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Han jugado dos finales, una ha ido para cada uno, es hora del desempate. | Foto: AP

BRASIL 2014

Cero y van tres

Es la final que más veces se ha jugado en la historia. Alemanes y argentinos también se han visto las caras en otras circunstancias mundialistas.

Eduardo Arias
12 de julio de 2014

El duelo en mundiales entre dos de las más grandes potencias del fútbol se remonta al Mundial de Suecia de 1958. Argentina, que había estado ausente del torneo por 24 años (su última participación había sido con un equipo amateur en el Mundial de Italia de 1934) debutó ante Alemania Federal, que defendía el título que habían ganado, de manera milagrosa, en el Mundial de Suiza de 1954. En este encuentro Alemania Federal se impuso 3 a 1, con dos goles de Helmuth Rahn (uno de los héroes de Berna cuatro años atrás) y Uwe Seeler. Por Argentina descontó ‘el loco’ Omar Orestes Corbatta. Argentina se iría humillada del mundial en esta primera fase al caer goleada 6 a 1 por Checoslovaquia y Alemania terminaría en la cuarta posición.

En el Mundial de Inglaterra de 1966 Alemania Federal y Argentina se enfrentaron de nuevo en la fase de grupos y empataron sin goles en un juego muy intenso y bastante disputado. Argentina caería 1 a 0 ante Inglaterra en cuartos de final, y Alemania quedaría subcampeona al perder, también ante Inglaterra, por cuatro goles a dos en 120 minutos de juego.

Desde entonces, argentinos y alemanes siempre se han enfrentado en partidos determinantes. El primero de ellos fue la final del Mundial de México de 1986. Argentina llegó a esa instancia luego de haber realizado una campaña poco menos que impecable: un empate ante Italia en la fase de grupos, de resto victorias en los 90 minutos de juego, aunque una de ellas, ante Inglaterra, con un gol con la mano de Maradona. En cambio, los alemanes habían pasado a octavos de manera angustiosa con empate ante Uruguay, triunfo ante Escocia y derrota ante Dinamarca, y luego una definición con lanzamientos desde el punto penal en cuartos de final ante México. Sólo habían mostrado algo de solidez ante Francia en la semifinal, que ganaron 2 a 0.

Así que a nadie sorprendió que los argentinos se limitaran a tramitar el partido tras el gol de José Luis Brown y a sentirse campeones cuando Jorge Valdano marcó el segundo. Sin embargo, Alemania es Alemania, y de manera increíble logró empatar en jugadas de pelota quieta gracias a Kart-Heinz Rummenigge y Rudi Völler. Los alemanes, entusiasmados tras su inesperada resurrección, intentaron ganar el partido en los 90 minutos. Se lanzaron al ataque y pagaron muy caro su osadía, pues Maradona le puso un balón en profundidad a Jorge Burruchaga, quien llegó al marco alemán libre de marca y anotó el gol decisivo. Argentina ganó su segundo Mundial y Alemania, que había sido finalista en España 82, tuvo que conformarse de nuevo con el segundo puesto.

Cuatro años más tarde se repitió la historia, pero al revés. Alemania llegó a la final con el rótulo de superfavorita tras un comienzo espectacular en la fase de grupos (4 a 1 a Yugoslavia, 5 a 1 a Emiratos Árabes Unidos, el famoso 1 a 1 con Colombia) y un soberbio triunfo 2 a 1 en octavos de final frente a la Holanda de Gullit, Van Basten y compañía. Luego no les fue tan fácil avanzar. Le ganaron con dificultad 1 a 0 a Checoslovaquia en cuartos de final, y empataron a un gol ante Inglaterra en 120 minutos y pasaron a la final tras los lanzamientos desde el punto penal.

Argentina, en cambio, había llegado como mejor tercero tras perder con Camerún 1 a 0, vencer 2 a 0 a la URSS (con la gran ayuda del árbitro) y empatar de manera angustiosa 1 a 1 ante Rumania. En octavos vencieron milagrosamente a un Brasil muy superior 1 a 0; en cuartos empataron sin goles ante Yugoslavia y clasificaron en los penales, y en la semifinal dieron el otro gran golpe del campeonato a sacar al equipo de casa, Italia, tras un empate a un gol en 120 minutos y definición con lanzamientos desde el punto penal.

Los alemanes, además de ser muy superiores a los argentinos, enfrentaban a un rival plagado de jugadores lesionados y suspendidos, que jugó con una alineación improvisada. Aún así, a los alemanes les costó muchísimo trabajo descifrar el entramado defensivo que tejió Argentina. Cuando la hasta entonces peor final de la historia de los mundiales amenazaba con irse a 30 minutos más de suplicio futbolístico, el juez Codesal pitó una muy dudosa falta de Sensini a Völler dentro del área y decretó penal.

Sergio Goycochea, el máximo héroe nacional argentino del momento tras haberles detenido disparos a los yugoslavos e italianos en las anteriores definiciones por penales, esta vez fue incapaz de parar el potente y muy esquinado cobro de Andreas Brehme, que le permitió al equipo alemán proclamarse campeón del mundo por tercera vez.

En 2006, durante el Mundial de Alemania, los argentinos y los dueños de casa se encontraron en cuartos de final. Abrió el marcador Roberto Ayala y Miroslav Klose logró el empate para Alemania. Ambos goles fueron de cabeza. Tras los 120 minutos de juego persistió el empate y Alemanaza, con lanzamientos desde el punto penal, clasificó a semifinales y eliminó a Argentina. Uno de los hechos más recordados de aquel lance fueron “los papelitos” con los que el arquero alemán Lehman se informaba de cómo cobraba usualmente los penales cada uno de los jugadores argentinos.

En la semifinal de aquel torneo Alemania cayó ante Italia 2 a 0 en 120 minutos y obtuvo el tercer lugar al vencer 3 a 0 a Portugal.


Hace cuatro años volvieron a verse ambos equipos en cuartos de final y Alemania vapuleó 4 a 0 al equipo dirigido por Diego Maradona. Abrió el marcador Thomas Müller a los tres minutos del primer tiempo. En el segundo tiempo Miroslav Klose aumentó la cuenta. El tercero lo marcó Friedrich y el cuarto y definitivo gol lo anotó de nuevo Klose.

Argentina regresó a casa sin pena ni gloria, mientras que Alemania cayó 1 a 0 en semifinales ante España y ocupó el tercer lugar tras vencer 3 a 2 a Uruguay.