En abril de 2020, las ventas externas del país fueron de US$1.843,9 millones, una disminución de 52,3% con respecto al mismo periodo del año anterior (Dane). | Foto: Alexandra Ruiz / Semana

EMPLEO

El acertijo del desempleo en tiempos de la covid-19

En Colombia, el desempleo ya crecía antes de la pandemia, y se profundizó con su llegada; sin embargo, algunos sectores se han beneficiado al cubrir las necesidades propias del confinamiento. ¿Es la oportunidad para acelerar una reforma laboral?

25 de junio de 2020

Al cierre del año pasado, antes de conocerse la COVID-19, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su informe Perspectivas Sociales y de Empleo en el Mundo, vaticinaba un aumento de los desempleados en números absolutos: 190,3 millones. Hoy, esas cifras se quedaron cortas por las afectaciones económicas que ha causado la pandemia.

La OIT asegura que, en junio, se alcanzará la cifra de 195 millones de desempleados y que seguirá en aumento. Solo América Latina perderá 14 millones de empleos, según la entidad.

El panorama también resulta poco esperanzador para el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ya define esta crisis como ‘El Gran Confinamiento’ y, en términos económicos, la vislumbra mayor a la de la Gran Depresión de 1929.

Colombia no ha sido ajena a esta problemática, pues desde antes, la informalidad laboral había venido creciendo y con la detención del aparato productivo en el marco del aislamiento obligatorio, varios frentes siguen estancados y el número de personas desempleadas aumenta cada día.

En abril de 2020, la tasa de desempleo nacional fue de 19,8%, lo que significó un aumento de 9,5 puntos porcentuales frente al mismo mes del año pasado (10,3%).

Esto pone en situación de riesgo a un gran número de trabajadores, incluidos los informales, que deben tener ingresos diarios para amparar a sus familias.

Los retos para sacar adelante al país son grandes, pero, en medio de este panorama global, varios sectores se han visto beneficiados y le han sacado tajada a la crisis.

Sectores que crecen

Las cifras del Dane muestran que la ocupación en sectores como suministro de electricidad, gas y agua; información y comunicaciones; y minas y cantera han crecido; así como el de los domicilios que, a pesar de su informalidad, es un gran generador de ocupación.

Así lo corrobora José Ignacio López, director ejecutivo de Corficolombiana, quien afirma que los menos perjudicados son los sectores de servicios públicos y el minero energético, que ha logrado retener empleo.

Para Mauricio Santamaría Salamanca, presidente de Anif, si el aislamiento se alarga mucho más, ningún sector se beneficiará, pero afirma que hasta ahora “se ha visto algún beneficio en las telecomunicaciones, el agro, la electricidad, el gas y algunas industrias textileras”. Sectores que representan poco para el PIB.

Del lado de los que han logrado salir adelante está el gremio de los contact centers y BPO, que ha generado 15.000 puestos de trabajo nuevos, contribuyendo a disminuir el desempleo causado por la crisis. Actualmente, hay 595.000 trabajadores en esta industria.

“Los contact centers han sido organizaciones de soporte esenciales en medio de la crisis y han atendido los requerimientos de las personas en diferentes sectores como salud, bancario, telecomunicaciones y de alimentos”, asegura Ana Karina Quessep, líder del gremio.

Esto permitió que muchas compañías continuaran prestando sus servicios al desplazar la atención de sus clientes de las sucursales físicas a las virtuales. Este flujo de atenciones hizo crecer la demanda de los contact centers, que tuvieron que adecuarse rápidamente, con todas sus capacidades tecnológicas, para atender la demanda creciente.

Por su parte, el amplio mundo de los domicilios también se ha beneficiado con la pandemia. En Colombia no hay una cifra exacta de domiciliarios, pero solo en Bogotá puede pasar de 150.000 jóvenes que van y vienen por las calles capitalinas. “Todo ha cambiado. Ya no es solo pasar a un restaurante a recoger el pedido para el almuerzo del domingo”, dice Felipe Ossa, director ejecutivo de Domicilios.com

En estas plataformas de pedidos online, la reinvención tocó las puertas y la ampliación de los sistemas tecnológicos se tuvo que dar a la fuerza, porque sus servidores no resistían la gran afluencia de pedidos. Y lo lograron.

Nuestros domiciliarios han crecido en 48%, de forma exponencial, y hoy hacen uso de la plataforma”, asegura Ossa, quien afirma además que hoy ven un futuro muy positivo de crecimiento en el sector. Esto permitirá que, a mayor demanda de servicios, habiliten más espacios para que otros trabajadores puedan hacer uso de las aplicaciones como fuente de ingreso.

El fenómeno del desempleo

Es posible que en 2021 se recupere el nivel de personas empleadas, pero en condiciones diferentes, asegura Camilo Herrera; la informalidad aumentará, se crearán nuevos puestos de trabajo y algunas empresas reducirán sus nóminas. “Actualmente, en Colombia, la informalidad está cercana al 48%, en Bolivia es del 80%, y en EE. UU., del 28%”, dice el directivo.

Por su parte, López, de Corficolombiana, aún no logra descifrar el acertijo: a pesar del crecimiento que venía teniendo Colombia, también aumentaba el desempleo. “Desde el 2015, el mercado laboral del país ya mostraba una dinámica mediocre. A ciencia cierta no sabemos por qué la tasa de desempleo no estaba mejorando, en particular desde 2017, cuando la economía empezó a recuperarse”, advierte.

En tanto, Mauricio Olivera, director de Econometría Consultores, hace un análisis entre la informalidad y el desempleo. “Son dos fenómenos que se complementan, pero se pueden analizar de manera separada. El desempleo estaba creciendo antes de la llegada de la pandemia debido a cambios en la economía colombiana, desde la caída del precio del petróleo entre 2014 - 2015 y a la desaceleración en el gasto público. La informalidad es un fenómeno con muchas causas, entre ellas la falta de formación para el trabajo, una normatividad muy antigua que solo permite proteger a muy pocos y una realidad laboral diferente, que cambia día a día, y que la normatividad no cubre”.

Esta situación no solo se presenta en las ciudades colombianas. Según el más reciente informe sobre el mercado laboral, publicado por el DANE, el desempleo en las áreas rurales del país y en los pequeños municipios y corregimientos registró un aumento de 4,5%, comparado con abril de 2019. Para Leonardo Ariza, gerente general del gremio Acosemillas, en esta coyuntura es una prioridad nacional defender el empleo rural, del cual depende en buena medida la seguridad alimentaria del país.

¿Una reforma laboral urgente?

Pensar en una reforma laboral para que el empleo repunte no cae bien en algunos sectores de la economía. López, de Corficolombiana, aconseja que una vez superemos lo más álgido de la actual coyuntura es necesario hacer una serie de reformas estructurales que reduzcan las cargas de las empresas formales, incentive la creación de puestos de trabajo y revise el código del trabajo a la luz de las nuevas realidades del mercado laboral.

Pero no están dadas las condiciones para hacer una reforma laboral. El director de Raddar cree en una transformación cultural. “Es muy importante redefinir las normas laborales para que las personas quieran ser empleadas formalmente y los empleadores de todo tipo quieran hacerlo, y eso no se hace solo con una reforma laboral”.

Santamaría, de Anif, afirma que “tendremos que abordar seriamente el tema de impuestos a la nómina, salario mínimo y formas más adaptables y menos restrictivas de contratación”.

Para mejorar el empleo en Colombia, dicen los expertos, se debe romper el vínculo entre el salario mínimo y la afiliación a pensiones y salud, que excluye, por ley, al empleado de la posibilidad de tener un trabajo formal. Mientras no se aborden estos temas de fondo, la informalidad y el desempleo seguirán altos, coinciden los analistas.

Por otra parte, se necesita con urgencia la diversificación de la economía para exportar más bienes y por ende más valor, introducir mayor competencia en la economía y mejorar la productividad, especialmente del sector manufacturero.

Sin embargo, Olivera, de Econometría Consultores, sí ve una reforma laboral. “Es necesaria; incluso desde antes de la pandemia. Los cambios en el mercado laboral, que cada vez son más rápidos, debido en parte a la revolución tecnológica, hacen que tengamos una normatividad obsoleta, que excluye a muchas personas de la formalidad”, sostiene.

Una reforma laboral puede ayudar a combatir la informalidad, aceptando nuevas formas de trabajo que ya existen en el mercado laboral, pero, para generar, empleo es necesario tocar otros factores.

Por un lado, reformar el factor trabajo es necesario, pero no suficiente. Si no cambia el aparato productivo, la función de producción, es más complejo generar empleo. Por otro, aunque la formación para el trabajo no hace parte del código laboral, es esencial para la recuperación de esta crisis y el crecimiento en el largo plazo, con un trabajo productivo y una formación pertinente. “Además, reformas cada vez más necesarias como la pensional afectan también al mercado laboral y a las empresas”, comenta Olivera.

¿Qué ha hecho el gobierno?

Para algunos expertos, las medidas del Gobierno van bien encaminadas, porque buscan cuidar mayormente el empleo formal, que es el más difícil de recuperar. Una persona informal, que trabaja diariamente para tener un ingreso diario y cubrir sus necesidades, puede adaptarse más fácil a una nueva ocupación o a los cambios de este entorno; pero un empleado formal, que pierda el empleo, se demora mucho más en conseguir empleo.

Otros analistas consideran que las medidas del Gobierno no han sido suficientes. La destrucción de 5,4 millones de empleos en abril, lo demuestra. “Esto no es una acusación —aclara Olivera—. Ningún Gobierno en el mundo ha podido contener el choque en el empleo y en las empresas que ha traído la pandemia. La única política pública que encontraron los Estados en el mundo fue frenar la economía, lo que destruye empleos y empresas”.

Finalmente, el presidente de Raddar cree que un tropiezo hace que sigamos caminando con más cuidado. El mercado laboral es el alma de toda economía, porque al final, el empleo o la ocupación es el mayor indicador situacional.

Olivera finaliza afirmando que esta crisis puede verse como una gran oportunidad para generar grandes reformas y así resolver problemas estructurales. “La recuperación dependerá mucho del gasto público, pero también de grandes transformaciones que hagamos como sociedad, para construir un futuro promisorio”.

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