Agnes, interpretada por María Elvira Kamper, es una novicia que se ha visto envuelta en misterioso episodio dentro del convento donde reside. Ella está acusada de haber asesinado a su propio hijo, segundos después de dar a luz, y luego de ocultar a sus compañeras y a las madres superioras su traumático embarazo. El enigma llama la atención de una siquiatra (María Cristina Gálvez), quien se empeña en despejar los hechos oscuros que rodean el caso. La madre superiora (Diana Sanders), el tercer personaje de la obra, insiste en que Agnes es inocente y que lo sucedido sólo tiene una explicación teológica. Desde ese momento, tanto la doctora como la madre superiora no sólo se preocupan por hallar la verdad sino que también se involucran en un profundo debate acerca de la existencia de Dios, de los santos y de los milagros. Ven en Agnes a un ser especial, diferente a las demás compañeras del monasterio, lo que ha producido la ferviente atención de la superiora, quien cree que la novicia puede hablar con Dios. Las terapias a las que está sujeta Agnes derivan en impresionantes revelaciones que envuelven a la siquiatra en una confusión de ideas, que ella creía tener claras antes de conocer a su nueva paciente. La racionalidad, único medio en el que soportaba sus investigaciones sobre el comportamiento humano, empieza a tambalear. La doctora es la principal afectada con los cuestionamientos y reconoce que en su infancia hubo muchos episodios que le impidieron acercarse a Dios. Este es el principal dilema que se desarrolla en la obra. La creciente convicción de que sólo se puede concebir lo que ha sido explicado a través de la ciencia o de la lógica ha producido que la fe en la humanidad decrezca día a día. En Agnes de Dios, obra dirigida por Andrés Midón, la actuación de las tres protagonistas es superior a la trama misma de la historia que, dicho sea de paso, está basada en hechos reales que ocurrieron en Estados Unidos hace 21 años. La obra se seguirá presentando hasta el próximo 5 de marzo en el Teatro La Baranda de Bogotá.