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A UN PASO DE LA GLORIA

Sólo 90 minutos separan a la Selección Colombia del Mundial Italia 90.

20 de noviembre de 1989

Todo el mundo se quedó con las ganas. A pesar del triunfo del domingo 15 sobre Israel, tanto los jugadores como el cuerpo técnico y los aficionados no pudieron disimular su desagrado por una presentación que estuvo muy por debajo de lo esperado. A la hora de los balances lo que importa son los dos puntos, la triunfo. Los comentaristas deportivos se contagiaron del buen ánimo del estratega colombiano y algunos llegaron hasta a aventurar abultados marcadores. Sin embargo, en la cancha Israel estuvo a punto de salirse con la suya y, si no es por el solitario gol de Albeiro Usuriaga en el minuto 73, Colombia estaría ahora con un pie tener a la delantera nacional. Claro que la mejor ventaja de los visitantes fue la que le otorgó el local. No es descabellado afirmar que Colombia jugó mal si se tiene en cuenta que el rival no ofreció ningún peligro en el ataque y que la función de marca no ofreció ningún riesgo. Con esta tranquilidad, los hombres de Maturana debieron dedicarse a pensar en función estrictamente ofensiva, cosa que hicieron pero sin el orden requerido.

Si bien era poco lo que se conocía de la selección de Israel antes del encuentro, se sabía a ciencia cierta de su gran capacidad en el juego aéreo y para deducirlo bastaba mirar la ficha técnica de sus jugadores de defensa con un promedio de altura respetable.

A lo largo del encuentro la selección colombiana mostró una infinita superioridad frente a su rival. En el manejo del balón y en la fundamentación técnica los de Maturana fueron superiores. Los israelíes tuvieron a su favor el coraje, el buen estado físico y una buena disposición para la labor defensiva sin grandes argumentos pero con la fuerza suficiente para demitad del tiquete para Italia-90. Pero, si se tiene en cuenta que los 90 minutos que faltan se jugarán el próximo domingo en campo ajeno y ante un rival obligado a ganar, el asunto no deja de ser preocupante.

Las expectativas de un triunfo apabullante partieron del propio cuerpo técnico de la selección. En la semana anterior al encuentro, Francisco Maturana se mostró muy confiado en el arquero milita en el fútbol escocés y no es un secreto que esa es la liga en la que están los mejores cabeceadores del mundo. Lo cierto es que a la hora del partido los delanteros colombianos se cansaron de enviar centros que terminaron en las manos del guardameta Ginzburg y en la cabeza de los espigados defensas. Y la culpa de eso no fue únicamente de los delanteros sino también de los volantes de ataque, que en ningún momento lograron llegar con balón dominado al área rival. Ni Redín (que salió para el segundo tiempo por Usuriaga) ni Valderrama ni Fajardo estuvieron a la altura. Cayeron fácilmente en el anticipo de la zaga contraria y buscaron resultados con pelotazos inútiles para Hernández e Iguarán, este último celosamente custodiado por los centrales israelíes que no le cedieron ni un centímetro para que despegara en su mortal pique.

Por su control del juego aéreo, por desviar un tiro de Redín que llevaba sello de gol en el primer tiempo y por la ingenuidad de la delantera colombiana, Ginzburg es el único nombre israelí que los colombianos se aprendieron. De resto, se trata de un equipo fuerte, leal en su juego pero sin argumentos de ataque. Falta ver qué muestra en Tel Aviv el próximo domingo, pero si, como es de esperarse, sale a buscar el arco de Higuita en su afán por lograr un triunfo que lo deje con vida, el contragolpe y la habilidad de los colombianos pueden dar resultados.

Faltan 90 minutos para que un sueño de 27 años se haga realidad.
Desde Chile-62 los colombianos están esperando participar nuevamente en una Copa Mundo. Es una ilusión que en ocasiones estuvo al alcance de las manos, como aquella vez en que la selección de Bilardo perdió por diferencia de goles su paso a Argentina-78, y que ahora puede ser realidad. La selección de Maturana es la mejor en la historia futbolística nacional, la que ha realizado el trabajo más serio y continuado y la de mejor fútbol. Su calidad es tal que, a pesar de haber jugado con apenas un 50% de sus capacidades durante la eliminatoria, está a punto de lograr la meta.

El empate en Tel Aviv es suficiente.
Pero hay que pensar en el triunfo. Es necesario ganar para llegar a Italia con la frente en alto. Luego de que el triunfo en la primera parte de la eliminatoria corriera por cuenta de Ecuador, es necesario refrendar con goles un derecho adquirido con el buen juego un cupo en la fiesta de los mejores.-