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LOS HEREDEROS DEL BALON

La final del campeonato colombiano de fútbol dejó asomar las cabezas de quienes pueden ser los sucesores de la corte de Maturana.

9 de enero de 1995

LA MAYORIA DE los colombianos creen firmemente que la selección de fútbol estará en el próximo mundial. Y posiblemente así sea; pero de llegar a Francia 98, Colombia será diferente.

Algunos de los jugadores que tradicionalmente han estado en la selección nacional ya no vestirán la camiseta tricolor: Carlos Valderrama, 'Barrabás' Gómez, Luis Carlos Perea, el 'Chonto' Herrera y Leonel Alvarez serán algunos de los que no van a ir a Europa en 1998..

De esa generación de futbolistas, que se gestó durante los años 80, tal vez vuelvan a representar a Colombia algunos de los que hoy militan en el fútbol extranjero, como Miguel Guerrero y Albeiro Usuriaga, así como otros de los que aún están el país, como el arquero Oscar Córdoba.

Sin duda alguna el fracaso en el mundial de Estados Unidos marcó drásticamente el final de un ciclo que tuvo inolvidables momentos de gloria para el fútbol colombiano, opacados infortunadamente en la última Copa Mundo por las actuaciones de un grupo que llegó sobredimensionado y que se estrelló con la realidad de no tener disciplina ni seriedad.

Para algunos, hasta hace muy poco el medio campo y la parte creativa de ese grupo era prácticamente irreemplazable. Pero el torneo finalización ha dejado al descubierto una camada de jugadores que tienen todas las condiciones para llegar a sustituir -en unos años- a esas figuras.

Llegan con la ventaja de haber visto en cabeza de otros los estragos de una fama mal manejada: los escándalos del 'Tino', los desaciertos del 'Tren' y el 'Pibe' les mostraron que en el fútbol las cosas se deben tomar con calma y, sobre todo, con madurez.

HAY QUE SOÑAR DESPACIO
Si bien es cierto que los nuevos jugadores son talentosos, es justo reconocer que aún les falta experiencia. Hasta el comienzo de la fina] del campeonato fueron tres los que demostraron, a pesar de sus pocos años, que son conscientes de estar iniciando un proceso.

El primero de estas nuevas semillas es John Mario Ramírez, el número 10 de Millonarios, quien se convirtió en una pieza clave para su equipo durante los últimos cuatro meses. Ha impuesto el ritmo de juego, haciendo pausas y lanzando pelotas bien dirigidas a sus compañeros.

Otro de esta nueva era es Giovanni Hernández, del Once Caldas, quien con apenas 17 años demostró ser uno de los más ágiles del torneo; cuando arranca puede sacar con facilidad a dos y hasta tres contrarios. Tiene la desventaja de ser muy liviano físicamente, pero es un defecto que puede arreglarse en el futuro.

El último de esta camada es Arley Betancur, del Deportivo Cali. A su corta edad es quizás el de más experiencia de los tres, pues tuvo la fortuna de haber estado en la sub-23 campeona suramericana. Es armador, luchador y, además de meterle ganas al juego, se maneja muy bien en cualquier sector del medio campo.

Por ahora sólo el tiempo podrá decir si estos muchachos tienen las condiciones para ser los iniciadores de un nuevo proceso. Lo cierto es que ellos son la prueba de que con el fin de la era Maturana no terminó el fútbol colombiano, como muchos creyeron. Tan sólo marcó el inicio de un nuevo período, en el cual se está demostrando que en Colombia aún hay mucho por venir.