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Mantener los esquemas de protección social ha sido básico para lograr reducciones tanto en pobreza total como en pobreza extrema. | Foto: Guillermo Torres

INDICADORES ?

¿Por qué bajó la pobreza?

A pesar de la caída del petróleo, el año pasado hubo menos pobres en Colombia. En 2016, con un panorama mucho más complejo, será difícil no perder estos avances. El desempleo, sin embargo, sube.

5 de marzo de 2016

En Colombia hay dos for-mas que se complementan para calcular la pobreza. La primera se basa en los ingresos de los hogares y se le conoce como pobreza monetaria. Para la segunda se miden cinco indicadores relacionados con las carencias que podrían tener las familias y se le llama pobreza multidimensional.

Pues bien, según el Dane, Colombia avanzó el año pasado en ambas mediciones frente a 2014. De acuerdo con el indicador monetario, el porcentaje de colombianos en situación de pobreza bajó de 28,5 por ciento a 27,8 por ciento. Esto equivale a decir que 171.000 personas dejaron de ser pobres. Bajo este mismo indicador, también se redujo la pobreza extrema de 8,1 por ciento a 7,9 por ciento. Como quien dice, 24.000 personas abandonaron la miseria. En cuanto a la medición multidimensional, el resultado también es favorable. Según este, 700.000 personas salieron de la pobreza entre 2014 y 2015, pues el indicador bajó de 21,9 por ciento a 20,2 por ciento.

El ritmo al que avanza Colombia en la lucha contra la pobreza parece lento –sería deseable que fuera más rápido–, pero llama la atención que la reducción observada en 2015 se haya presentado en un año tan difícil, en el que el precio del petróleo bajó de 100 a 50 dólares, lo cual redujo la capacidad de gasto público y quitó ritmo a la economía.

Para el director de la Cepal en Colombia, Juan Carlos Ramírez, la explicación está en el buen comportamiento del empleo, lo cual se notó en la tasa de desocupación, que tuvo descensos a lo largo de 2015. El ingreso laboral es determinante en los hogares pues les permite adquirir la canasta básica alimentaria.

Los programas de protección social del gobierno, incluido el plan de vivienda gratis, también ayudaron a reducir la pobreza el año pasado. A pesar de la situación fiscal compleja, el Estado pudo mantener el esquema de transferencias a los más pobres. Ahora bien, más allá de estas mejoras, hay un gran interrogante sobre la posibilidad de mantener estos indicadores. El horizonte se vislumbra complicado y, en esta medida, el reto mayor estará en evitar que los avances del pasado se pierdan.

Según la Cepal, será fundamental enfocar los esfuerzos en mantener el empleo, para que la población más pobre que logró subir un escalón se sostenga en ese nivel. En esto, la política para reactivar la industria y el agro será clave. El problema es que enero ya dio señales preocupantes. El Dane reportó que la tasa de desempleo nacional en el primer mes de 2016 ascendió a 11,9 por ciento, superior en más de un punto a enero de 2015. Para las 13 ciudades principales la tasa fue 14,1 por ciento.

El sorpresivo aumento en el desempleo, en especial en el ámbito urbano, hace temer por un cambio en la tendencia favorable del mercado laboral. Según la unidad de investigaciones de Bancolombia, la desaceleración de la economía es el principal determinante de este cambio. Para 2016, la mayoría de los pronósticos de crecimiento del PIB no van más allá del 2 por ciento, lo cual no deja margen al optimismo en el mercado del trabajo.

Los economistas suelen decir que Colombia requiere crecer a tasas del 4 por ciento para bajar más rápidamente la tasa de desempleo y acelerar la reducción de la pobreza. Ahora que se habla de un menor ritmo, la situación se complica. Y esto es especialmente preocupante para el grupo de la población que ha mejorado su situación pero se encuentra en lo que se llama línea vulnerable, una posición desde la que fácilmente puede descolgarse o empeorar. En esto será fundamental conservar los esquemas de cobertura social, un desafío más en la actual estrechez fiscal del país.

Y, sin duda, es definitivo cerrar la brecha entre lo rural y lo urbano. La directora de Prosperidad Social, Tatyana Orozco, afirma que en el último año han hecho intervenciones integrales en lo rural con el concurso de ministerios como los de Educación y Agricultura en programas de generación de ingresos, seguridad alimentaria o Más Familias en Acción para llegar a los hogares más pobres.

Por último, el gobierno celebró que Colombia se ha vuelto un país de clase media. Aunque en esto hay un gran debate técnico sobre lo que es ese segmento y los niveles que comprende este rango, lo cierto es que los indicadores muestran un avance. En 2002, la mitad de los colombianos estaba en condición de pobreza (el 49,7 por ciento). Hoy en esta situación se encuentra poco más de la cuarta parte de la población (27,8 por ciento). Ciertamente, un grupo escaló hacia una mejor condición.

El problema es que la desigualdad del ingreso todavía se mantiene en niveles altos y se reduce muy lentamente. El coeficiente de Gini, que marca 0 para la equidad perfecta y 1 para la total desigualdad, pasó de 0,538 en 2014 a 0,522 en 2015. Los expertos señalan que mover a la baja este indicador ha sido muy difícil en Colombia, pues depende de una combinación de factores, entre ellos de una mejor estructura tributaria. Cabe anotar que en 2002, el Gini estaba en 0,572. Aunque Colombia ya no está en el grupo de los más desiguales, tampoco está en el de los más justos.