se está estrenando la primera parte de "History of the World" filmada el año pasado.
A Brooks, quien en realidad se llama Melvin Kaminsky, siempre le ha gustado imitar para ridiculizar. Sus películas son una constante imitación de los géneros clásicos del cine, ya sea el western, el suspenso, o las películas de horror, no importa cual, con el firme propósito de burlarse de ellos.
Recordemos "Frankestein Jr.", "Silent Movie", "Blazing Saddles" o "High Anxiety". Ahora, con "History of the World", el turno le ha tocado a las superproducciones históricas del estilo de "Ben-Hur" o "Cleopatra".
En "La Loca Historia del Mundo", Brooks comienza parodiando las escenas iniciales de "2001, Odisea del Espacio". Escuchamos la misma música y vemos los mismos monos a punto de convertirse en hombres.
Poco después, el turno de la ridiculización le toca a la eterna película de Semana Santa: "Los Diez Mandamientos". Brooks cuenta lo que realmente le ocurrió a Moisés cuando fue por las Tablas de la Ley. Seguidamente se llega al Imperio Romano, donde una linda muchacha y un cómico de la época luchan por salvarle la vida a un esclavo negro. El descubrimiento de un arma efectiva contra las legiones romanas se convierte en sátira hacia los soldados norteamericanos que combatieron en Vietnam, contra quienes fue muy eficaz la utilización de ese mismo instrumento bélico.
El humor corrosivo del director se muestra con toda su fuerza al llegar a la época de la Inquisición. El género del cual se burla ahora es el musical.
Monjas bañistas al estilo de Esther Williams y el gran inquisidor Torquemada bailando como Gene Kelly, contribuyen a que Brooks se mofe, con la irreverencia que lo caracteriza, tanto de los torturadores como de los torturados. Sin embargo, aquí la risa es provocada por tanta crueldad, que en un sentimiento de culpa ahoga la carcajada.
Sin más, Brooks salta hasta los turbulentos días de 1789 en Francia. Vemos a Luis XVI practicando en las Tullerías, de manera original, sus deportes favoritos: el tiro al blanco y el ajedrez. Mientras tanto el pueblo pide su cabeza. Para salvarse, el Rey utiliza un doble, el cual lo reemplaza admirablemente durante esos dramáticos momentos. Aquí es donde Brooks acaba con la pretendida seriedad de las películas históricas. En el preciso momento en que la cuchilla de la guillotina se dispone a caer sobre la cabeza del falso Rey ocurre lo inesperado. Y ocurre precisamente porque según las palabras de uno de los protagonistas, esto que estamos viendo es cine, y dentro de él todo es posible. Con ello Brooks se ha burlado de todo el mundo: de los espectadores, de los grandes directores, de las películas de género y hasta de sí mismo, porque nunca más ha podido alcanzar el nivel que logró con su memorable "Frankestein Jr." .
Rafael Parra Grondona