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EL ARCO VACIO

Con la muerte de Lev Yashin, el fútbol pierde al mejor de los porteros

23 de abril de 1990

Ningún otro ruso ha permanecido tanto en el recuerdo de loS colombianos como Lev Yashin. Ni Lenin ni Stalin pudieron desterrarlo de la memoria de millones de aficionados al fútbol. Por eso el pasado miércoles 21 de marzo, cuando se conoció la noticia de su muerte los aficionados regresaron 28 años en el tiempo.

El 3 de junio de 1962, en el marco de la Copa Mundo de Chile, las escuadras de Colombia y la URSS se enfrentaron en el estadio Carlos Ditborn de la ciudad de Arica. Los colombianos, que por primera vez participaban en un Mundial no llamaban mucho la atención y se esperaba una fenomenal goleada por parte de los soviéticos. Pero las 8.040 personas que asistieron al estadio--que dejaron una taquilla de 23.680 dólares- fueron testigos de una de las páginas más recordadas de ese certamen. A los 23 minutos del segundo tiempo, los colombianos perdían por 4-1 y, a pesar de los intentos por remontar el marcador, todo parecía indicar que la catástrofe podía ser mayor. En ese momento, el árbitro brasilero Etzel Filho pitó un tiro de esquina a favor de Colombia. El gran Yashin puso a un defensa a cubrir el primer palo, mientras el barranquillero Marcos Coll acomodaba el balón en el vértice. En el país, la gente no se desprendía de los radios y no perdía la esperanza. Coll cobró con curva hacia adentro, el defensa se desacomodó y por el hueco que dejó se coló la bola.
Parecía increíble. Por primera y única vez en su vida, Yashin había sido castigado con un gol olímpico. Eso habría sido suficiente honor pero, animada con esa anotación y aprovechando el desconcierto de los rivales, la selección colombiana empató las acciones. La "Araña Negra" jamás olvidó esa tarde.

Lev Yashin nació el 22 de octubre de 1929, en Moscú. Desde pequeño mostró sus inclinaciones futbolísticas y era común que se pasara las tardes enteras jugando con una bola de trapo. Como él mismo lo dijo hace algunos meses en una entrevista para la revista soviética Enfoque Internacional, "jugar con un balón de cuero era para nosotros toda una fiesta".
Vinieron luego los años de la Segunda Guerra Mundial y el muchacho entró a trabajar como cerrajero en una fábrica. A la hora del almuerzo armaban partidos en el patio de la factoría y desde entonces Yashin se destacó en el arco. Además, ocupó el mismo puesto en encuentros juveniles de hockey. Muy pronto pasó a ser portero titular de la selección juvenil de su país y en 1953 se convirtió en el primer portero--y el único hasta el momento--en ganar el "Balón de Oro" al mejor jugador del continente europeo. En 1956 ganó la medalla de oro con la selección olimpica, en Melbourne. La Eurocopa no se le podía escapar y en 1960 se la llevó para su Moscú natal. Fueron muchos los galardones que ganó, pero hasta el final sintió tristeza por no haber conquistado un Mundial.

Durante toda su vida como deportista activo guardó los tres palos del Dínamo de Moscú. Hombre culto, hablaba varios idiomas--entre ellos el español--, fue cautivado por el fútbol latinoamericano cuando enfrentó a los brasileros en la Copa Mundo Suecia-58. Siempre fue enfático al afirmar que el picante del latinoamericano es parte importante del espectáculo. "Los latinoamericanos no están acostumbrados al fútbol brutal, su actuación es menos cohibida (que la de los europeos), más graciosa, está llena de improvisaciones. Y eso es algo que le gusta a todo el mundo, le gusta al público, lo que es muy importante: consiste que los futbolistas salimos al campo para que los hinchas disfruten del juego, de tiros, fintas, pases y dribles extraordinarios. Este ha sido siempre el lado fuerte de los jugadores brasilenos y argentinos", le dijo a finales del año pasado a Enfoque. Su interés por el fútbol suramericano llegó a tal punto que hizo un extenso viaje por el Brasil y trabajó con las escuadras profesionales de los clubes Fluminense, Botafogo y Palmeiras, con el único interés de conocer a fondo su juego.

Sereno, ágil, preciso en todos sus movimientos, Yashin fue considerado por Pelé como el mejor guardameta del mundo. Bajo los tres palos era un maestro por su agilidad y seguridad, y también lo era como arquero de área.
Vestido siempre de negro, al estilo de los grandes como Zamora, en América se le conoció como la "Araña Negra" pero también lo llamaron "El Pulpo" y "El Guardián de Hierro".
Logró mantenerse en la cúspide en una época de grandes arqueros como el inglés Gordon Banks y el argentino Amadeo Carrizo, quien al conocer la noticia de su muerte afirmó haberse inspirado en la famosa "Araña". Su última aparición en copas mundiales tuvo lugar en México-70, adonde llegó como suplente. Dos años más tarde se retiró del fútbol activo y aún se recuerda la gran fiesta con que se le despidió en el estadio del Dínamo, el mismo en el que en agosto pasado se le rindió un cálido homenaje con motivo de su cumpleaños número 60.
Fue una de sus últimas apariciones en público, antes de que un cáncer estomacal se lo llevara para siempre.

Fue el primer deportista en la historia de la URSS en ser declarado "Héroe del Trabajo Socialista", título que le otorgaron hace apenas unas semanas. Tras su retiro siguió vinculado al Dínamo y fue nombrado director del Departamento de Fútbol del Comité Nacional de Deportes de su país, cargo que debió abandonar a mediados de la década pasada, cuando le fue amputada una pierna. Decidió entonces trabajar con la juventud a través de charlas informales en las que transmitía sus experiencias y alentaba a sus admiradores para que amaran al fútbol.

Yashin, que fue tentado en la década de los 60 por equipos tan famosos como el Juventus de Turin y el Flamengo de Rio de Janeiro, no necesitó dar el salto a occidente para alcanzar la fama. Desde los arcos del Dínamo y de la selección de la URSS se hizo acreedor a una fama que ya es leyenda. El "gigante bueno" será recordado no sólo por sus espectaculares atajadas, sino por ser todo un caballero en la cancha.-