Home

Cultura

Artículo

TRADUCIENDO AL TRADUCTOR

¿Qué diria Balzac si leyera la versión de Lain Martínez sobre su "Eugenia Grandet"?

25 de julio de 1983

Los escritores nunca están plenamente satisfechos de las traducciones de sus obras. ¡Cuánta razón tienen! Y además, afortunados aquellos que pueden protestar por una obra suya mal traducida y, mejor aún, si pueden colaborar con el traductor.
A veces tienen la oportunidad de hacerla revisar y corregir. Tal es el caso de Isaac Bashevis Singer, premio Nobel de 1978. Su libro, "The manor", traducido al francés por Giséle Bernier, fue revisado y corregido por León Abramowicz. ¿Pero qué defensa tienen los escritores desaparecidos? Suponemos que esta vigilancia y celo están asumidos por las casas editoriales desde el momento en que se lanzan a publicar obras traducidas.
¡Pero a veces suponemos mal! No anduvieron con mucha fortuna los directivos de la Editorial La Oveja Negra cuando escogieron la traducción hecha por el señor Lain Martínez de la obra "Eugenia Grandet" de Balzac.
En este caso concreto se hace más evidente que el conocimiento de los idiomas no es garantía suficiente para lograr una buena traducción. Se requiere, además, una condicion indispensable de la cual carece absolutamente Laín Martínez: la facultad de entendimiento. Debería haber tomado un curso de "comprensión de textos" para no traicionar el pensamiento del autor y, por lo tanto, no tendríamos necesidad de protestar a nombre de Balzac. El asunto es más delicado si tomamos en cuenta que "Eugénie Grandet" es, entre todas las obras maestras que componen "La comedia humana", la novela más abordable por su narrativa, de encantadora sencillez. Por esto mismo, no se explican los tropiezos del traductor sino a través de la irreflexión.
En la obra de Balzac, las largas descripciones que preceden la acción del drama fastidian a menudo a los lectores no preparados, pero son necesarias para comprender la atmósfera que rodea y sitúa los personajes de sus novelas dentro de su justo marco social del siglo XIX. Pero, qué pensarán los nuevos iniciados colombianos a La Comedia Humana cuando tropiezan con la frase siguiente: "Los antiguos palacios de la ciudad vieja están situados en lo alto de una calle... " ¿Quién se imagina palacios en lo alto de una calle? Balzac menciona "les anciens hotels de la vieille ville sont situés en haut de cette rue... ". En la literatura francesa, hasta el final del siglo XIX, se menciona mucho la palabra "hotel" o también "hotel particulier", propiedades de familias adineradas que son simplemente unas residencias, confundidas por el traductor con "palacios". En la misma página 10 traduce "un sou de marchandise" por "un sueldo de mercancía", habiendo debido decir "un centavo de mercancía", a menos que haya pensado que, hoy día, apenas alcanza "un sueldo" para poca mercancía.
Página 38: "¡Espantosa condición la humana! No hay ni una de sus venturas que se deba a la ignorancia" por la frase de Balzac "Affreuse condition de l 'homme! il n'y a pas de ses bonheurs qui ne vienne d'une ignorance quelconque". (El subrayado de esta frase para destacar el error). Ahí el error es más grave porque contradice el pensamiento del autor. La frase correcta podría traducirse así: "No hay ni una de sus venturas que no se deba a la ignorancia".
Hay en la página 65 una traducción muy divertida. Balzac describe minuciosamente, en esta escena, el arreglo personal de Eugenia. La vemos absorbida en sí misma para impresionar a su primo parisiense; cuida todos los detalles de su peinado y de su ropa y viene la parte que confundió al traductor. Dice textualmente Balzac: "Elle mit ses bas neufs et ses plus jolis souliers. Elle se laça droit, sans passer d'oeillets".
Esta última expresión, "se laca droft", del verbo "se lacer", se refiere al corsset que se ajusta Eugénie, pasando los cordones de esta prenda por todos los ojales, sin saltar ninguno, con el fin de dar más esbeltez a su torso. El señor Laín Martínez traduce: "Se puso medias nuevas y sus mejores zapatos, y se anudó los cordones sin pasarlos por los ojetes". ¿Qué diría Balzac si viera a su muy esmerada Eugenia convertida, para los lectores colombianos, en una hippie, con los cordones sin pasar por los ojales y sin su bien apretado corset?
En la página 68 hay otra divertida traducción: "Su bien torneado busto, cuidadosamente velado, atraía las miradas y la hacía soñar". Escribe Balzac: ' Le corsage bombé, soigneusement violé, attirait le regard et faisait rever", que dice lo siguiente en español: hacía soñar, pero de ninguna manera a Eugénie. En la misma página hay otra falta pero nada divertida.
Dice Balzac: "... ce peintre, amoureux d'un si rare modele, eut trouvé tout a coup dans le visage d'Eugénie la noblesse innée qui s'ignore; " que se convierte en español en lo siguiente: "... ese pintor, enamorado de tan raro modelo, hubiera encontrado inmediatamente en el rostro de Eugenia la nobleza innata que ella ignoraba". Balzac se refiere a la nobleza innata que se ignoraba a sí misma. Sin comentarios.
Para completar, faltan algunas réplicas en ciertos diálogos que bien pueden originarse en la imprenta, acusando a su vez muy poca seriedad. Estos son los errores encontrados en este libro hasta la página 68 y, confiemos, para provecho de los lectores colombianos, que el traductor no haya tropezado con otras dificultades en esta obra. ¿O habrá necesidad de traducir más al traductor?
Lydia Ramírez