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EL REPUNTE DE McENROE

El tenista norteamericano nuevamente en las primeras casillas del ranking

6 de diciembre de 1982

A pesar de perder la final de Wimbledon y de no haber logrado su cuarto título consecutivo en el abierto de los Estados Unidos, John McEnroe parece dispuesto a mantenerse como el número uno del tenis mundial. Tal vez este año las computadoras tengan más en cuenta la victorias de Jimmy Connors en Wimbledon y Flushing Meadow o el puntaje que el checo Lendl ha acumulado en el Grand Prix.
En el mundo del tenis, la ubicación de los tenistas al terminar el año las decide un cerebro electrónico que, muy probablemente, no tendrá en cuenta el repunte de McEnroe, ya que éste comenzó demasiado tarde, en medio del otoño, cuando los grandes torneos ya han pasado. Pero esta semana ganó el abierto de Tokio, y en Perth, Australia, masacró a Bjorn Borg en sólo 54 minutos, demostrando que su poderío sigue siendo el mismo que lo consagró el año anterior como el mejor tenista del mundo.
RESCATA TORNEOS
A pesar de haber nacido en Wiesbaden, una pequeña ciudad de Alemania, John Patrick McEnroe es tal vez el más patriota de los tenistas estadinenses. Para él, la Copa Davis es una prioridad que otros consagrados han desperdiciado porque no es un buen negocio. Este año, dos días después de perder la final de Wimbledon, viajó a San Luis para defender los colores de su país y ganó el punto decisivo que clasificó a Estados Unidos, luego de derrotar al precoz talento sueco Mats Wilander en un épico partido. Y estará comandanda en Grenoble, Francia, el equipo norteamericano que le disputará a Francia la final de la Copa Davis.
A pesar de su actitud ante los árbitros, siempre dispuesto a discutir sus decisiones, y de la antipatia que su nombre despierta en mucha gente que ve sus partidos sólo para verlo perder y para silbarlo cada vez que comete algún error, McEnroe es uno de esos tenistas capaces de rescatar un torneo con su sola presencia. No sólo Estados Unidos había perdido la supremacia en la Copa Davis desde que sus grandes figuras preferían inscribirse en torneos más rentables. La misma Copa Davis parecía condenada a desaparecer sin remedio en medio de la indiferencia de los aficionados. Este año, la expectativa que ha despertado la final que enfrentará a Francia y a los Estados Unidos le devuelve otra vez la importancia que tenía antaño. Y allá en los Alpes, John McEnroe estará defendiendo el prestigio del tenis de su país, mientras miles de aficionados sueñan con la victoria de Francia. O del que sea, con tal que pierda John McEnroe.