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Antonio Caballero escribió que el "El problema detrás del debate sobre las corridas de toros es la ignorancia". | Foto: Esteban Vega

POLÉMICA

¿Las corridas son arte? Los artistas responden

Semana.com habló sobre la lidia con Beatriz González, Piedad Bonett, John Castles, Nicolás Montero, Halim Badawi y otras personas de la academia, la literatura y la pintura sobre la polémica por la fiesta brava. Estas son sus reflexiones.

10 de febrero de 2017

El pasado domingo, el periodista y caricaturista Antonio Caballero publicó la columna El invento de los antitaurinos, en la que metía a todos los antitaurinos en la misma bolsa: “El problema detrás del debate sobre las corridas de toros es la ignorancia. Los enemigos de la fiesta de los toros, sean animalistas sinceros o politiqueros sin escrúpulos, no saben de qué están hablando: no saben qué es, en qué consiste, la fiesta de los toros”. Por eso, Semana.com consultó a algunos artistas, académicos y escritores acerca de sus opiniones sobre la lidia.

Si bien es cierto que no todos los que están en contra de las corridas de toros conocen a profundidad de qué se trata esta práctica, muchas personas la conocen tan bien que precisamente por eso están en su contra. Ahora bien, para algunos es suficiente saber que el espectáculo termina, la mayoría de las veces, con la muerte de un toro, para estar en contra del toreo.

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Halim Badawi, crítico de arte de Revista Arcadia, compartió con Semana.com que le quedaba claro que el argumento de Antonio Caballero para defender la tauromaquia como arte era la ignorancia y falta de sensibilidad de los antitaurinos. Por eso, invitó a Caballero a compartir su marco teórico, su reflexión sobre los sentidos posibles del arte y su mirada sobre el compromiso ético de los artistas en la actualidad: “Sorprende que una mente tan lúcida en términos de análisis político, se permita tantas licencias a la hora de pensar la expresión artística. Lástima”, afirmó.

El historiador y crítico de arte Ricardo Arcos-Palma de la Universidad Nacional fue radical al manifestar a través de su artículo Corridas de Toros: ¿libertad de expresión, arte, acto de barbarie o tauromafia? que el toreo no es un arte. “Los que insisten que el toreo es arte citan -como no- los dibujos y grabados de Goya, de Picasso y algunas citas de Lorca, Ortega y Gasset, Hemingway, entre otros, que si bien se sintieron atraídos por las corridas de toros, también encarnan las contradicciones de su época. Nosotros aquí en pleno siglo XXI, en Colombia, no podemos olvidar tampoco que este acto cultural es herencia de la estructura social más decadente que ha dado la historia: la realeza que insiste que los reyes son descendientes de Dios en la tierra. Y por lo tanto todo les he dado”. 

Jorge Iván Jaramillo, doctor en antropología y postdoctor en comunicación, educación y cultura, dijo a este portal que esta tradición no necesita ser defendida a través de la práctica, ya que es una actividad heredada de la colonia que “nos sigue ubicando en esa época”. Según el académico, la pasión por la tauromaquia viene de la “pesada herencia del eurocentrismo y la negación de todo tipo de racialidad. Se creen tan blancos, tan europeos, tan modernos porque les gusta y saben mucho de la tauromaquia, y en el fondo es esa pulsión violenta de los colombianos que se ve reflejada en esa plaza de toros”, dijo a este portal.

“No estoy de acuerdo con las corridas de toros – dijo el escultor y arquitecto John Castles- pero entiendo que es una manifestación cultural. Debería conservarse su memoria, ya como una cosa del pasado”. En cuanto al toreo como arte, Castles lo encuentra como algo relativo; se dice que hay arte en los toros por la tensión y la emoción que se vive ante la posibilidad de la muerte, y hay una magnificación escénica, que lo conecta remotamente con el arte. Pero arte no es necesariamente aquello que genera emociones.

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Por este tipo de razones, la vuelta de las corridas en la Plaza de Toros La Santamaría de Bogotá ha generado todo tipo de debates, molestias, manifestaciones y peleas. Sin embargo, Castles, también historiador de arte, no cree que esta práctica vaya a desaparecer por las protestas o los proyectos que buscan su prohibición. “Los tiempos han cambiado. A muy pocos jóvenes les gustan los toros, y a los que les gustan es porque están un poco desubicados. Creo que es algo que terminará de desaparecer con el tiempo”.

Beatriz González, historiadora, crítica de arte y una de las pintoras más reconocidas del país, le dijo a Semana.com que el toreo es un arte, pero del pasado: “Yo creo que las corridas de toros son un arte del pasado. Fueron tradición pero el mundo ha cambiado. Ahora hay otras ideas y otros placeres”.

Cuando se le preguntó sobre cómo se podría conservar la memoria de esta tradición, González explicó que se debería hacer un museo: “Colgar los vestidos y los implementos junto a un texto que diga "hubo una vez un arte que se llamó el toreo y que se acabó". Las cosas tienen que cambiar y defender algo desde el punto de vista de la tradición no siempre está bien, porque hay muchas tradiciones que no fueron buenas”.

Para Nicolás Montero, director del Teatro Nacional, actor y antropólogo, el problema hay un doble discurso en algunos antitaurinos (aunque confiesa que tampoco le gustan los toros y no asiste a las corridas): “desde el punto de vista ecológico y de cuidado con la naturaleza el impacto de corrida de toros es mínimo. Es mil veces peor la ganadería extensiva, por el metano y por la cantidad de tierra que destruyen. Si alguien quiere colaborar con la naturaleza, hay que bajar el consumo de carne. Eso lo han dicho todos los científicos. Tenemos que dejar de ser incoherentes”.

La poeta y escritora Piedad Bonett compartió su propia ambigüedad con Semana.com: “el espectáculo taurino me produce sensaciones encontradas. Sólo fui una vez en mi vida y no me interesa. Entiendo todo el peso de la tradición que hay en él y creo que es un arte. Pero también me conduelo del toro y su sufrimiento. Ante mi propia ambigüedad, me inclino por la tolerancia, convencida, además, de que en unos años el toreo, tal y como existe hoy, ya no será posible”.

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Llegar a un consenso sobre la prohibición de los toros no será un proceso fácil. Tampoco los expertos se ponen de acuerdo en si es arte o no. Con lo que todos concuerdan es que es una tradición que no encaja con la sociedad actual. Tal vez como dicen algunos será cuestión de tiempo que desaparezcan. Quizá con el pasar de los años a algunos de los que hoy son taurinos les pase lo mismo que al amante de las corridas y gestor cultural Fernando Toledo. A él le emocionaban las manoletinas, las verónicas, los naturales y las largas. Durante años no faltó a la Santamaría. Pero un día, “sin saber por qué, empecé a cambiar de opinión: la tauromaquia se me fue haciendo primero innecesaria y luego, brutal”.