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PUERTAS ABIERTAS

Amplias facilidades para invertir en Colombia anuncia el nuevo ministro de Hacienda.

17 de septiembre de 1990

Todo parece indicar que el gobierno del presidente César Gaviria no se andará con rodeos. A menos de quince días de su posesión, los ministros del área económica ya están fijando los derroteros que seguirá la administración en áreas vitales como la regulación cambiaria, el comercio exterior y la inversión extranjera. Pilares, todos ellos, del "programa de internacionalización de la economía colombiana y modernización de su aparato productivo", más conocido como apertura económica.

La semana pasada fue especialmente rica en planteamientos oficiales sobre los temas mencionados. En el marco del Encuentro Latinoamericano por la Democracia y la Integración, organizado por la Fundación Luis Carlos Galán con motivo del primer aniversario de la muerte del líder liberal, los ministros de Hacienda y Desarrollo Económico, Rudolf Hommes y Ernesto Samper, fijaron las bases de la política oficial con respecto a la inversión extranjera y el régimen de tratamiento a las importaciones. Al margen del evento, además, comenzó a circular un documento con las que serán las recomendaciones del gobierno en materia de modificación del Estatuto Cambiario o Decreto 444 de 1967.

En los tres casos, es clara la decisión de la nueva administración de profundizar al máximo el proceso de apertura iniciado por su antecesor. Y los anuncios sobre tratamiento a la inversión extranjera son la mejor prueba de ello Después de más de 20 años de aplica un sólido cerrojo a la economía nacional, los inversionistas del exterior contarán con amplias facilidades para traer capitales al país, sin el temor, que hasta el momento los alejaba de nuestras fronteras, de que luego no los pudierar retirar.

De acuerdo con el ministro de Hacienda, el cierre de las fronteras ha causado serios estragos al aparato productivo. "No resulta exagerado afirmar -dijo en el encuentro- que los países de América Latina han dejado desperdiciar más de dos décadas sin modernizar sus economías". De allí la necesidad de aplicar un correctivo fuerte y urgente a dicha situación. Y lo primero que se debe hacer es modificar el régimen de inversión extranjera en el Grupo Andino y en Colombia.

En adelante, los inversionistas extranjeros podrán adquirir empresas en el país, o participar en su propiedad, sin la engorrosa tramitología existente en la actualidad y con la posibilidad de girar un mayor volumen de ganancias a sus parses de origen. De acuerdo con los anuncios hechos por el nuevo ministro de Hacienda, se reducirán al máximo las actividades en las cuales estará restringido el ingreso de capitales internacionales y únicamente los grandes proyectos seguirán sometidos a la evaluación previa de las entidades oficiales (incluyendo el permiso de Planeación Nacional). En una decisión que los observadores consideran bastante sana, el nuevo gobierno quiere que los controles sobre la inversión tengan un carácter posterior, con el fin de no ahuyentar de entrada el capital internacional.

Es más, para buscar su vinculación al país, se modificará también uno de los aspectos que más escozor causaba entre los inversionistas: el tratamiento de las ganancias obtenidas en Colombia por las empresas multinacionales.
Según el ministro, "se establecerá un nuevo régimen de utilidades y otros pagos en divisas para colocar al país en condiciones competitivas y atractivas con respecto de los demás países andinos" . En este campo, de acuerdo con el funcionario, se tomarán al menos tres medidas: se incrementará el tope máximo girable de utilidades; se permitirá la reinversión de utilidades con derecho a girar al exterior las ganancias obtenidas con ellas, y se permitirá (en algunos casos) el pago de regalías entre filiales de multinacionales que operen en Colombia y su casa matriz.

Como complemenlo de lo anterior, se permitirá el ingreso a Colombia de mano de obra calificada, mediante el otorgamiento de visas especiales, con el fin de atraer el exceso de profesionales y tecnicos altamente preparados que se está presentando en algunos países de Europa y cuya contribución al desarrollo tecnológico del país podría resultar significativa.

MAYOR LIBERTAD
Lo anterior, de acuerdo con el Gobierno, es parte del objetivo global de internacionalización de la economía. No tendría mucho sentido, según sus representantes, tratar de atraer capitales extranjeros, si las condiciones internas y externas no son lo suficientemente atractivas para la inversión. De allí la necesidad de profundizar la apertura en otros frentes.

Con el fin de estimular la inversión, en particular, el gobierno prepara una rebaja en los aranceles y tarifas para la importación de bienes esenciales para la modernización y funcionamiento del aparato productivo. Esta reducción les permitirá a los empresarios, en efecto, traer del exterior los equipos y materias primas indispensables para su trabajo a un precio muy inferior al actual. Según el ministro de Desarrollo, esta semana se reunirá una comisión de expertos para determinar los sectores y productos sobre los cuales recaerá la reducción arancelaria.

El Gobierno es consciente de que ello le traerá algunos problemas desde el punto de vista fiscal. Pero, dado que la prioridad es la aperlura, esto no parece incomodarle mucho. "Las rebajas arancelaria y la rifaria -según Rudolf Hommes- harán necesaria la sustitución de fuentes de ingresos fiscales para disminuir la importancia de los que provienen del comercio exterior". No está claro lodavía, sin embargo, cómo se producirá dicha sustitución.

Lo que sí está claro es que el nuevo gobierno está decidido a que los únicos instrumentos de protección al trabajo nacional y a la producción interna sean la tasa de cambio y el impuesto a las importaciones. Por eso el ministro de Hacienda anunció como una de las tareas más importantes para los próximos días la liberación de la mayoría de bienes que aún permanecen bajo el régimen de licencia previa, en especial los bienes del sector agropecuario.

Para completar el cuadro, el Gobierno tiene lista la reforma del Decreto 444 de 1967, conocido como Estatuto Cambiario. El objetivo de esta reforma es flexibilizar el régimen cambiario vigente en el país, para incorporar los cambios institucionales ocurridos en los últimos veinte años en la economía nacional y facilitar el proceso de apertura.

Pero contra lo que algunos llegaron a pensar, o a desear, el gobierno será poco lanzado en este campo. Así lo manifestó recientemente el ministro de Hacienda al afirmar que "vamos a comenzar a liberar el comercio de divisas inicialmente en forma muy moderada, muy experimenlal, pero con el ánimo de que se amplíe a medida que el país vaya progresando". Y así lo confirma el contenido del documento que circula actualmente entre los miembros del gobierno con las propuestas de cambio.

Por el momento, la idea es encauzar una situación que ha venido tolerándose en el país, a pesar de ser prohibida, como es compraventa libre de dólares y la tenencia de divisas en poder de los particulares. A partir de la reforma, habría dos mercados de divisas legalmente aceptados: uno libre y el otro controlado. En el primero, el valor de la divisa lo fijarla el mercado. En el segundo, la tasa de cambio seguiría siendo establecida por el Banco de la República.

Por el mercado controlado entrarian las divisas provenientes de las exportaciones de mayor cuantia, los desembolsos de deuda pública y privada y la inversión extranjera. Es decir, el grueso de las divisas que ingresan al país. Por el mismo mercado saldrían los recursos destinados a pagar el servicio de la deuda, las importaciones de mayor cuantía y las inversiones colombianas en el exterior. Por el mercado libre se realizaría el resto de operaciones de cambio extranjero, relacionadas especialmente con los servicios no financieros y las transferencias de divisas entre particulares.

Lo anterior quiere decir que, por el momento, sólo se liberará una parte relativamente reducida del mercado. Colombia, según Hommes, es un país que no puede asumir grandes riesgos cambiarios y por eso hay que ser muy cuidadosos. Tanto que, en su opinión, una liberación total del mercado cambiario "es algo que sólo se puede pensar para el año 2010" .

Aun así, la reforma del 444 es un paso esencial hacia una verdadera apertura económica. No sólo por la mayor facilidad que tendrán los particulares para manipular divisas, sino por los cambios institucionales que implica, tanto a nivel oficial como privado. El sector financiero, por ejemplo, que jugaría un papel fundamental en el manejo de las divisas del mercado libre, tendría que adecuar toda su estructura para poder responder de una manera eficiente a los retos del nuevo esquema. También tendrán que modificarse las funciones de algunos organismos oficiales, como el Incomex y la Oficina de Cambios del Banco de la República.

En resumidas cuentas, la primera aparición oficial de las dos figuras más importantes del equipo económico vino a confirmar la prioridad que dará el nuevo gobierno al programa de apertura. Ahora el problema es de carpintería. Y falta ver si el Congreso le responde al Gobierno con la misma celeridad que éste ha demostrado en la elaboración de sus propuestas. De ser así, el futuro estará llegando más pronto de lo que muchos creían. Al menos en materias económicas.-