No es raro que las grandes celebraciones terminen en tragedia. La última película de Dago García Producciones, dirigida por Juan Camilo Pinzón, apela a esas situaciones para lograr una tragicomedia que gira en torno al ‘traguito’. A la familia Rodríguez y a sus vecinos de Las Delicias, el típico barrio del sur de Bogotá, los acecha un periodista que realiza un documental sobre el consumo de licor en una familia tradicional colombiana. El bautismo, la primera comunión, los quince años, el grado, la fiesta de la empresa y hasta el matrimonio son pretextos perfectos para que los protagonistas le den rienda suelta a la alegría que, impulsada por un buen trago, provocará cómicos y absurdos desastres con los que el público se sentirá identificado. Es una muestra de cómo nuestras tradiciones están acompañadas del infaltable trago y sus estragos. El sello de Dago está presente en la fotografía pintoresca, en los chistes locales, en la expresión de la idiosincrasia popular y de la cotidianeidad. Hay un humor simple pero efectivo. “Dago García producciones trae una película sin ninguna pretensión más allá de divertirnos, entretenernos y de pasar un buen rato para compartir en familia”, afirma Aida Morales, una de las protagonistas. “Esta es una película acerca de esa costumbre muy nacional que tenemos de estar celebrando y de estar celebrando cada que podemos con el infaltable traguito”, dijo Dago García en diálogo con Blu radio. La película cuenta con un elenco de lujo encabezado por Waldo Urrego, Aida Morales, Ernesto Benjumea, Katherine Porto, Mabel Moreno y otra decena de actores nacionales de primera línea. Como suele ser, “esta es una película con la mentalidad nacional muy arraigada”, dijo Waldo Urrego. Es un cine popular pero no vulgar. No se acude a sensacionalismos, no hay groserías ni obscenidades. Lo que hay es una comprensión al alcance de todos, una historia común para el colombiano de a pie. A partir del 25 de diciembre ‘Uno al año no hace daño’ estará en las salas de cine del país, una fecha que justamente cae en un buen momento para retratar los desastres y las alegrías de las celebraciones navideñas.