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POR FIN

Todos los indicadores señalan que la economía colombiana finalmente comenzó a salir del agujero negro.

22 de diciembre de 1997

Hace menos de un año muchos analistas en Colombia y el exterior vaticinaban el fin del modelo de estabilidad económica con inestabilidad social que había caracterizado al país en las últimas décadas. Hasta ese momento Co-lombia había logrado algo que otros países con problemas similares no habían conseguido: aislar su economía de las vicisitudes propias de una nación con altos niveles de violencia y graves problemas de índole político. No obstante la crisis precipitada por el proceso 8.000 había inundado de pesimismo el entorno económico y en concepto de muchos comprometía el factor que permitía a Colombia seguir a flote en medio del caos: el crecimiento sostenido de su economía.Los resultados económicos del año pasado y principios de éste parecían darle la razón a los más pesimistas. Los déficits fiscal y de cuenta corriente rebasaban los límites de la prudencia, el desempleo alcanzaba niveles récord y la economía se contraía durante dos trimestres consecutivos, que es la definición técnica de una recesión. Ante este desolador panorama muchos cuestionaban la posibilidad de que la economía se enderezara dentro de un plazo razonable. Hoy, no obstante, esta amenaza parece cosa del pasado. La economía colombiana ha demostrado una resistencia singular a los vaivenes políticos y todo parece indicar que el ciclo recesivo iniciado a principios de 1996 llegó finalmente a su fin sin que para ello haya sido necesario un cambio fundamental en materia política. Las cifras de crecimiento recientemente divulgadas por el Dane y Planeación Nacional confirman que el proceso de recuperación económica que se inició tímidamente en el segundo trimestre de este año se consolidó durante el tercero. Aunque todavía no se puede cantar victoria, pues ciertos sectores de la economía siguen sumidos en una profunda recesión y la tasa de desempleo no ha bajado, la tendencia en los principales indicadores económicos es a todas luces alentadora. Entre las pruebas de que la recuperación es más que un espejismo la más contundente es sin duda la evolución del Producto Interno Bruto _PIB_, principal medida de la actividad económica global del país. Según los datos del Dane, el PIB creció 3,1 por ciento y 4,7 por ciento respectivamente en el segundo y tercer trimestre del presente año frente a los mismos períodos del año anterior. Estas tasas demuestran un importante cambio en la tendencia de la actividad económica, pues en el segundo semestre de 1996 y el primero de 1997 el PIB había presentado crecimientos negativos del -0,2 por ciento y el -0,4 por ciento respectivamente. Aunque menos contundente, la evolución del empleo también demuestra que la economía se está reactivando. Después de cuatro semestres de crecimiento negativo el empleo creció 2,2 por ciento y 4,4 por ciento respectivamente en los dos trimestres anteriores con relación al año pasado. No obstante, la tasa de desempleo sigue rondando el 13 por ciento _el mayor nivel de los últimos 10 años_. El hecho de que ésta no haya comenzado a bajar se debe al rezago que comúnmente existe entre el aumento en la actividad productiva y la decisión de las empresas de salir a contratar nuevos empleados.Otras señales claras de recuperación incluyen la reactivación de la demanda de crédito _las carteras de los establecimientos de crédito han vuelto a crecer después de casi un año de estancamiento_, el crecimiento de las importaciones _entre enero y agosto de este año aumentaron en un 7,4 por ciento frente a sólo un 0,2 por ciento en igual período del año pasado_ y el aumento de los recaudos tributarios _sólo en octubre rebasaron las proyecciones del gobierno en 57.000 millones_. Incluso indicadores más subjetivos, como las encuestas que realizan Fedesarrollo y los diferentes gremios entre los empresarios del país, también apuntan a la recuperación. La encuesta más reciente de la Asociación Nacional de Industriales _Andi_ revela que entre mayo y septiembre los empresarios que dicen que su compañía enfrenta una situación desfavorable ha disminuido en cerca de un 5 por ciento y el que tiene expectativas favorables sobre el futuro de su empresa ha aumentado en casi un 10 por ciento. Motores de la recuperación Tanto Armando Montenegro, presidente de Anif, como Luis Carlos Villegas, presidente de la Andi, quienes por mucho tiempo se mostraron escépticos sobre las perspectivas de recuperación, reconocen que la economía ha comenzado a crecer. Ambos coinciden en afirmar que hay tres factores principales detrás de la recuperación económica: las bajas tasas de interés, la reactivación de la economía venezolana y la minibonanza cafetera de este año. A lo que Villegas agrega enfáticamente, "ninguna de estas variables depende del gobierno". El primero de estos factores, la baja en las tasas de interés, reduce el costo del dinero y ha ayudado a fomentar el consumo y la inversión. Del lado del consumo, su impacto se evidencia en el crecimiento del 5,4 por ciento en el sector comercio durante el tercer trimestre y el aumento pronunciado en las importaciones durante este año. Las importaciones de bienes de consumo aumentaron 26 por ciento entre enero y agosto de este año mientras que durante el mismo período del año anterior disminuyeron en un 10,8 por ciento. Del lado de la inversión, la recuperación hasta el momento ha sido más lenta pero las importaciones de bienes de capital para la industria, aunque continúan en niveles bajos, están creciendo a un ritmo tres veces superior al del año pasado.La segunda, la reactivación de Venezuela, ha contribuido de manera importante al aumento de las exportaciones a pesar del estancamiento de los despachos petroleros. Entre enero y agosto de este año las exportaciones a Venezuela crecieron un 11,3 por ciento. Durante el mismo período del año pasado éstas disminuyeron en un 3 por ciento. Finalmente, el aumento de los precios internacionales del café y la devaluación del peso han reactivado la economía cafetera. Debido a estos dos factores el precio interno por carga de café ha aumentado en más del 40 por ciento en pesos desde enero. Esto ha estimulado la producción del grano, la cual ha aumentado en más de 10 por ciento durante los últimos dos trimestres frente al año pasado.A estos tres factores Javier Fernández Riva, ex presidente de Anif y actual director de Javier Fernández Riva Asociados, agrega el auge en las inversiones de infraestructura _que tuvieron un crecimiento del 6,6 por ciento en el tercer trimestre y él atribuye al programa de concesiones del gobierno_ y el crecimiento de los servicios de salud.

Recuperación selectiva
A pesar de que la economía en general ha comenzado a crecer los resultados entre sector y sector son bastante disímiles. Entre los de mayor dinamismo en la actualidad se encuentran el cafetero, el de comunicaciones, el de obras civiles o infraestructura, el minero, el de comercio y el de servicios médicos. En contraste los sectores de manufacturas, excluyendo la trilla de café, y el de la construcción, excluyendo obras de infraestructura, se encuentran visiblemente rezagados. En palabras de Villegas, que preside el gremio de los industriales, "la situación está mejor que hace un año y hace seis meses, pero tampoco está para fiestas, _y añade_ la tendencia es buena pero venimos de tan abajo que la recuperación industrial todavía es incipiente".Las mismas diferencias se observan entre las regiones. Mientras la zona cafetera se recupera de dos años de estancamiento gracias a la fortaleza de los precios del grano y Bogotá, Medellín y otras ciudades muestran signos alentadores de reactivación, Cali aún no ve la luz final del túnel. El desempleo en la capital del Valle del Cauca bordea el 17 por ciento y las actividades comercial e industrial en esa ciudad siguen muy deprimidas. Lo que vieneSi bien los analistas están de acuerdo en que hay recuperación, también difieren sobre el vigor de la misma y la factibilidad de que sea sostenible hacia el futuro. Además discrepan en cuanto al efecto de la crisis política sobre el desempeño económico de los últimos dos años y el impacto de la misma sobre las perspectivas de crecimiento del país en el largo plazo. Armando Montenegro es uno de los que se muestran menos eufóricos frente a la recuperación y las perspectivas futuras de la economía. En palabras del presidente de Anif, "el discurso oficial de que aquí no ha pasado nada y podemos seguir creciendo entre 4,5 y 5,0 por ciento al año sin que se hagan cambios estructurales a la economía no tiene fundamentos". Para él una reactivación como la actual, "impulsada por una política monetaria expansiva", no es sostenible. En su opinión, en los últimos años la economía ha sufrido una transformación de fondo caracterizada por un déficit fiscal galopante, un clima de violencia e inestabilidad sin precedentes y un deterioro significativo en las expectativas de los agentes económicos. Buena parte de esta transformación, principalmente en lo que se refiere a las expectativas, lo atribuye a la crisis política. Para Montenegro, "si no se realizan los cambios estructurales que requiere la economía ésta se verá en dificultades para crecer a tasas mayores del 3 por ciento". Para Antonio José Urdinola, nuevo ministro de Hacienda, las perspectivas son más alentadoras. En su concepto, la recuperación permite anticipar que el crecimiento de la economía colombiana será de entre 3,0 y 3,5 por ciento este año y entre 4,5 y 5,0 por ciento el año entrante. Aunque Urdinola considera que para obtener los crecimientos del 7 al 8 por ciento que necesita el país para salir de la pobreza, alcanzar la paz es un requisito indispensable, y que además es necesario hacer ciertos ajustes a los regímenes de regalías, transferencias y pensiones, opina que pensar en crecimientos cercanos al 5 por ciento para los próximos años es factible aun sin cambios estructurales. Fernández Riva comparte muchas de las posiciones del Ministro. Por una parte piensa que la recuperación es sana pues, a diferencia de lo ocurrido entre 1993 y 1995, el crecimiento no está basado ni en el gasto fiscal ni en los altos niveles de endeudamiento ni en la demanda generada por el narcotráfico. Además opina que es sostenible, pues aunque considera que las tasas de interés subirán en el corto plazo no cree que haya ninguna razón de fondo para pensar que éstas subirán lo suficiente para comprometer el crecimiento económico. En su concepto, la crisis política, si bien contribuyó a la recesión, no fue un factor fundamental. Incluso argumenta que la relación de causalidad va de la crisis económica a la política y no al contrario. En sus palabras, "es sólo cuando las cosas van mal económicamente para el país que las consideraciones políticas pasan al primer plano".Como ocurre siempre en materia económica, existen argumentos para sustentar cualquier posición y es difícil conciliar posiciones encontradas. Por lo tanto el tema de la recuperación es y seguirá siendo materia de debate. Sin embargo lo que es un hecho es que este debate ha dado un viraje afortunado. Mientras tres meses atrás giraba en torno del alcance de la recesión, hoy lo hace en torno del alcance de la recuperación.