Home

Cultura

Artículo

Veinte años después de grabar su primer disco, Sixto Díaz Rodríguez se enteró de que era una estrella en Sudáfrica. No hizo nada para recuperar las regalías de los 500.000 discos suyo que se vendieron en ese país. No lo hizo por eso... | Foto: AFP

In Memoriam

Sixto Rodríguez, intérprete de ‘Sugar Man’, muere a los 81 años: el “golpe de suerte” fue escucharlo

Un músico con tono único, una historia atípica y algo poderoso qué decir, se ha despedido. Un documental ayudó a hacerlo tan conocido como siempre lo ha debido ser.

Maggy Donaldson * AFP
11 de agosto de 2023

Sixto Rodríguez, el oscuro rockero chicano que encontró un renacimiento profesional después de que su música se convirtió en objeto de culto en el extranjero, falleció a los 81 años.

Rodríguez, protagonista del documental Buscando a Sugar Man que ganó un Óscar, murió el martes, según un comunicado colgado en su página oficial, que no da detalles sobre las causas del deceso.

“Enviamos nuestro más sentido pésame a sus hijas -Sandra, Eva y Regan- y a toda su familia”, reza el comunicado.

Nacido el 10 de julio de 1942 en la ciudad de Detroit (noreste, estado de Michigan) en una familia mexicana, Rodríguez trabajaba en cadenas de montaje de vehículos mientras en sus tiempos libres se dedicaba a la música.

En la década de 1970 publicó dos álbumes que pasaron sin pena ni gloria en Estados Unidos pero que lo convertirían en músico de culto en el extranjero, aunque él no lo supo hasta más tarde: Cold Fact. que contenía sus canciones más conocidas “Sugar Man” y “I Wonder”, y “Coming From Reality”.

Ante el fracaso de sus dos álbumes, Rodríguez abandonó la música para dedicarse a la vida tranquila de un obrero en Detroit. Obtuvo un diploma de filosofía en la Universidad de Wayne y participó en política. Se presentó sin éxito a la alcaldía de la ciudad, a concejal y al Senado del estado.

Mientras tanto, su música, en particular “Sugar Man”, se labró un camino en la Sudáfrica del apartheid, en Nueva Zelanda y Australia, convirtiéndose en una canción de culto. En 1979 se sorprendió de que le pidieran que actuara en Australia, adonde regresó dos años más tarde.

Rodríguez llegó a pensar que aquellos conciertos eran “extrañas casualidades” y estaba alucinado de que la gente conociera las letras de sus temas.

Su ausencia pública alimentó la creencia de sus fans de que Rodríguez estaba muerto.

Internet cambió la vida del obrero-músico. Su hija Eva encontró páginas consagradas a su padre, y los fans lo encontraron. En 1998 emprendió una exitosa gira por Sudáfrica.

“Le dije: en Sudáfrica eres más grande que Elvis”, recordó uno de sus fans, Stephen Segerman, en una entrevista con el diario Detroit News en 2008.

Le dije: en Sudáfrica eres más grande que Elvis

Según Segerman, la crudeza y los temas dedicados a evadirse de la dura realidad- “Sugar Man” es una oda surrealista a un traficante de drogas- calaron hondo en la Sudáfrica de la época del apartheid.

El músico Dave Matthews, nacido en Johannesburgo, ha versionado a Rodríguez. Fue “uno de mis héroes de la infancia”, dijo.

“Muy loco”

Los álbumes de Rodríguez se reeditaron en discos compactos y su extraordinaria historia quedó inmortalizada en la película Searching for Sugar Man (2012), que tiene varios premios, entre ellos un Oscar y un BAFTA.

También contribuyó al éxito tardío de Rodríguez en su propio país, Estados Unidos, impulsando el resurgimiento de su carrera musical.

Cuatro décadas después de publicar sus álbumes, los festivales de Coachella y Glastonbury le invitaron a actuar, y se embarcó en varias giras mundiales.

“Solo quiero que me traten como a una leyenda cualquiera”, dijo Rodríguez al público en una exitosa actuación en Detroit tras el estreno de la película.

Solo quiero que me traten como a una leyenda cualquiera

En 2013, en una entrevista con el Detroit Free Press, manifestó su propio asombro por su historia, un jornalero convertido en estrella del rock.

“Llevo persiguiendo la música desde los 16 años. Ahora tengo 70, así que es muy loco que esto haya ocurrido”, dijo Rodríguez, para quien todo esto fue como “una ironía del destino, un golpe de suerte”.