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EL 'ABC' DEL LAVADO DE DOLARES

Un abogado ecuatoriano publica desde hace cinco años en Estados Unidos un prestigioso boletín sobre la industria del lavado de dólares.

7 de marzo de 1994

HACE 20 AÑOS LAVAR DInero en Estados Unidos no era ilegal; simplemente era mal visto. Los depositantes llegaban a los bancos de Miami con fajos de billetes de cinco y 20 dólares metidos en cajas y maletines, y aunque nadie les preguntaba de dónde los habían sacado, desde el cajero hasta el gerente sabían que por la cantidad y por la facha de quien los cargaba el dinero venía de la venta de drogas.
Cuando a mediados de los años 70 el gobierno de Estados Unidos hizo cálculos del millonario caudal de divisas que estaba saliendo del país -y se percató de que al seguir el rastro de los narcodólares podía llegar a la raíz del negocio- el lavado de dinero se convirtió en un delito federal.
Pero la nueva ley la conocían a duras penas los agentes del gobierno entrenados para manejar operaciones especiales. Muchos directivos de los bancos y de las grandes corporaciones financieras quedaban sorprendidos cada vez que su banco aparecía implicado en publicitadas redadas financieras como Greenback (1980), Piscis (1986), C-Chase (1988) y Polar Cap (1989).
Aunque había muchos banqueros que sabían que la lavanderìa estaba funcionando en la trastienda, definitivamente faltaba información y prevención. A Charles Intriago se le ocurrió entonces la gran idea de su vida: en 1989 este abogado ecuatoriano, que se hizo a pulso en Estados Unidos, comenzó a publicar un modesto boletín mensual llamado Money Laundering Alert, en el que explicaba el alcance de las normas y comentaba las más novedosas modalidades de lavado.
El boletín fue un éxito. Los grandes bancos y funcionarios del Servicio de Rentas Internas se suscribieron en masa. Por fin alguien se atrevía a meterle el diente a un tema tan complejo como este. Hoy la publicación se distribuye a unos 1.350 suscriptores en 42 países y a un precio de 385 dólares por suscripción. El 25 por ciento de los suscriptores son dependencias del gobierno de Estados Unidos encargadas de investigar el lavado de dinero, agentes del FBI y de Scontland Yard. "Es una de las más originales ideas del mundo editorial en muchos años", comentó el Financial Times.
Además de original, es muy rentable. El negocio crece en un 20 por ciento anualmente. Después de operar en una pequeña oficina, la publicación se trasladó a una amplia sede de la Avenida Brickell de Miami, donde trabajan más de 20 empleados. La oficina despacha, además, videocintas y publicaciones especializadas.
Intriago no descarta la posibilidad de que entre los suscriptores haya lavadores de dólares profesionales que quieren estar al día en la actividad fiscalizadora para ingeniarse nuevas formas de eludir el control. Pero dice que es inevitable, así como es inevitable que algunos se hayan suscrito a la publicación como una manera de pagar indulgencias, pues un banco con cuentas canceladas puede ganar puntos ante las autoridades comprobando que sus directivos están suscritos a la publicación.
Alert publica la lista de los bancos sancionados por lavado de dinero, y hace reseñas de los resultados de operaciones antilavado y de la legislación internacional sobre el tema. Pero el boletín, que tiene generalmente de 8 a 10 páginas bicolores, no depende exclusivamente de las investigaciones oficiales. En enero de 1992, por ejemplo, publicó los resultados de un estudio de dos académicos de la Universidad Internacional de Florida, que mostraba empíricamente, por primera vez, cómo el comercio internacional podría servir como un camuflaje al narcolavado. El estudio encontró exorbitantes sobreprecios de productos importados a Estados Unidos, como cámaras instantáneas a 3.127 dólares, detectares de incendio a 653, sleeping bags a 1.500 y salsas para ensalada a 729 dólares la botella. Según los autores del estudio, que tuvo eco en la prensa internacional, los extraños sobreprecios podrían ser ganancias camufladas del narcotráfico.

EL DIRECTOR
Intriago, de 50 años, nació en Ecuador y llegó a Nueva York cuando era niño. Su madre trabajaba en una empresa textil como costurera. Con la idea de estar más cerca a gente de su tierra, los Intriago se trasladaron a Miami donde Charles terminó sus estudios de bachillerato y empezó la carrera de derecho en la Universidad de Florida.
Recién egresado en 1968 fue nombrado asistente de congresista en la Comisión de Asuntos Monetarios y Legales de la Cámara de Representantes. De 1975 a 1977 trabajó como fiscal en Florida y, después de varios años de práctica privada, se convenció de algo que siempre utiliza para empezar sus conferencias y que inspiró su idea de crear Alert: que el común denominador de todos los delitos, con excepción de los pasionales, es el dinero, y que en el caso del narcotráfico es el principal factor. "Por eso es lógico seguir el dinero sucio -dice Intriago-. Lo que a mí me sorprende es por qué les tomó tanto tiempo a los gobiernos llegar a esta conclusión".
Con un aporte financiero del acaudalado banquero venezolano Orlando Castro, que paradójicamente tuvo que afrontar años después una campaña difamatoria que lo acusaba de lavar dinero, Intriago imprimió su idea en octubre de 1989.
Como todo buen negocio, Alert tiene competencia. Es el boletín Current Trends in Money Laundering, publicado gratuitamente por el Departamento del Tesoro. Pero la competencia no le preocupa a Intriago. Al fin y al cabo un negocio como este del lavado, que sólo en Estados Unidos mueve entre 200.000 millones y 500.000 millones de dólares, daría incluso para montar un noticiero de televisión.