ECONOMÍA AZUL
¿Qué es la economía azul y cuál es su relevancia?
En abril pasado se aprobó y publicó el Conpes Colombia Potencia Bioceánica Sostenible 2030. Con este el país explora las posibilidades de desarrollo económico que ofrecen sus océanos. Este es el panorama de Colombia en esta materia.
Este término se usa para denominar la economía derivada de los mares y los océanos. En esta denominación se incluyen actividades como la pesca y el turismo, aunque una mirada macro incluye temas de transporte, energéticos, industria farmacéutica e investigación.
En Colombia, el área oceánica corresponde al 44,8% del territorio del país y de estas el 8,9% son áreas protegidas, es decir, 8.648.138 hectáreas en 2016.
El documento Conpes del año 2010 estipulaba la creación de un Sistema Nacional de Áreas Protegidas. De acuerdo con este documento, esta era una herramienta estratégica para el “cumplimiento de los objetivos nacionales en torno a la conservación in situ de la diversidad biológica estratégica como base natural para el desarrollo social y económico”. Este sistema conocido como Sinap.
Áreas Marinas Protegidas, actualizado de 2020. Fuente: LabSis Invemar
¿Cúal es la importancia de las Áreas Marina Protegidas? De acuerdo con Helena García, investigadora económica y autora del estudio Beneficios de una Red de Reservas Marinas para Colombia “hay mecanismos no extractivos y temas de servicios ecosistémicos que tienen beneficios económicos para el país”. Además este tipo de zonas, aquellas que no son tan restrictivas, tienen gran atractivo turístico.
En un nivel ambiental, las Áreas Marinas Protegidas, “tienen una gran relevancia si tenemos en cuenta el hecho de que contribuyen a mantener la riqueza de los océanos y otros servicios como la regulación climática y de temperatura”, afirma García.
La ONG World Wildlife Fund calculaba que el valor activo de estos ecosistemas a nivel global en el año 2015 era de US$24 billones. El caribe colombiano puede llegar a tener un valor de US$495.547 millones anuales, de acuerdo con Comisión Colombiana del Océano.
De acuerdo con el economista de la Universidad de los Andes e investigador del Centro de Excelencia en Ciencias Marinas, CEMarin, Jorge Higinio Maldonado el valor activo se calcula teniendo en cuenta actividades de explotación económica como la pesca y el turismo, aunque también se calcula teniendo en cuenta la biodiversidad y la bioprospección. Estos son actividades que no generan un ingreso económico directo, “eso se conoce como valor de existencia y tienen que ver con el valor intrínseco de las cosas”, explica Maldonado.
El potencial de este territorio para investigación y tecnología es muy alto, especialmente teniendo en cuenta que Colombia cuenta con dos océanos en sus costas, lo que hace que haya una gran biodiversidad.
Las costas colombianas
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En Bajo Cumilinche la marea baja y deja al descubierto más de 200 metros de playa. Toda actividad pesquera depende de los ritmos cíclicos de la marea, especialmente marcados en la costa Pacífica. Foto de León Felipe Jiménez - Altano Project
El potencial de las costas colombianas tiene mucho que ver con el hecho de estar bañadas por dos océanos, un privilegio que comparte el país con una veintena de naciones. Luis Zapata, coordinador marino costero de la ONG World Wildlife Fund para Colombia explica que por una parte el potencial en términos de transporte es muy grande gracias a las salidas estratégicas del país. Por un lado, el norte tiene una salida hacia Estados Unidos y Europa y por el occidente hay una ruta hacia Asia. El año pasado se movieron más de 50 mil buques mercantes y 195 millones de toneladas de cargas. Al país llegaron más de 11 mil buques al país.
Así mismo, en términos de turismo, las dos costas con sus diferencias atraen a públicos muy variados. Y este turismo se ve impulsado por variaciones como el turismo de avistamiento de aves y de ballenas que se han desarrollado con mucha fuerza en los últimos años.
La investigación y el desarrollo científico también son importantes gracias a la biodiversidad, esto es gracias a la presencia de manglares, corales, pastos y marinos y especies animales que se desarrollan en estos ambientes.
Zapata también resalta un punto que tiene la costa pacífica y es el hecho de que limite con aguas internacionales. “En el pacífico al salir de las aguas nacionales se encuentran aguas internacionales y hay un potencial de biodiversidad más allá de aguas nacionales (BBNJ, por sus siglas en inglés). En esta zonas están trabajando en temas de investigación y minería a gran profundidad”, explica.
Por otra parte, la explotación económica de las costas es diferente. El caribe es una región más dependiente del turismo, mientras que el pacífico es una región más pesquera. Sin embargo, explica Zapata Colombia no es una potencia pesquera a nivel regional, pues el volumen de pesca es mucho menor que en países como Perú. Para hacer frente a esto, Zapata explica que se puede hacer uso de la variedad más que del volumen. “Hay más especies que si se ponen en el mercado con cierto nivel de selectividad, dan mejor margen”, afirma.
Un estudio económico de la Comisión Colombiana del Océano del año 2013 explica que "los manglares cubren cerca de 292.000 hectáreas, su mayoría concentradas en Nariño. Costas donde precisamente se extraen, en promedio, 2’974.741 docenas de pianguas que aportan a la economía del departamento un valor de US$7,5 millones".
Conpes: el camino para ser una potencia bioceánica
Este año, en abril se dio la aprobación del documento Conpes en el cual se espera convertir a Colombia en una potencia bioceánica para 2030.
Buzos del equipo de investigación de anémonas y corales, realizando censos y toma de muestras para caracterizar la biodiversidad de este grupo de organismos. Foto Santiago Estrada, fotógrafo Expedición Seaflower 2018.
De acuerdo con el documento, “esta política está basada en el concepto de potencia oceánica, según el cual los estados ejercen soberanía; aprovechan su posición geopolítica, sus ecosistemas marinos y su biodiversidad; hacen uso de los accesos a los océanos y las líneas marítimas; realizan actividades marítimas sostenibles y competitivas; generan capacidad naval, conocimiento y conciencia nacional oceánica; defienden los intereses marítimos nacionales, y gestionan interinstitucionalmente de los océanos”.
Este plantea una serie de acciones en torno a 5 retos que proyectan un valor de inversión de $370.794 millones.
Los retos que el Conpes plantea son ejercer la gobernanza bioceánica para gestionar de manera integral el potencial oceánico del país; incrementar la capacidad del Estado para velar por la soberanía, defensa, y seguridad integral marítima; fomentar el conocimiento, cultura, investigación e innovación de los oceánicos para contribuir a la apropiación social del país bioceánico; armonizar los instrumentos de ordenamiento para articular el desarrollo territorial y los espacios marinos y finalmente, impulsar las actividades económicas marítimas y el desarrollo local costero para contribuir al desarrollo productivo y social del país.
De acuerdo con el Secretario Ejecutivo de la Comisión Colombiana del Océano, Capitán de Navío Juan Camilo Forero Hauzeur, las acciones claves que plantea este documento son siete: elaboración y diseño del sistema Bioceánico Nacional, “que busca convertirse en un mecanismo interinstitucional que articule las políticas públicas y se integre con las instituciones en los territorios”. Estrategias de financiación de lo planes interinstitucionales. “Con esto buscamos garantizar la sostenibilidad de los proyectos con esa sinergia entre instituciones que tienen un ran impacto”, afirma Forero. Estrategia de visibilización de temas marino-costeros. “Mucha gente ignora por ejemplo que Colombia limita con 11 países no con 5. También tenemos que reconocer y visibilizar la cultura de estas comunidades marino-costeras y garantizar que en los contenidos educativos haya temas relacionados con los océanos”. Formulación de estrategias para generar espacios de promoción de programas académicos “esto va orientado a proyectos que tengan impacto en procesos productivos y sociales. Más allá de un proyecto de investigación ¿cómo se puede impactar positivamente en las comunidades?”. Acompañamiento a las instituciones educativas para que integren temas marinos en sus clases “para que se dediquen a la formación de expertos que nos lleven a ser esta potencia bioceánica sostenible”, y añade que “necesitamos no solo un ingeniero, sino un ingeniero especializado”. “Un ejemplo es el buque que nos llevó a la Antártida fue construido en Colombia”. Coordinación de eventos que den visibilidad como el día de los océanos. Por último, la estrategia de planes y proyectos que puedan ser apoyados desde las instituciones locales “así logramos que se aumente la coordinación de orden nacional y local. Alinearla para que se pueda orientar de la mejor manera posible”
Este Conpes marca un punto de quiebre pues es un instrumento más vinculante que los compromisos adquiridos por el Gobierno. “Uno podría decir que faltan cosas, pero es un gran avance institucional”, afirma Andrés Osorio, director ejecutivo del CEMarin.
Los expertos coinciden en que es una inversión que probablemente no cubra todas las necesidades que hay para lograr todos los retos que se plantea, aunque es un punto de partida importante para el desarrollo de planes futuros.
El majestuoso mangle alberga en su fango a la piangua (Andara tuberculosa), molusco extraído para el consumo y la economía local en Cabo Manglares. "Conchar" o extraer las conchas del barro cuando la marea está baja es una labor admirable, difícil y dispendiosa. Foto de Juan Franco - Altano Project
Lo que falta
Sin duda, este documento es un punto de partida para políticas más fuertes que contribuyan a desarrollar las zonas costeras, la economía local y la sostenibilidad de estas regiones. Al respecto Maldonado opina que un mayor contacto con las comunidades en la toma de decisiones es uno de los puntos flacos de este Conpes. Opina que el diálogo con las comunidades locales debe ser mucho más constante a lo largo de este tipo de procesos, pues en últimas son ellos quienes van a verse directamente afectados con las decisiones.
“El marginamiento genera que las regiones se empobrezcan cada vez más y su relación con los recursos naturales sea más dependiente”, complementa Maldonado.
Andrés Osorio, director ejecutivo del CEMarin explica que a largo plazo hay que darle a las comunidades la capacidad de ser autosostenibles para que dependan menos de la explotación directa de los recursos de los océanos.
Así mismo, todos fueron enfáticos en la importancia de la educación y el conocimiento del territorio, pues hay un alto nivel de desconocimiento del ecosistema marino.
Helena García, investigadora económica explica que con respecto a la gobernanza, este es uno de los problemas actuales del país, pues “no tenemos la capacidad para garantizar que barcos que vienen con banderas de otros países no extraigan productos de las Zonas Económicas Exclusivas de Colombia o que transporten droga”. Esto, de acuerdo con García, es muy grave pues el gobierno no estaría en la capacidad de hacer cumplir la regulación.
Otro problema que enfrenta el país es el alto grado de contaminación, tanto de vertimientos y residuos agroquímicos que van a dar a los ríos y por último al mar. Esto genera una pérdida de biodiversidad y la degradación del ecosistema.
Una de las regiones históricamente más afectadas por el conflicto colombiano es hoy zona de interés para 20 instituciones nacionales que buscan generar conocimiento a través de la primera expedición científica al Pacífico realizada en Cabo Manglares, Nariño. Foto de Carlos Parra – Fotógrafo Expedición Pacífico 2018.
Las oportunidades
La gran extensión marítima del país, coinciden los expertos, le da al país gran potencial en aspectos como la producción energética. En este momento el nivel de los embalses es muy bajo, lo que hace que algunos expertos teman que pueda haber un apagón y se deba recurrir a la producción termoeléctrica.
Es por ello que Andrés Osorio afirma que la energía que se puede extraer de los océanos es una opción que se debe analizar como viable. “Colombia tiene recursos de energía marina: de las mareas y de las olas”, explica Osorio, “aunque no tiene un potencial grande de estos recursos”, añade.
Los recursos con mayor potencial son energía eólica, de gradiente térmico y de gradiente salino. Colombia es potencia oceánica en este tipo de energía por gradiente salino (ocupa el puesto número 6 en el mundo), Osorio calcula que hay un potencial de producción de 2.400 megavatios, es decir, lo mismo que se proyecta que produzca Hidroituango.
En este momento hay en Medellín un prototipo de laboratorio funcionando que usa este tipo de tecnología y se tiene un programa del Ministerio de Ciencia que espera escalar un piloto en campo que se instalará en Barranquilla.
Así mismo hay un campo grande en investigación y desarrollo. Esto se conoce como bioeconomía y es una “alternativa para la diversificación productiva y la agregación de valor en el medio rural, especialmente en los sectores agrícola y agroindustrial”, señala un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Los mares también son una fuente de alimento que tiene importancia para garantizar la seguridad alimentaria a nivel local.
Así mismo, el desarrollo de este Conpes ayudará al cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente puntos como el 7 de energía asequible y no contaminante, el 11 de ciudades y comunidades sostenibles, el 12 producción y consumo responsables, 13, acción por el clima y 14 vida submarina.
La coyuntura del coronavirus retrasará algunos planes. Este Conpes tiene 11 años para desarrollar su inversión proyectada, sin embargo, es posible que muchos de estos no se puedan ejecutar durante los próximos meses. De acuerdo con Forero, si bien algunas acciones tendrán que dilatarse muchas ya han iniciado.
La economía azul busca un equilibrio entre sostenibilidad y el desarrollo económico. Este documento Conpes es un avance en término de políticas; sin embargo el quid del asunto estará en la implementación del plan y su empalme en región. De lo contrario, este Conpes podría quedar en buenas intenciones.