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Uno de los grandes proyectos energéticos de Colombia entrará en operación en las próximas semanas. Se trata de Hidrosogamoso, que agregará 800 megavatios a la capacidad instalada del país. | Foto: Archivo SEMANA

HIDROELÉCTRICAS

Energía suficiente

Este año se pospuso la venta de Isagén y proyectos como El Quimbo y Nueva Esperanza enfrentaron retrasos y controversias. ¿Qué pasará en el 2015 si se cumplen los pronósticos sobre el fenómeno del Niño? Las perspectivas no son tan pesimistas.

29 de noviembre de 2014

La escasez de lluvias a principios del 2014 obligó a los generadores hidroeléctricos a conservar sus embalses y a satisfacer la demanda mediante la generación térmica. Como resultado, los precios en el mercado spot (de contado) de Colombia subieron a un máximo anual de 2,7 veces el más alto nivel registrado desde 2013.

En el corto plazo, la adecuada estrategia de los generadores fue recompensada y hoy en día los embalses del país están sanos y los precios mantienen un nivel relativamente normal. Para Alejandro Castañeda, director ejecutivo del gremio de generadores térmicos Andeg, Colombia se encuentra en una buena posición para enfrentar el fenómeno del Niño siempre y cuando este no se extienda más allá de marzo o abril de 2015, momento a partir del cual las presiones sobre los precios podrían aumentar.

Según Business Intelligence (BI) los niveles actuales de los embalses están en capacidad de solventar futuras fluctuaciones en la intensidad de las lluvias así como amortiguar presiones causadas por el crecimiento en la demanda energética del país la cual estará por encima del crecimiento presentado durante el 2014.

La Unidad de Planeación Minero Energética (Upme) – adscrita Ministerio de Minas y Energía- proyecta un aumento de la demanda eléctrica en Colombia del 2,4 por ciento en 2015 (en su escenario base), en línea con la proyección de crecimiento del país que, según el FMI podría estar en 4,5 por ciento –aunque para los analistas locales estará por debajo del 4 por ciento–.

Asimismo, para enfrentar los retos estructurales del sector en el largo plazo, la industria está bien posicionada: nueve nuevas plantas de energía tanto térmica como hidráulica están programadas para entrar en operación el próximo año, lo que representa alrededor del 11 por ciento de la capacidad instalada actual del país (14.700 MW).

En cuanto a los resultados financieros, en los últimos dos años los ingresos de la industria han crecido por encima del PIB. Si asumimos que esta relación se mantiene, el crecimiento de los ingresos promedio del sector superaría 10 por ciento el próximo año y se estima que las empresas de este sector reporten en promedio márgenes de EBITDA por encima de 31 por ciento anual y a la vez que se materialicen en flujo los proyectos en los que vienen implementando.

Durante el año pasado, los ingresos de las compañías se incrementaron a una tasa de 7,4 por ciento anual. No obstante, dado que tanto el 2013 como el 2014 han sido años con bajo nivel de lluvias y las compañía san teniendo que recurrir a las centrales térmicas para satisfacer la demanda, los márgenes de Ebitda de las empresas generadoras se vieron afectadas negativamente, pasando a un promedio de 31 por ciento en 2013, cifra por debajo del promedio de los años anteriores.  Asimismo las utilidades netas para estas compañías fueron positivas aunque inferiores a las reportadas en años anteriores en gran parte afectadas por una mayor carga impositiva para el sector.

Pese a los resultados, el sector ha continuado invertido fuertemente, pues al 30 de septiembre de 2014, sin incluir a la empresa generadora Gecelca,  las cinco empresas generadoras más grandes del país han destinado más de 2,8 billones de pesos (1.400 millones de dólares) en inversión. No obstante, los recursos estimados para culminar los proyectos en curso serán inferiores al monto total invertido durante el 2014 ya que el esfuerzo de capital ya fue realizado con excepción de Ituango de las Empresas Públicas de Medellín (EPM), el cual se estima una inversión de 5.500 millones de dólares.

Gran parte de los nuevos proyectos en desarrollo han sido financiados a través de deuda, lo que se hace evidente si comparamos la relación deuda/Ebitda que en 2009 era de 1,81, mientras que en 2013 era de 2,53. A finales de 2013, más del 45 por ciento de esta deuda se encontraba en forma de bonos, lo que demuestra que los inversionistas tienen más confianza en la industria energética colombiana. Asimismo las empresas del sector cierran el año con un buen flujo de caja para operar.

Según las estimaciones de BI, la fuerte posición de liquidez de las principales compañías del sector y su adecuado nivel de apalancamiento se deberá mantener a lo largo del 2015. Dado que la etapa de construcción de muchos proyectos culmina, el próximo año el perfil de riesgo del sector será aún más bajo, y a las empresas se les facilitará la consecución de deuda para apalancar nuevas inversiones. Mientras se terminan de ejecutar 3.000 millones de dólares en proyectos el año que viene, ya están presupuestados otros 6.600 millones de dólares para desarrollar nuevas obras. Se espera que estas empresas sigan recurriendo al mercado de deuda con una frecuencia creciente para financiar estos planes de crecimiento.

Pero no todo será fácil. El problema principal de 2015 estará relacionado con los trámites frente a las autoridades competentes y la dificultad para ejecutar proyectos de forma eficaz. A la fecha, de 16 plantas contratadas por el gobierno en las subastas de cargo por confiabilidad entre 2008 y 2011 sólo una se ha completado mientras cinco han sido suspendidas o canceladas y otras cuatro (con una capacidad combinada de 2.874 MW y una inversión de 6.300 millones de dólares) enfrentan retrasos.

Para solventar tal situación, la administración de Santos ha puesto en marcha el programa Proyectos de Interés Nacional y Estratégico (Pines) que busca priorizar la ejecución de las obras más importantes para el país. Planeación Nacional ha identificado más de 30 procesos diferentes que deban adelantar los interesados para recibir todas las licencias necesarias, por lo que se busca la coordinación de las organizaciones gubernamentales involucradas para así acelerar el desarrollo de las construcciones. Esta salida suena prometedora, pero hasta el momento el programa no ha registrado resultados que comprueben su eficacia.

Otro desafío será el desarrollo de la red de distribución del país en paralelo con las inversiones en generación. Según el Consejo Mundial de Energía, Colombia ocupa el puesto 85 de 129 en términos del acceso de la población a la electricidad. Todas las inversiones que se hacen en el sistema de generación no tendrán el impacto deseado si la población no tiene acceso efectivo al servicio.

Si Colombia logra encausar sus esfuerzos para superar los problemas de implementación y los fundamentales económicos se mantienen sólidos, todo apuntaría a que el 2015 será un año de cosecha para el sector eléctrico de Colombia.