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EL PELOTERO MAYOR

Destacada actuación de un colombiano en las Grandes Ligas

16 de julio de 1984

"Joaco" se dice Jackie en inglés. Así le dicen los compañeros gringos de su equipo, complicados en su lengua con el nombre de Joaquín. De él, sólo saben que es colombiano y que juega bien. Es su primera temporada allí en Boston, con los Medias Rojas y ya mandó a las duchas por un rato al exparacortos titular de la novena, el norteamericano Glenn Hoffman.
Joaquín Gutiérrez es uno de los siete hijos de un atleta cartagenero que brilló en Colombia. Se llamaba Campo Elías Gutiérrez y fue varias veces campeón nacional de los 100 metros planos. Los Gutiérrez han sido siempre deportistas. Un hermano de "Joaco" es también atleta, como el padre, y como el padre y su hermano también es atleta Alma Rosa, alguna vez titular colombiana de los mismos cien. Además Alma Rosa, por los azares que produce Cupido en la vida, terminó casada con Orlando "Ñato" Ramírez, quien fue el compatriota que precedió a Joaquín Gutiérrez, en las Grandes Ligas. Porque colombianos en las Mayores sólo ha habido tres: de atrás hacia adelante, Joaco, el "Ñato" y Luis Castro, los tres de Cartagena, éste último con los Atléticos de Filadelfia durante una temporada en 1903, cuando creo que ni usted ni yo habíamos nacido.
Joaquín Gutiérrez integró la Selección Bolívar en el año 77, pero curiosamente no jugó béisbol aficionado sino en Barranquilla. Otto Garzón, que se conoce todas las bolas calientes de este deporte, sostiene la tesis de que todos los cartageneros que le han dado gloria a Colombia, saltaron a la fama desde Barranquilla, y pone ejemplos : "Pambelé", "Rocky" Valdés, los Cardona y hasta "Petaca" Rodríguez. Con "Joaco" no se equivoca. Fue jugando en Barranquilla que lo vio un scout venezolano, una especie de fisgón que anda buscando estrellas potenciales por el mundo, y lo recomendó a la organización del béisbol profesional norteamericano. Gutiérrez, que toda su vida había servido el campo corto, era entonces el campo corto del equipo "Aguila" pero el entonces manager de la novena cervecera, Johnny Lipon, lo pasó a tercera, para entregarle su posición al estadounidense Cliff Wherry. Gutiérrez se enfureció y no son pocos quienes creen que este emocional episodio influyó en su decisión de trasladarse a la Florida.
Siete años tuvieron que pasar para que Joaquín Gutiérrez llegara a los Medias Rojas de Boston New Britain y Pawtucket fueron sus anteriores equipos, escaló categorías y en la temporada del año pasado se puso las medias grandes en los últimos cinco partidos. "Me demostró que podía jugar", dijo Ralph Houk, el manager de la novena. "En los entrenamientos de este año, lo hizo mejor que Hoffman y le quitó el puesto". Pero la cosa no ha sido fácil. Esa disputa de Gutiérrez y Hoffman por el campo corto, por ejemplo, se definió cuando pudo comprobarse que el colombiano lo hacía menos mal que el otro. Es que los dos cometían errores, Joaquín Gutiérrez lanzaba a tercera base de manera equivocada y Hoffman fallaba mucho con el bate; tanto, que sus propios fanáticos de Boston lo abucheaban. Sobre el plato, Gutiérrez lo hacía mejor. Nunca ha sido lo que llaman los entendidos un buen bateador, pero difícilmente se poncha. "Choca bien la bola", es lo que dicen. En todo caso, Joaquín Gutiérrez se quedó con el short. Le dieron un cheque por 42 mil 500 dólares, que es como el salario mínimo en Grandes Ligas, y empezaron a creerle. Mucho después,eso sí, de su primer partido en esta temporada, para él fatal. Jugaban contra el California. Los Medias Rojas tenían la victoria en el bolsillo. Ganaban 1-0 al cierre de la novena entrada, que es--para los legos--como en el fútbol el último minuto del partido. Iban dos outs. Faltaba uno. Bateaba el rival, que tenía un hombre en tercera. La bola rodó fácil hacia Gutiérrez, el colombiano la agarró pero soltó mal a primera permitiendo con su error la derrota de su equipo dos carreras contra una. Tan fatal como botar un penalty. Como producir un autogol. Pero Houk siguió confiando en "Joaco".
Y éste, en los últimos meses, le ha respondido muy bien. Con la ayuda de José Martínez, su amigo y coach de los Reales de Kansas City, solucionó sus lanzamientos fallidos y ahora no comete errores. Al bate mete sus buenos hits. Ha sido la figura central de los partidos más recientes y ya la prensa norteamericana lo destaca. Leemos de sus hazañas a través de los cables internacionales y quienes conocen de su disciplina saben que muy pronto el cartagenero estará a la altura de otros monstruos que han integrado antes que él la alineación de los Medias Rojas: Luis Aparicio, Juan Marichal y Orlando Cepeda.
Por lo pronto, podrá negociar un nuevo contrato para el 85. Basta ya de salarios mínimos. El año entrante, dicen los que saben, como Otto, Joaquín Gutiérrez se podrá estar ganando, por lo bajo, unos 250 mil dólares... -