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VUELTA AL PASADO

Un ciclo de películas del cine mudo norteamericano, oxigena la cartelera de los teatros capitalinos.

21 de marzo de 1983

El Centro Colombo Americano ha programado un ciclo de películas realizadas entre los años 1919 y 1925, que lleva por título "La Maduración del Cine Mudo Norteamericano". Son seis películas realizadas por directores como D.W. Griffith, Henry King, Harold Lloyd, John Ford, Buster Keaton y Erich von Stroheim, las cuales vienen a oxigenar a una pobre cartelera asfixiada por la pornografía, los karatecas, las comedias fáciles, los dramas sensibleros y demás géneros banales que se han acomodado tranquilamente en los teatros del país.
Esta vuelta al pasado, tiene entre otros múltiples encantos, el poder apreciar el trabajo de algunos de los actores que comenzaron a llenar el firmamento de las estrellas que durante la primera mitad de este siglo resplandecieron en Hollywood. Tal es el caso de Lillian Gish, a quien se tendrá oportunidad de ver actuar en "Capullos rotos" de Griffith, o el de Richard Barthelmess, otro de los protagonistas de la misma cinta. En esta película, filmada a través de una tela de gasa que añadía una dimensión etérea a la huerfanita de Londres (Gish) protegida por un chino (Barthelmess) a quien su embrutecido padrastro la golpea hasta la muerte, Lillian Gish recrea en miniatura las emociones características de los rasgos delicados y cuerpos pequeños del tipo de actriz preferido por Griffith, un kentuckiano por nacimiento y romántico por educación y cultura. Su caballerosa actitud hacia las mujeres, tradicional del sur de los EE.UU., quedaba reafirmada por una predisposición literaria hacia poetas victorianos tales como Browing y Tennyson, y novelistas románticos que también reprimían la sexualidad o la sublimaban hasta el grado de idealización que permitían las convenciones de la época. "Para mí -decía Griffith- el tipo ideal para el estrellato femenino no tiene nada de carnal, ninguna de las características de la sensualidad. Mis peliculas muestran el tipo a que me refiero. Los comentaristas lo han descrito como el tipo espiritual". De ahí que en "Capullos rotos" haya una escena bastante incómoda para Griffith. La huerfanita ha abandonado a su padrastro y está durmiendo en la casa del chino. En ese momento los ojos de Richard Barthelmess aparecen en un gran primer plano, mientras se acerca a la cama donde reposa Lillian Gish, seguido de un plano medio de su cabeza estirada hacia adelante, en una más que afectuosa contemplación de su cuerpo Entonces, bruscamente, besa el vestido oriental que le ha regalado; y el subtítulo "Su amor permanece puro" hace desaparecer cualquier resto de sospecha en el espectador.
Por otro lado, en "Capullos Rotos" Richard Barthelmess fue la revelación del momento con su papel de chino solitario, impasible y enamorado. Desde el comienzo de la película, cuando el chino recibe la bendición de un budista antes de su viaje a Londres, la cara inmóvil de Barthelmess cobra una gran tensión, para más tarde adoptar una gran fijeza de líneas que contrasta con la difusamente enfocada niebla de Londres que lo envuelve.
Sin embargo, la consagración definitiva de Richard Barthelmess sólo llega dos años más tarde con una película de Henry King titulada "El Bueno de David" y que también podrá ser apreciada dentro del ciclo. En ella, Barthelmess implantó un modelo de héroe norteamericano que perduró, con diferentes estrellas, hasta bien entrados los años treinta e incluso los cuarenta. Sobre todo los rasgos de David, el protagonista de la historia de un muchacho campesino que trata de probarse a sí mismo que es un hombre, fueron repartidos entre los héroes de la pantalla que le sucedieron: John Gilbert heredó su tenacidad combativa, James Stewart su desaliño campesino, Henry Fonda su americanismo incontaminado y Gary Cooper su carga de conciencia. El héroe que Barthelmess representa en "El Bueno de David" es un muchacho de maneras viriles y virtudes sencillas, que acepta un trabajo decidido a persistir en él y hacerlo bien, que mira tímidamente a las muchachas, pero que es amado por la única en la que ha puesto su corazón. Es el muchacho rural norteamericano, de buen corazón y sin mayores complicaciones en la vida.