Asistimos los aficiona-dos a los toros a una temporada que, si bien es cierto respondió a las expectativas, no es menos cierto que a la postre resultó muy distinta a la que se nos anunciaba inicialmente en los carteles. En efecto, los diestros Rivera Ordóñez y Manuel Díaz 'El Cordobés', quienes figuraban como base de cartel, no actuaron. Igual cosa ocurrió con Enrique Ponce, quien fue sustituido en una comparecencia por Juan Mora. Convendría una aclaración por parte de la empresa, ya que no se nos ha dicho nada oficial al respecto. Según los dimes y diretes, los diestros anunciados se descolgaron del cartel por voluntad propia; así pues la corporación tiene la palabra.'El Cordobés' fue reemplazado por Fernando Cámara, quien para suerte de todos, tuvo una actuación destacada, pero en ningún caso respondía este diestro al nivel ni a la categoría de figura, por ser un torero hoy por hoy, de reducidísima circulación en España.En síntesis, la película fue otra, que por azar fue un acierto, como fue el caso del reemplazo de Rivera Ordóñez por don Pedro de Portugal, al decir de 'Rehilete', igual podría afirmarse de la corrida celebrada el 28 de enero, en que hubo la necesidad de sustituir tres toros de Ernesto González, por no cumplir con los requisitos previstos en el reglamento, (bien por la junta técnica), con un añadido de tres ejemplares de la ganadería de Achuri Viejo. Cabría así mismo preguntar: ¿falta de previsión de la empresa? o ¿falta de seriedad del ganadero? El año pasado en un diario de la capital recalcábamos la necesidad de seleccionar y contratar las ganaderías con la debida antelación y absoluta independencia. De este modo se evitaría tener que recurrir a la figura de la corrida de toros remendada. ¿De qué estigma adolecen las ganaderías de Clara Sierra y Mondoñedo?, por citar un ejemplo. ¿Qué papel desempeña el veedor de la corporación?.¿Y qué decir de las corridas amarradas? Podría señalarse que si ello consulta fórmulas legales, es algo de no muy buen recibo por parte de los aficionados. Todo ello obedece en mi sentir a que no se rematan equilibradamente los carteles, lo que se reflejó claramente en la taquilla. Ojo, muchos claros en los tendidos.Sin embargo dentro de este orden de ideas, es justo reconocer que la temporada de toros tuvo un desarrollo positivo, no sólo por los protagonistas del arte de 'Cúchares' que allí actuaron, sino por la presentación en general de las ganaderías colombianas y españolas que se lidiaron. Bien por los señores de la corporación por su esfuerzo en acertar.GanaderíasEn términos generales, con algunas excepciones, cumplieron. Los toros españoles procedentes de la ganadería de Torrealta, tuvieron un magnífico desempeño. Configuraron la nota más relevante de toda la temporada. Uno de los ejemplares lidiado por César Rincón, fue indultado por la presidencia, por su extraordinaria clase y buen comportamiento en todos los tercios de la lidia. No así el toro lidiado por Enrique Ponce que si bien se prestó a muchos y variados muletazos, no tuvo buena conducta con los de a caballo. He aquí el primer error de la presidencia al conceder el perdón.Igual cosa no podría afirmarse de la otra ganadería española, la de Victoriano del Río. Dos de estos muy terciados y el resto rayando con la mansedumbre. No todos los toros por ser españoles resultan aptos para el lucimiento, como fácilmente se puede comprobar en las temporadas que se celebran en la Península Ibérica.De la ganaderías colombianas merece especial mención, la de Guachicono por su excelente presentación y encaste. Bien podría haber sido lidiada en la feria de Pamplona. La procedente de Abraham Domínguez se destacó por su espléndida presencia y, la de Ernesto Gutiérrez con menos culata, se dejó torear.De los toros de propiedad de Ernesto González, uno que correspondió a César Rincón, extraordinariamente lidiado por éste, se destacó por su buen encaste y bravura, codicioso y empleándose a cabalidad en los engaños.Los diestrosSería casi imposible, en tan corto espacio, referirme a todos los diestros que participaron en el ferial taurino bogotano, razón por la cual paso a mencionar los que a mi juicio deben destacarse.César Rincón. Tenemos una inmensa e inconmensurable figura del toreo mundial. Sin abrigar duda es el momento de más madurez y cuajo de esta gran personalidad taurina, como quiera que ya es uno de los toreros catalogados como de Madrid. Reúne en este momento Rincón, las esencias más puras del toreo. Su hondura y su profundidad, fueron las notas más sobresalientes de sus ejecutorias, y por eso fue el ganador del trofeo de Bogotá. Pero sin duda, su más meritoria y brillante labor la plasmó el día 28 de enero, con el toro de Ernesto González que fue la faena más artística y honda de la temporada, mostrándonos cómo se miden las distancias, cómo se acompañan las embestidas, cómo se someten los toros por bajo y cómo se ejecuta a ley la suerte suprema. Oh gloria inmarcesible, oh júbilo inmortal.Vicente Barrera. Gran acierto fue la inclusión de Barrera en los carteles. Un diestro de exquisitos perfiles y de enorme personalidad. Amanoletado, al decir de unos, pero con la diferencia de vaciar los toros hacia adentro. Qué lentitud con la que torea. Es un torero de marca y va a decir muchas cosas este año en España, faltándole quizás, mayor madurez y profesionalismo a la hora de matar.Pedrito de Portugal. Como lo afirmaba el año pasado, es un diestro que muestra en sus actuaciones ser un torero fino y de perfil artístico. Hasta el momento es más de la periferia que del fondo mismo del toreo. Valiente y arrogante, de muchas florituras pero sin la cadencia y profundidad que se requieren para exaltarlo a figura del toreo. Benevolente la presidencia al concederle los máximos trofeos en la última de la temporada, si se tiene en cuenta que la faena fue más marginal que otra cosa y culminada con una estocada defectuosa. Vale la pena anotar que el toro era un manso desentendido, aquellos de los que van y vienen, sin ningún peligro. Es un torero de los que hay que esperar.Nelson Segura. Nos demostró en su única comparecencia, ser uno de los diestros colombianos de mayor oficio y profesionalismo. Certero en la suerte suprema y ello le va a representar muchas orejas, con un futuro muy promisorio que, a mi juicio, lo debería refrendar este año en México y posteriormente en España. Enhorabuena Nelson.Enrique Ponce. Siendo una gran figura, en mi criterio se equivocó malévolamente al pedir eximir de la muerte al toro de Torrealta que le tocó en suerte y que, como anoté, fue mal indultado por la presidencia. En esta ocasión dio muchos pases sin dejar huella.Joselito. Esta recia figura no tuvo suerte con los toros que le correspondieron en los sorteos. No obstante nos demostró una vez más, las maneras serias y artísticas con que este diestro madrileño concibe el toreo.Juan Mora. Con sellos de voluntad y arrojo. En esta coyuntura lo vimos algo precipitado, sin las maneras elegantes y naturales con que había engalanado otras veces a la afición bogotana.Pepín Liria. Sin poseer arte, cabe señalarlo como un diestro valeroso y de gran pundonor. Se jugó su humanidad en la corrida de Abraham Domínguez.Javier Conde. Este torero malagueño pasó inédito, con destellos algo semejantes a los de Rafael de Paula. De todas maneras muy frágil y requiere de un toro muy especial.En cuanto a los demás diestros colombianos tuvieron gran mérito. César Camacho, Pepe Manrique, Dinastía, Diego González y Sebastián Vargas, registraron actuaciones muy decorosas, naturalmente habida cuenta de las pocas oportunidades que les ofrece nuestra geografía taurina.La presidenciaNo es mi deseo criticar a mis distinguidos amigos que gobiernan el palco presidencial, pues no pongo en tela de juicio sus conocimientos sobre tauromaquia, pero sí debo advertir sobre su generosidad en materia de otorgamiento de premios, vacilaciones en los cambios de tercio y demás funciones taurinas que incumben a la presidencia. En efecto, se otorgaron un montón de orejas que no se merecían los coletudos, e indultos claramente injustificados, todo ello en menoscabo de la categoría de la plaza de toros de Bogotá.Con ánimo constructivo, debo señalar que la función primordial de la presidencia es, entre otras cosas, la de servir de instrumento orientador de los espectadores para corregir la opinión muchas veces errática de estos. Se nota un afán inexplicable de complacer al respetable, sin tomar conciencia de que estas actitudes conllevan a que nuestra plaza se torne cada vez más en un circo de tercera categoría. Sólo con una posición rígida y severa de los señores de usía, sin temor a las presiones del público, lograremos que la de Santamaría vuelva a ocupar el puesto y el nivel que se merece y que, hoy por hoy, se hallan perdidos.El públicoCada vez más desorientado y complaciente, por decir lo menos. El resultado de una corrida de toros no siempre lo dicen las orejas cortadas. Ignoramos cuál es el papel que desempeñan las instituciones taurinas, como entes que deben contribuir en la orientación general del público. La entrega emocional de éste, trae como consecuencia ineludible que los toreros de turno nos tomen del pelo.