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Jorge Herralde, de editorial Anagrama, y Manuel Borrás, de editorial Pre-textos . son dos de los editores independientes que estarán presentes en la Feria del Libro

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Un debate con altura

La XX Feria Internacional del Libro de Bogotá abre sus puertas el 19 de abril. Uno de los eventos más importantes es el Encuentro Internacional de Editores Literarios. Ellos debatirán sobre la concentración del mercado de los libros.

Luis Fernando Afanador
14 de abril de 2007

Un fantasma recorre el mundo editorial: el de la concentración. Esta frase de Alejandro Katz, director del Fondo de Cultura Económica en Argentina, resume muy bien la inquietud de muchos lectores frente a los profundos cambios que en los últimos años han ocurrido en la industria del libro. Grandes grupos editoriales contra editores independientes: se trata de un debate de capital importancia para el futuro del libro y al cual no es ajena la industria editorial colombiana ni el lector corriente que puede medir sus efectos prácticos desde la misma forma en que se presentan las novedades en la vitrina de su librería favorita. Por esta razón, constituye un acierto que los organizadores de la Feria del Libro de Bogotá no sólo lo hayan incluido como tema central, sino haber invitado al debate destacados editores nacionales e internacionales.

La concentración y la aparición de grandes grupos económicos, un fenómeno característico de la sociedad globalizada, es, a juicio de Katz, un asunto aun más grave en el campo de la cultura. Además de absorber -y en algunos casos destruir- a los pequeños y medianos empresarios, implica también una grave amenaza a la sociedad civil: "En las industrias culturales la concentración de la producción y de la circulación de bienes en pocas -y con frecuencia toscas- manos, entraña riesgos sobre la diversidad y la calidad de la producción y del acceso a la cultura".

La primera voz de alarma sobre dichos cambios la dio André Shiffrin en un libro ya canónico sobre el tema, La edición sin editores. Shifrin, hijo del creador de la Pléiade (Gallimard) y editor de The New Press, una referencia obligada de la edición independiente, muestra allí cómo la estrategia de los grupos multinacionales es adquirir el control de todos los medios de comunicación, de la industria cinematográfica y disquera, la televisión, Internet y, por supuesto, de la industria editorial que de esa manera pierde su independencia y se convierte en parte de un engranaje: "El mundo editorial cada vez tendrá que hacer un lugar como auxiliar de otros medios de comunicación publicando libros que aumenten la popularidad de las películas y de los programas televisivos". Un panorama enrarecido que se complica aun más cuando los nuevos propietarios le exigen "a la rama editorial" unas ganancias similares a sus otras filiales, siempre muy superiores a las que usualmente ésta obtenía. Entonces, para cumplir con tales metas, los editores se ven obligados a replantear sus publicaciones: "La ficción de calidad, la historia del arte y la crítica han desaparecido de los catálogos de estos grandes grupos. Ahora la política es la de pagar importantes adelantos a favor de lo que se espera que sea un éxito de ventas. Pero cada grupo sigue la misma política y los adelantos aumentan más allá de lo que se puede esperar razonablemente por la venta de un libro". Estos anticipos, que en algunos casos son exorbitantes, van a la cuenta de pérdidas y para compensar el editor se ve obligado a eliminar las obras de tiradas medias: todos los recursos disponibles deben estar en función del marketing y la publicidad de la gran apuesta. Shiffrin pone el ejemplo de la editorial Harper Collins, en Londres, que despidió empleados para cubrir el anticipo de 32 millones de dólares que le dio a Jeffrey Archer.

Para Manuel Borras, editor de Pre-Textos, la anterior circunstancia se convierte en una ventaja para las pequeñas editoriales que tienen mucha más oportunidad de supervivencia de lo que la gente cree porque necesitan un mínimo de recursos. "En Pre-Textos somos seis personas y no necesitamos vender más de 3.000 ejemplares de un libro -aunque en algunos casos hemos superado los 10.000 con un título- mientras que un editor a escala mayor necesita a veces hasta 120 personas y vender al menos 25.000 ejemplares". De todas maneras, a él no lo desvela el tema y considera que ha podido desarrollar su trabajo sin problemas: "Yo no sé, ni me importa, cómo se puede combatir a los grandes grupos editoriales. Lo que sí sé es que a la tontería e insolvencia literarias en boga, sólo se les puede oponer buena literatura. El reto de un editor informado, pues, es saber escoger lo mejor para sus lectores aplicando un criterio de excelencia riguroso. Después que éstos, que suelen ser honestos, inteligentes e independientes, elijan entre lo mucho que se les ofrece". Jorge Herralde, editor de Anagrama, va en esa misma línea: "El nicho natural de la edición independiente es la excelencia, el rigor, el trabajo bien hecho, con imaginación y tenacidad, combinando las virtudes del esprinter en el día a día, con las del corredor de fondo". Igual sucede con Jaume Vallcorba, editor de Acantilado: "Una editorial es una empresa, y como tal tiene el propósito de poner en circulación libros para que se vendan, con los que se hace negocio. Pero también tiene la misión de preservar el patrimonio cultural y recuperar voces importantes para los lectores y para la historia de la literatura".

De otra parte, hay quienes consideran apocalípticas las opiniones de Shifrin o están en abierto desacuerdo con sus planteamientos. Es el caso de Claudio López, coordinador editorial de Random House Mondadori: "¿A los grandes grupos sólo les interesa los libros de mucha venta? A eso yo respondo con que en la editorial para la que yo trabajo (gran monopolio, como bien saben ustedes) publico a Lobo Antunes, J.M. Coetzee, V.S. Naipaul, Orham Pamuk, etc. Cuatro de los últimos cinco premios Nobel publican en Mondadori; los dos últimos National Book Award son autores de Mondadori; de los seis finalistas de este año al Premio Impac (el más importante premio irlandés, antesala del Nobel) cinco publican en mi grupo... ¿Hace falta algún dato más? En cuanto a que a las editoriales independientes les interesa la calidad y no las ventas, ¿hay que recordar aquí que fue una pequeña editorial independiente, Umbriel, la que ha publicado 'El código Da Vinci'".

Por el panorama descrito, es previsible esperar un debate polémico, interesante y de gran nivel. Como para alquilar balcón.