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HUMO A LA VISTA

El gobierno decide apretarle las tuercas al contrabando y a la competencia desleal para ayudarle a los sectores más emproblemados de la industria

28 de noviembre de 1994

NADIE SABE EN REALIDAD SI LO QUE SUCEda el viernes de esta semana en Medellín sea suficiente para que Rafael Escalona decida volver a cantarle al Almirante Padilla y al 'Tite' Socarrás. Pero lo que si se conoce es que el gobierno quiere meterle muela al tema del contrabando y de la competencia desleal que han venido afectando a varias ramas de la producción nacional. Por eso, cuando en la capital paisa se reuna el Consejo Superior de Comercio Exterior, la idea es tener listo un paquete de medidas que permitan atacar de verdad un problema que tiene características de insostenible.

Y esa impresión se tiene a pesar de que, en términos globales, el sector productivo sigue registrando un buen desempeño. Tanto las cifras del Dane, como las diferentes encuestas empresariales demuestran que la industria continua creciendo, al cierre del tercer aniversario de la decisión de acelerar la apertura.

Sin embargo, si se hace un análisis más detenido de las cosas, empiezan a aparecer las disparidades. Tal como ha ocurrido en otros países que han recorrido la misma senda de Colombia, con la internacionalización de la economía la suerte de las diferentes actividades productivas ha dejado de ser uniforme. Así lo confirma el Dane en su reporte más reciente sobre la industria manufacturera, correspondiente al primer semestre del año. A pesar de que el crecimiento real del sector llegó al 4.7 por ciento (excluyendo la trilla de café), las cifras individuales presentan panoramas bien distintos. "Hay un crecimiento desequilibrado del sector industrial", opina el ministro de Desarrollo, Rodrigo Marín Bernal.

Primero las buenas noticias. En tiempos recientes, a pocas actividades les ha ido tan bien como a la industria de la construcción. El ciclo de la edificación va ya por su tercer año, jalonando de paso el emplen y la actividad económica. En medio de la apertura, son escasos los que se atreven a competir con la producción nacional de insumos en los cuales el costo de transporte es un factor definitivo.

Y este hecho tiene muy contentas a empresas como las cementeras. Así lo demuestra un rápido análisis a los resultados de seis de las compañías más grandes del sector que, al cierre del primer semestre del año, registran aumentos importantes en su nivel de activos, de ventas y de utilidades.

"Este es el sector ideal", le dijo a SEMANA Javier Fernández, residente de Anif. "No está amenazado por las importaciones y es competitivo internacionalmente. Tiene cuerda para rato", agregó.

Con semejantes condiciones, no es de extrañar que las cementeras estén creciendo. La capacidad instalada de la industria pasó de 8.8 millones de toneladas en 1991 a 10.5 millones en 1994 un aumento del 19 por ciento en tres años. Además existen proyectos de expansión en curso en por lo menos cuatro fábricas: Diamante, Paz de Río, Rio Claro y Boyacá. "La industria ha hecho un voto de confianza en el futuro del país", es la opinión de Andrés Uribe, presidente de Cementos Diamante.

Buena parte de ese optimismo se apoya en el boom petrolero de Cusiana. La experiencia universal ha demostrado que estas bonanzas estimulan siempre a la industria de la construcción y se cree que Colombia no se va a quedar atrás.

Esa es también la esperanza de las ensambladoras de vehículos que operan en el país. Aunque este grupo esta expuesto a la competencia internacional, su crecimiento sigue siendo positivo. Y a pesar de que este año se cree que el número de unidades fabricadas va a ser similar a la de 1993, la verdad es que esta un 73 por ciento por encima del registrado en 1991.

Tales niveles record de producción son llamativos en un país donde los vehículos importados tienen ahora casi la mitad del mercado. Pero uno de los efectos inesperados de la apertura fue el de ampliar el tamaño de la torta a proporciones inesperadas. Las ventas para 1994 se estiman en 140.000 unidades, más del doble de lo registrado a comienzos de la década.

Lo que ha sucedido tiene varias razones. "El precio real de los vehículos ha disminuído y las facilidades de financiación han aumentado", opina José Fernando Isaza, presidente de la CCA-Mazda. Esto, sin embargo, no se ha traducido del todo en la situación financiera de las empresas. Aunque las tres ensambladoras dan utilidades, los márgenes se han estrechado.

Además existe preocupación por la competencia proveniente de los países vecinos. " Tenemos una posición muy débil a nivel de grupo Andino", dice Ricardo Obregón, presidente de Sofasa-Renault. Esa circunstancia es preocupante, sobre todo si se tiene en cuenta que mas de 20.0000 vehículos, equivalentes al 35 por ciento de las importaciones, provienen de Venezuela y Ecuador. En contraste, las exportaciones colombianas apenas si llegan a las 2.000 unidades.

No obstante, la experiencia en este campo ha dejado varias lecciones. La más importante de ellas es que es posible competir e incluso crecer en el marco de la apertura. Así le ha ocurrido a otros sectores como el editorial o al de maquinaria.

Pero lo que si parece muy difícil, es competir contra el contrabando y la subfacturación de exportaciones. Por lo menos eso es lo que demuestra la industria textil, un sector que aporta el 11 por ciento del producto manufacturero y genera algo más de 100.000 empleos.

La actual, parece ser la repetición de una vieja historia. A comienzos de la decada pasada la industria tuvo una postración que llevó al concordato a empresas de tanto renombre como Fabricato. En esa oportunidad la débil demanda interna y el atraso tecnológico estuvieron a punto de acabar una actividad que es tan antigua en Colombia como la propia industria nacional.

La ayuda del gobierno y la recuperación económica sirvieron para que el sector saliera adelante en esa ocasión. Incluso, las diferentes empresas del ramo adelantaron profundos procesos de reconversión y se estima que en los tres últimos años han invertido cerca de 480 millones de dólares en nuevos equipos.

Pero a pesar del esfuerzo, los resultados no se han visto. Las ventas al cierre del primer semestre aumentaron menos del 11 por ciento anual, frente a una inflación cercana al 23 por ciento. Y aunque ya el consolidado de la industria muestra utilidades (ver cuadro), estas se deben más a manejos contables que a una situación real. "Hay indudablemente una crisis", opina Jose Manuel Arias Carrizosa, presidente de Ascoltex.

Y la culpa de la crisis no depende necesariamente de la apertura. "La situación se ha deteriorado por cuenta de la revaluación, del lavado de dólares y del contrabando, tanto abierto como técnico", afirma Jorge Restrepo, presidente de Fabricato.

En respuesta, el gobierno está decidido a atacar lo que se conoce como la competencia desleal. Las medidas van a ser anunciadas este viernes en Medellín y comprenden varios temas. El primero, es una reforma al estatuto antidumping, cuyos procedimientos son actualmente dispendiosos. Se estima que un productor nacional que se sienta afectado por una importación, se demora hasta nueve meses en demostrar su caso, si logra reunir los papeles que se le exigen. Lo que se quiere ahora es invertir la carga de la prueba y acortar los plazos.

Por otro lado, Colombia va a seguir el camino de varios países latinoamericanos que han restringido el acceso de los productos de China a sus mercados. El país oriental exporta a precios inferiores a los de cualquier otro competidor y ha generado tantas perturbaciones que el único remedio parece ser el de cerrar las puertas. Así lo decidió el Comite Aduanero al imponer durante dos meses medidas de salvaguarda, que se volverían permanentes, a las importaciones de textiles, confecciones y calzado, provenientes de China. Estas habían aumentado a ritmos anuales del 97 por ciento, 78 por ciento y 111 por ciento, respectivamente, durante el primer semestre.

Por último, está el tema del contrabando. Aunque la semana pasada todavía seguían las discusiones al respecto, se estaban estudiando medidas que incluían mayores actividades policivas, con participación de la fuerza pública. Así mismo, se estaba pensando en ampliar la responsabilidad de los agentes de aduana, mejorar el registro de importadores y utilizar los servicios de firmas de auditoría internacional para certificar ciertas importaciones. Tales medidas están en línea con lo propuesto por el Plan de Acción Exportadora presentado hace unas semanas por Analdex.

Si todas esas decisiones son efectivas, sólo el tiempo lo dirá. No obstante, el tema del contrabando está a la orden del día. Tanto, que de su resolución depende en buena parte el esfuerzo del gobierno por asegurar un buen clima y un crecimiento armónico del sector productivo, para así evitarle dolores de cabeza a la economía colombiana. Como dice el Presidente de Fabricato, "se trata del bienestar de todos".