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El ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga, confía en que el Congreso le aprobará el ajuste tributario propuesto

IMPUESTOS

El 'articulito' de Óscar Iván

Después de tires y aflojes la reforma tributaria será aprobada en el Congreso. El contenido propuesto por el gobierno es moderado y sensato.

18 de julio de 2009

Uno de los proyectos económicos más importantes que deberá debatir el Congreso en la entrante legislatura será la reforma tributaria.

El gobierno lo ha llamado 'ajuste' tributario y empezó con un solo 'articulito', lo cual evoca el de Fabio Echeverri Correa en 2004, cuando se presentó la reelección presidencial inmediata.

El proyecto en realidad no es una reforma tributaria integral, sino unos artículos destinados a solucionar un problema estrictamente coyuntural.

El elemento central es extender el impuesto al patrimonio, que expirará en 2010. Sin embargo, se le han ido colgando otros asuntos relacionados con la necesidad de recortar algunas de las gabelas tributarias, y el gobierno quiere aprovechar la iniciativa para hacer un ajuste al Fondo Emprender, del Sena, que financia proyectos empresariales de aprendices y practicantes universitarios. Este último punto distrae la atención y abre una compuerta para que se le 'cuelguen' otros asuntos.

Con todo ello, la propuesta del gobierno suena sensata. La idea de que el impuesto al patrimonio no recaiga sobre la clase media y que sean los contribuyentes más pudientes (ver recuadro) quienes financien por cuatro años más la seguridad democrática tiene buena acogida entre los parlamentarios. La apoyan hasta los empresarios, así sea a regañadientes.

Y la intención de moderar los beneficios tributarios, básicamente en lo que tiene que ver con reducir del 40 al 30 por ciento la deducción por la compra de activos fijos y la no acumulación de privilegios en zonas francas, tiene buen ambiente en el Congreso, pues algunas de estas gabelas han sido duramente criticadas por producir beneficios exagerados a las empresas y al mismo tiempo tener un impacto fiscal enorme.

Por ejemplo, las empresas en zona franca pagan una tarifa de renta del 15 por ciento, pero si incluyeran el beneficio de la deducción por reinversión en activos fijos, terminarían con una tarifa del 9 por ciento. El gobierno quiere cerrar esta posibilidad.

El problema es que en el Congreso y frente a una reforma tributaria, la sensatez no ha sido históricamente la regla. Todo el mundo sabe que hay demasiados intereses en juego y cuentas de cobro que pueden cambiar los resultados de un momento a otro.

Además, esta es una legislatura en vísperas de un proceso electoral que, por experiencia se sabe, es una coyuntura inoportuna para un debate tributario.

El miércoles pasado el ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga, reunió a un grupo de académicos y dirigentes gremiales para buscar apoyo para la iniciativa, y la conclusión de todos los asistentes es que no es el mejor momento para presentar esta reforma, pues se podría correr el riesgo de abrir un espacio para que se le cuelgue de todo al proyecto y dar al traste con el propósito original.

Los académicos son partidarios de que el gobierno no se la juegue con lo que ha llamado ajuste y espere para presentar más adelante un proyecto verdaderamente estructural. El decano de economía de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria, dice que no vale la pena el desgaste por hacer una "reformita" rápida. "Se le quitaría espacio y oportunidad para que el gobierno entrante haga una verdadera reforma estructural. El tema fatiga".

Sin embargo, el gobierno sabe que todavía tiene sus mayorías y se la va a jugar, esperando poder controlar los 'micos' que seguramente intentarán meterle.

"Es nuestra responsabilidad dejar asegurada la financiación de la seguridad democrática y queremos dejarlo adelantado", dijo el ministro Zuluaga.

El problema de fondo es que el gobierno está en una verdadera encrucijada, pues el tema fiscal estará complicado a partir de 2010. Y con este proyecto de ley aspira a recaudar 2,1 billones de pesos anuales, equivalentes a 0,4 puntos del PIB, a partir de 2011.

En el presente año, la caída en el recaudo por efecto de la menor dinámica económica será del orden de 1,5 puntos del PIB, unos siete billones de pesos, pero para el entrante el faltante será de unos nueve billones de pesos.

Algunos analistas dicen que es manejable y que ya todos dan por descontado que el déficit fiscal se elevará.

Lo importante es que con la modificación al beneficio tributario de la deducción por inversión en activos fijos, se recuperarían para el fisco unos 800.000 millones de pesos. Y por ahí derecho, comenzaría a rectificar muchas de las 'gabelas' que ha entregado.

Camino Tortuoso
La verdad es que la historia reciente de las reformas tributarias ha mostrado que cambian radicalmente las propuestas. La última reforma que presentó el entonces ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla salió totalmente trasquilada.

El senador Gabriel Zapata, quien se está convirtiendo en el hombre clave de las reformas tributarias en el Congreso y parlamentario heredero de Víctor Renán Barco en esta materia, afirma que el éxito de la iniciativa dependerá de su contenido. En su criterio, si se presenta tal como el gobierno lo ha propuesto, no habría problemas en el Parlamento.

El senador Óscar Darío Pérez, también experto en asuntos tributarios, no desconoce que es un momento difícil para este tipo de debates, pero cree que es mejor hacerlo ya para garantizar recursos para la seguridad democrática. "Lo importante es que el gobierno se oponga desde ya a aceptar proposiciones en el trámite".

Ahora bien, el hecho de que los mismos empresarios, representados en el Consejo Gremial Nacional, prácticamente le hayan dado el visto bueno a la reforma tanto a la extensión del impuesto al patrimonio, con algunos reparos (ver recuadro), como la reducción de las 'gabelas' tributarias, hace pensar que no habrá mayor oposición en el Congreso, pues para los parlamentarios es muy importante la reacción que esto pueda tener entre el empresariado.

Definitivamente, aquí lo clave es que el proyecto se limite exclusivamente a estos puntos porque, de lo contrario, la reforma pasará de un 'articulito' a un árbol de navidad. Esto no lo quiere nadie ni le conviene al país.