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ATERRIZAJE FORZOSO

La Aeronáutica Civil reduce unilateralmente los vuelos entre Colombia y Europa para ayudar a Avianca

3 de diciembre de 1984


El gobierno decidió finalmente tomar cartas en la crisis de Avianca. Después de pérdidas el año pasado de 2.900 millones de dólares y expectativas no menos pesimistas para 1984, la Aeronáutica Civil consideró que había que "darle la mano a la compañía" para garantizar su supervivencia. Una comunicación de Juan Guillermo Penagos, director de la Aeronáutica, enviada a los gerentes de las compañías Lufthansa y Air France, así como a las embajadas de Alemania y Francia, en la que se informaba de la suspensión de un vuelo semanal a Bogotá por parte de cada aerolínea, constituyó la manifestación clara del gobierno de allanarle el camino a la empresa colombiana para que alivie sus quebrantos financieros.

La decisión del viernes anterior, no obedeció a un capricho del país, sino a la falta de opciones de solución, resaltadas por los acreedores de la compañía. Tal como lo anotara una veintena de bancos internacionales que el pasado 4 de octubre dirigieran un memorando a las directivas y accionistas de la empresa, al igual que a varios miembros del gobierno, "la compañía ha sostenido pérdidas sustanciales en el pasado que han erosionado su capital hasta un nivel inaceptable". Y agregaba: "una parte mayor de esas pérdidas pasadas, como también de las pérdidas potenciales futuras, han venido o vendrán de sus operaciones internacionales. . . "

Dentro de ese marco, los acreedores proponían un plan de austeridad de seis puntos, entre los que se incluían un pago de 45 millones de dólares correspondientes a deuda externa (de un total de 250 millones) dentro de los próximos dos años; consecución de 40 millones de dólares adicionales, de los cuales 30 serían destinados a capital de trabajo; garantización de los préstamos con activos de la compañía; y un incremento de por lo menos un 10% en las tarifas aéreas nacionales unido a cambios en las rutas internacionales.

En el poco tiempo que ha transcurrido desde que el memorando fuera presentado, se han hecho algunos intentos en el sentido que señala el documento. Sin embargo, el de más alcance fue el recorte de vuelos de la semana pasada, en el que, a cambio, Avianca suspendió uno de sus tres itinerarios semanales tanto a Frankfurt como a París. La decisión le ahorra a la compañía, en opinión de uno de sus directivos, "20 millones de dólares en pérdidas que produciría sostener la ruta en las condiciones prevías". Hace un mes se llegó a un arreglo similar con Iberia, donde la compañía española y la nacional acordaron cancelar un vuelo semanal a Madrid.

Amén de ser sorpresiva, la medida causó escozor entre los representantes de las aerolíneas europeas por ser tomada de manera unilateral. En Air France, por ejemplo, se obligó a la cancelación inmediata de un vuelo que debía llegar el domingo a Bogotá afectándose un número de pasajeros estimado en 120. Pero más allá de la noticia, los europeos argumentaron que no existía justificación para el cierre de un vuelo a la semana. Según ellos, su capacidad estaba copada en un ciento por ciento y ello hacía totalmente ridícula una medida encaminada a aumentar los índices de ocupación de los aviones, cuando éstos ya llegaban al tope. En opinión de un ejecutivo que pidió permanecer anónimo, "Avianca está haciendo que todos paguemos por su falta de eficiencia en el servicio".

A su vez, la compañía nacional aplaudió la decisión de la Aeronáutica Civil en forma abierta. Según diferentes directivos de Avianca, el problema radica en que los europeos están haciendo dumping (rebajando el precio artificialmente) en los pasajes vendidos en el viejo continente. De tal manera, un tiquete Frankfurt-Bogotá, cuyo precio en Colombia se acerca a los 1.100 dólares, en Alemania cuesta unos 600, cifra que no alcanza a cubrir los costos y que exigiría un nivel de ocupación de equilibrio del 104% en el caso de Avianca. Ante tal situación, la aerolínea colombiana argumenta que al quitarse una frecuencia de cada país no habrá más incentivos para mantener los precios actuales en Europa, y éstos acabarán siendo iguales a los que se cobran aquí. Como si fuera poco, Avianca insiste en que el lleno de las naves europeas obedece a que la ruta sigue hasta Lima, después de pasar por Bogotá, motivo por el cual el país no se beneficia de un flujo considerable de turistas, pues la mayoría van hasta el Perú.

Aunque los europeos hablan de utilidades para sus respectivas compañías, un directivo de Avianca insistió en que "tanto Lufthansa como Air France están perdiendo dinero actualmente con las rebajas de tarifas". Y agregó: "lo que pasa es que mientras para nosotros los vuelos a Europa constituyen el 30% de nuestras operaciones, para ellos los vuelos a Bogotá apenas si llegan a ser un 1% de los que realizan, con lo que una pérdida es despreciable con tal de mantener cierto control territorial".
Las cifras de la parte colombiana indican que en el trayecto Bogotá-Miami la tarifa promedio por pasajero es de 10 centavos de dólar por milla y dentro de Europa sube a 14 centavos. Sin embargo, con las rebajas, las rutas europeas de Avianca bajan a un promedio de 41