Título original: PowidokiPaís: PoloniaAño: 2016Director: Andrzej WajdaGuion: Andrzej MularczykActores: Boguslaw Linda, Zofia WichlaczDuración: 98 minEl polaco Andrzej Wajda, perteneciente a esa generación de grandes directores que hoy están camino a la extinción, murió en octubre de 2016 y dejó terminada esta película que, si uno la entiende como la nota final de una carrera larga y prolífica, tiene algo especialmente melancólico y desesperanzado.

Se trata del recuento fragmentario de la caída de un artista importante que, en la Polonia comunista, fue marginado de las estructuras de poder en un momento en el que ese marginamiento (sin libretas de racionamiento ni carnet gremial) implicaba no solo el aislamiento, sino la muerte.Es un drama que termina por recordar que el arte se sitúa siempre en un contexto histórico y social, y que para existir no es suficiente la libertad, el convencimiento o la creatividad individual.Le recomendamos: Roman Polanski habla con SEMANA sobre Basada en hechos reales y cómo llegó a dirigirEl filme se centra en los cuatro años finales de Wladyslaw Strzeminski (Boguslaw Linda), un pintor de vanguardia que, en 1948, ya se encuentra en la orilla opuesta al realismo socialista (ese género opresivo, optimista, figurativo y didáctico) que tras la Segunda Guerra Mundial se había vuelto la estética oficial de los países tras la Cortina de Hierro.La película toca de lado el tema apasionante de cómo la vanguardia fue utilizada por las revoluciones de comienzos del siglo XX para demostrar su sintonía con el futuro antes de que Stalin llegara al poder y la convirtiera en una corriente censurada y perseguida como un peligro para la integridad moral del pueblo. En ese sentido, Afterimage ofrece un retrato del costo humano de esa política.

La aproximación es minuciosa y solo hay un momento que escapa al realismo duro, al comienzo, cuando el uso del color da claves poéticas sobre el choque que vendrá. Strzeminski, sin una pierna ni un brazo, está sentado pintando en el piso de su apartamento cuando de repente la atmósfera se tiñe de rojo. En su edificio están colgando un pendón gigante con el rostro de Stalin sonriendo benévolamente y el rojo que cambia el ambiente del cuarto es el de la propaganda que le están poniendo encima.El recuento que se hace de la caída va haciéndose en incrementos e incluye su expulsión de la academia de arte donde dicta clases, la cancelación de su membresía en el gremio de artistas, el apoyo infructuoso de un poeta reconocido y la compañía de sus estudiantes que atempera un poco su aislamiento.Le sugerimos: Lady Macbeth de William OldroydLo metódico del castigo recuerda que los regímenes represivos y todopoderosos son capaces de destruir caprichosamente a quien consideren su enemigo, no importa su recorrido, talento o conexiones.En el realismo del filme siente uno algo paradójico: ¿no habría sido mejor homenajear a alguien tan preocupado con las posibilidades formales del arte y con su manera de afectar la percepción de una manera menos convencional?Sin ver con detenimiento su obra, ni ofrecer luces sobre la discusión acerca del papel del arte, tan importante para su exclusión, la película se vuelve menos un homenaje a un artista maltratado y más una alegoría de cómo el poder sin límites puede atropellar a cualquiera. 

CARTELERAIsla de perros***Inspirado en la iconografía japonesa, Wes Anderson hace una película visualmente encantadora, pero poco fluida.Locos de amor *1/2Película peruana que intercala canciones románticas interpretadas por sus actores con reflexiones sobre el paso del tiempo.Regreso a casa **1/2Coproducción colombo-noruega sobre la relación de un niño colombiano y su padre adoptivo noruego, tras la muerte de la madre.No me las toquen**1/2Tres muchachas hacen un pacto de perder la virginidad en su noche de grado y sus padres intentan frustrarlas en esta comedia de chistes groseros.