En los recuerdos de nuestra infancia los menos gratos son quizás los de las horas de estudio.. Con los codos sobre el pupitre, la mirada fija y somnolienta sobre un libro y los pasos letárgicos del profesor, rondando de arriba abajo el salón de clase, transcurrían horas interminables. Estos libros de estudio de la infancia francamente no los amamos: son testigos mudos de un penoso trabajo y tantas veces culpables de nuestros terrores. Libros que al comenzar el año se ojeaban con curiosidad pero al terminar el curso se apartaban con abominación. Eran libros de aprobio generalmente escritos por hermanos, legos y sacristanes que habían perdido del todo el mundo de la infancia.Es pertinente traer aquí estas remembranzas para aprovechar las ventajas de la comparación, del contraste sensible. Y es que éste surge inevitablemente cuando uno se encuentra enfrascado en la lectura de una pequeña cartilla, siguiendo la ruta de don José Celestino Mutis en la aventura de la Expedición Botánica. En esta cartilla que ha escrito Beatriz Caballero se ha logrado un sistema que no vacilaría en afirmar que es el mejor de cuantos se han ensayado para la enseñanza de una materia escolar. Consiste en la narración de la Expedición Botánica como una crónica de viaje, con las descripciones del sabio Mutis recorriendo lejanas llanuras, descifrando follajes y montañas, anotando sus observaciones y recolectando una enorme diversidad de plantas para su herbario. Esta narración se va a ver duplicada o prolongada en unas actividades sugeridas por la cartilla (excursiones al campo, siembra de plantas, dibujo de plantas escogidas etc.), actividades en las que aquel texto va a reaparecer, como un reflejo sobre las aguas tranquilas, con el placer de la aventura, animando así de nuevo "la aventura de la Expedición Botánica". Decididamente Beatriz Caballero ha logrado semejante acierto como un descubrimiento personal que se insinúa propiamente un poco más allá del método de la cartilla: en el arte generoso, límpido y encantador de su prosa. Y es que no es la explicación racional lo que importa en un proyecto como éste, y mucho menos el movimiento forzado de un lenguaje que finja ser infantil; de ello Beatriz Caballero se aparta tanto como es posible. Lo que constituye el verdadero acierto es que la autora captó ese vuelo infantil de la imaginación del niño.En este libro escrito para conmemorar el bicentenario de la Expedición Botánica, Beatriz Caballero ha logrado una imagen de Mutis tan rica y sugerente en el conjunto de un relato, que hoy representa un verdadero modelo para cualquier proyecto pedagógico. E.P.M