TRABAJADORES
Confidencias de un conflicto laboral: el viceministro de Trabajo, Edwin Palma, habló de la huelga, de política, de Ecopetrol...
En entrevista con SEMANA cuenta cómo llegó a su cargo y a la junta de Ecopetrol. Tanto él como la ministra son sindicalistas, pero enfrentan una huelga en casa, que completa dos meses sin solución. ¿qué sucede?.
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SEMANA: ¿Por qué como viceministro de Relaciones Laborales ha estado alejado del conflicto en su Ministerio?
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Edwin Palma: Técnicamente, acompañar e intentar solucionar un conflicto puede que esté en nuestro Viceministerio, pero los presuntos incumplimientos que alegan los sindicatos y el relacionamiento con ellos dependen de la Secretaría General del Ministerio del Trabajo, porque son sus funcionarios. Y la ministra ha decidido abordarlo a nivel de su despacho. Nosotros hemos estado allí, a través de la Dirección de Derechos Fundamentales. Pero esta es una huelga especial, está dirigida al Ministerio.
SEMANA: La ciudadanía tiene la percepción de que ese conflicto laboral ha tenido un mal manejo. ¿Qué opina?
E.P.: En los muchos años de experiencia que tengo en este tema, siempre he dicho que todas las huelgas se pueden evitar. Después que una huelga arranca, en la medida en que pasen los días, se complica más. Hay que tratar de arreglarla desde el inicio, porque cada día que pasa hay un nuevo dolor en las partes. Esto es una teoría general de cómo abordar los conflictos.
SEMANA: ¿Qué cree que ha fallado?
E.P.: La causa que originó el conflicto, según los trabajadores, es un incumplimiento de una obligación económica del acuerdo de negociación colectiva. Yo hice parte de esa negociación, que siempre fue supervisada y orientada por la señora ministra y todo el equipo que estuvo ahí. Creo que la administración hizo lo que le correspondía para cumplir, pero no se comunicó bien. Esa falta de comunicación asertiva, a mi juicio, ha conducido a esta situación.
SEMANA: ¿En qué momento se rompió el diálogo?
E.P.: Este no ha sido un tema intempestivo, sino que ha ido escalando. Cuando hubo la primera alerta, debió abordarse con la seriedad que implica conversar con sus organizaciones sindicales. Insisto en que ha faltado comunicación asertiva.
SEMANA: Si ya hubo agresiones de parte y parte, ¿ahora cómo se puede resolver?
E.P.: Ya ha pasado mucho tiempo, las heridas son cada día más profundas. Lo que a mi juicio no debió hacerse fue dividir a la gente entre los que querían trabajar y los que querían ir a la huelga. Eso no fue adecuado desde el punto de vista legal, político ni ético. Terminaron dividiendo a los sindicatos. La gente puede entrar a trabajar, pero no va a estar motivada ni para mover un expediente.
SEMANA: Usted es reconocido por una trayectoria sindicalista. La ministra, también. ¿Por qué pareciera que no tienen buena relación?
E.P.: Honestamente, no sé. Cuando la ministra iba saliendo del mundo sindical, yo apenas iba entrando. Somos dos generaciones diferentes. Nosotros no nos conocíamos, a pesar de venir del mundo sindical; ella, del magisterio, y yo, del sector petrolero. Cuando empezó el gobierno, me puse a su total disposición, le hablé de lo que aspiraba a hacer, porque, al final, nosotros en campaña hicimos promesas. Yo hice campaña como miembro de la lista al Congreso del Pacto Histórico. A mí me alcanzaron a llamar en enero, pero renuncié a la curul para trabajar en el Ministerio.
SEMANA: ¿No era mejor una vida política que estar subordinado en el Ejecutivo?
E.P.: Creo que tomé la mejor decisión. Arrancamos en agosto de 2022. Empezamos bien. Luego, ella comenzó a hacer su equipo y a rodearse de su gente de confianza. No sé bien qué pasó. Simplemente, seguí haciendo mis funciones en el marco de lo que me permite la ley y es lo que sigo haciendo: promover el diálogo social, defender los derechos humanos en el trabajo, acompañar a las empresas, a los sindicatos, a las entidades.
SEMANA: Pero ¿hay o no una pelea entre usted y la ministra?
E.P.: Mal haría en pelear con ella. La ministra es la ministra. Ella tiene todas las herramientas, todo el poder. No tengo ninguna pelea con ella. Lo que he hecho es seguir trabajando. Al final, fue el presidente el que me ubicó aquí y a él me debo.
SEMANA: ¿Por qué, si usted participó en la campaña a la presidencia de Petro y se dice que tiene interlocución directa con él, le dieron un viceministerio?
E.P.: Uno no sabe qué piensa el presidente en estos asuntos.
SEMANA: ¿Pero nunca conversó con él acerca de qué puesto podía tener?
E.P.: Sí, y era este.
SEMANA: ¿Y como exintegrante de la USO (sindicato de Ecopetrol) no le interesaba más ser presidente de Ecopetrol?
E.P.: Ese cargo requiere mucho. Mire solamente todos los ajustes que se necesitaron para llegar a la Junta Directiva de Ecopetrol, además, en medio de una lucha de poder profunda. Una lucha interna incluso, porque, como se ha reconocido públicamente, fue el exministro Ocampo (José Antonio) el que no dejó que yo llegara una vez que el presidente lo quiso así. Ahí jugó un papel fundamental la pasada administración de Ecopetrol. El presidente ha querido muchas cosas.
🚨 En este momento en sede central del MinTrabajo, han sido retenidos en el ascensor por sindicatos minoritarios, varios funcionarios/as y contratistas que intentaron ingresar a trabajar.
— MinTrabajo (@MintrabajoCol) July 22, 2024
A las personas retenidas no les permiten ingresar al baño, violando sus derechos humanos.
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SEMANA: Se dice que el presidente quiere trabajar con quienes hagan caso y Ocampo no hacía mucho caso. De ahí los relevos...
E.P.: Sí, hubo muchas diferencias, porque no solamente fue el tema de Ecopetrol, también el de la Federación de Cafeteros. Más allá de eso, Ocampo jugó un papel fundamental en el inicio del gobierno, sacando adelante la reforma tributaria, a pesar de las decisiones de la Corte Constitucional. De hecho, creo que desde afuera el exministro sigue defendiendo una política tributaria justa.
El presidente hizo los cambios y los sigue haciendo. Como él lo ha dicho, hay que cumplirle a la gente que votó por nosotros. Hay gente que se dejó llevar por el miedo, por la indecisión y no se hicieron los cambios, y hay que hacerlos, pues ya nos quedan dos años.
SEMANA: Dos años es bastante tiempo. Cómo piensa manejar la relación con el equipo de la ministra, porque ya a usted le han despedido asesores.
E.P.: Todavía guardo la esperanza de poder conversar con la ministra sobre esa situación. Si no, será esperar qué decide el presidente.
SEMANA: Se acercan las elecciones de 2026. ¿Se retiraría para hacer campaña?
E.P.: El calendario electoral arranca en marzo del otro año. No tengo ningún problema en hacer esa labor.
SEMANA: Le insisto. Entonces, si ese es su interés, ¿por qué se fue al Ejecutivo y no por la carrera política?
E.P.: Por dos razones fundamentales. Una, para ser miembro de la Junta Directiva de Ecopetrol. Creo que es una reivindicación política muy importante, un mensaje que quería enviar el presidente: es posible que un extrabajador pueda llegar a la máxima dirección de la compañía.
La segunda, porque él es el jefe, yo no me mando solo. Soy una pieza de un proyecto político que lidera hoy el presidente Petro. Él dirá, juegue aquí en el Congreso o terminemos gobierno hasta 2026, lo cual implica inhabilitarse; o podrá decir: necesito gente en la calle haciendo campaña.
SEMANA: De la reforma laboral fue retirado un bloque de 20 artículos y a usted le encargaron redactar las medidas para meterlas vía decretos. ¿Por qué?
E.P.: Son ocho borradores de decretos alrededor de los cuales, a mi juicio, hubo desinformación. No se trata de sacar vía decreto lo que se archivó en la reforma. Son temas que la complementan y que se pueden hacer con las facultades del Gobierno para reglamentar leyes.
Lo que se busca es actualizar normas que vienen de hace 70 años y técnicamente se puede hacer por decreto. Hay otras temáticas que son de reserva de ley. Entre los borradores de decreto está, por ejemplo, un tribunal de arbitramento, que se basa en una norma de 2016 y ahora hay que incorporarle temas digitales.
SEMANA: Da la impresión de que al no tener mayorías en el Congreso se legisla por decreto. ¿Eso es correcto?
E.P.: Cuando no se tienen las mayorías en el Parlamento, hay que mirar qué se puede hacer por decreto. Hay facultades en la Constitución y la jurisprudencia que señalan los límites de hasta dónde se puede y hasta dónde no.
SEMANA: Pero es algo que entra en reversa, como proveniente de un Gobierno autócrata.
E.P.: En los temas laborales, todos los Gobiernos han sacado normas por decreto.
SEMANA: Entonces, ¿para qué la reforma laboral?
E.P.: Porque hay cosas que tienen que ir por el Congreso. Por ejemplo, los recargos nocturnos, los dominicales. Tiene que ser por ley, porque se trata de dejar sin efecto otra ley, la de 2002.
SEMANA: ¿Qué opina sobre las críticas a la reforma laboral según las cuales solo beneficia al trabajador formal y no ataca el desempleo?
E.P.: Cuando se habla de trabajadores formales, nos estamos refiriendo a 11 millones de colombianos. No es una cifra chiquita, eso monta un presidente de la república. Son 11 millones de colombianos que, a pesar de tener empleo formal, no tienen un trabajo decente: en un 90 por ciento trabajan horas extras y dicen que no se las pagan. Los empresarios poco quieren hablar de la informalidad que surge producto del incumplimiento de la ley.
SEMANA: Aunque ya se está implementando la reducción gradual de la semana laboral a 42 horas, el presidente habla de 40 horas. ¿No le parece arriesgado sin haber resuelto el problema de la baja productividad?
E.P.: La evidencia empírica dice que, donde se ha reducido la jornada laboral, aumenta la productividad y favorece la generación de empleo. Desde 1998 en Francia se abordó la jornada de 38 horas. Hoy en España están en esa discusión. Nosotros estamos atrasadísimos, porque ya en el mundo están hablando de 38 horas y nosotros vamos en 46, y aun así lo vuelven una tragedia.
El efecto de las normas sociales se mide en el tiempo. El Financial Times presentó un estudio que concluyó que los trabajadores al tener más estabilidad consumían más y eso tenía un impacto positivo en la economía.
La productividad no está asociada solo al factor humano y al horario. Incluye la tecnología, la forma de organizar turnos y hasta la satisfacción del trabajador, porque si está insatisfecho es improductivo.