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"La economía sabe más que los economistas"

Juan Carlos Echeverry, director de Planeación, sostiene que el debate sobre neoliberalismo es irrelevante

2 de junio de 2002

El neoliberalismo es EL caballito de batalla de moda. Desde las campañas presidenciales se ataca el actual modelo de desarrollo y cada semana algún columnista despotrica sobre este tema. Juan Carlos Echeverry, director del Departamento Nacional de Planeación, en su reciente libro Las claves del futuro, dice que la discusión sobre neoliberalismo es irrelevante.

SEMANA: Va en contravía de todos cuando dice en su libro que toda la discusión sobre neoliberalismo es irrelevante.



Juan Carlos Echeverry: Cuando alguien dice que toca cambiar el modelo de desarrollo es como cuando un amigo le recomienda cambiar de vida. Probablemente tenga razón pero a uno no le sirve porque es imposible. Se debe hablar de cosas como: ¿Qué determina que crezcamos más en el largo plazo?, ¿qué determina que el ciclo económico de corto plazo sea más corto? y ¿qué determina que lo que producimos pueda favorecer a todos los colombianos? Uno tiene que discutir esto para resolver los problemas de fondo.



SEMANA: ¿Cuáles son esos problemas?



J.C.E.: Hay unos problemas que tenemos que resolver de manera urgente: pensiones, reforma laboral, conflicto. Pero una nación vale dependiendo de que sepa descubrir sus talentos y de que los pueda explotar a tope, dándoles un entrenamiento riguroso con la vista puesta en sus competidores internacionales, en la satisfacción de sus clientes y en someterlos a las reglas de competencia internacional. No tendremos una economía de talla mundial hasta que el país no ensaye en qué puede ser el mejor.



SEMANA: ¿Cómo identificar esas destrezas?



J.C.E.: Nuestro futuro no depende de unos iluminados que creen saber para qué somos buenos sino de 42 millones de colombianos que deben recibir las señales claras que promuevan su innovación, el descubrimiento y desarrollo de sus destrezas. Colombia debe concentrarse en aquellas cosas en las que los insumos son más baratos y el precio de los productos es más alto.



SEMANA: Fuera de la cocaína, ¿qué otros productos cumplen con estos criterios?



J.C.E.: Ya lo hacemos con las flores; la palma de aceite tiene esas características; con las manufacturas hemos tenido avances impresionantes. Lo que uno tiene que hacer es que los colombianos tomen decisiones con base en información veraz sobre el costo de esos insumos y los precios de los productos. Eso quiere decir que si un funcionario está cambiando constantemente lo que vale la mano de obra, lo que vale importar productos, los impuestos, el colombiano que está arriesgando se va a despistar y no va a saber dónde poner su mejor esfuerzo. No va a poder descubrir para qué es bueno, no va a producir y, por ende, no va a haber empleo y el PIB va a ser pequeño.



SEMANA: ¿A qué obedece ese cambio constante de reglas?



J.C.E.: No hay nada más peligroso que un funcionario bien intencionado estrenando esfero. Porque uno cree que con su esfero mejora las decisiones de 42 millones de personas y los hace más felices. Resulta que la gente es más feliz si puede decidir con buena información en qué ocupa sus 10 horas de trabajo y no en qué quiere un magistrado o un congresista o el director de Planeación que lo ocupe. Por ejemplo, un joven que tenga 100 milllones de pesos hoy puede escoger entre comprar un apartamento o fundar una empresa. Ambas decisiones son buenas. El punto es que tome su decisión con base en lo que cree que es mejor para su vida no en los incentivos que le otorgue un funcionario.



SEMANA: Pero un incentivo a la vivienda genera empleo.



J.C.E.: ¿Quién dice que las externalidades son mejores en vivienda? Si usa esos 100 millones en biotecnología y descubre que una rana del Quindío tiene el antídoto contra una enfermedad incurable ¿no es mejor eso para el país?



SEMANA: ¿Pero gobernar no es acaso crear estímulos para orientar al país?



J.C.E.: Yo creo que la economía sabe más que los economistas. Los empresarios y los trabajadores saben más, déjenlos descubrir para qué son buenos y que se dediquen a crear riqueza donde ellos consideren que pueden usar mejor sus talentos. Frente a un problema específico hay es que crear unas reglas claras de juego y que la economía encuentre la solución.



SEMANA: ¿Y cuando los armados también imponen reglas?



J.C.E.: Dos capítulos de mi libro son sobre el conflicto. Para solucionar el conflicto no debemos armar otros problemas más grandes. Uno de los factores que más impide el desarrollo de la economía es que ahora surgieron dos reglamentadores nuevos: la guerrilla y las autodefensas. No se debiera hacer la paz entregando miles de reglas nuevas para que alguien pueda crear una empresa.