Empresarios sin futuro

La falta de cultura empresarial en el manejo del riesgo frena el avance del mercado de los derivados, a pesar de los avances en regulación y del lanzamiento de nuevos productos estandarizados.

6 de agosto de 2009

E n el mes y medio que lleva operando el derivado estandarizado de la Tasa Representativa del Mercado (TRM), el dólar ha alcanzado niveles mínimos de $1.953 y máximos de $2.189 y ha tenido movimientos de más de $60 en un solo día. Si bien este comportamiento muestra la necesidad que tienen los empresarios de un producto de este tipo para cubrirse de las fluctuaciones de la tasa de cambio y darle una mayor estabilidad a sus ingresos, la realidad es que por ahora son pocos los que lo están utilizando.

De acuerdo con Felipe Trujillo, director de mercado de derivados de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), en el primer mes de operaciones de este producto se transaron 451 contratos que equivalen a más de US$22 millones, pero la gran mayoría de estas transacciones fueron realizadas por las entidades financieras y no por los empresarios.

La principal razón es que "las empresas no reflejan en su contabilidad las contingencias por cambios en los mercados", explica Trujillo. Usualmente la decisión de no cubrirse pasa desapercibida ante las juntas directivas y auditorías, mientras que si se hace una cobertura, esta queda sujeta a un fuerte escrutinio. Si el derivado no genera dinero, la gestión del departamento financiero queda en entredicho. Por esto, no se reflejan en la demanda por derivados los avances de los últimos años en materia regulatoria y en la creación de entidades como la Cámara de Riesgo Central de Contraparte, que garantiza un comprador o un vendedor para estos instrumentos.

Los empresarios deben entender que la tasa de cambio y, en general, los precios, no son predecibles. Menos en mercados cada vez más globalizados y que, por tanto, no pueden basar su competitividad en factores que están por fuera de su control. Las empresas deben aprender a identificar y medir sus riesgos para poder gestionarlos y cubrirlos. Como ha reiterado el Ministro de Hacienda, en vez de estar pidiendo que el Banco de la República intervenga el mercado cambiario o que el Gobierno les solucione todos los problemas a los exportadores, deberían estar cubriéndose.

El complemento

El derivado de tasa de cambio que lanzó la BVC el pasado 16 de junio entra a fortalecer otros instrumentos de protección de tasa de cambio como los forwards, que se transan por fuera de bolsa (OTC, por sus siglas en inglés). Hoy en día el forward sobre tasa de cambio se ha estabilizado en negociaciones alrededor de los $500 millones diarios en promedio y el objetivo de la bolsa es canalizar una parte de estas operaciones.

Los volúmenes del mercado OTC se han logrado gracias a una mayor participación del sector real, pero también de los bancos locales. Según Carlos Alberto Rodríguez, vicepresidente de tesorería de Bancolombia, "la crisis financiera internacional le ha generado grandes oportunidades al sector financiero local. Y los derivados son una muestra más, pues las empresas que hacían operaciones de cobertura con grandes entidades financieras del exterior han comenzado a mirar a las entidades locales dándoles la oportunidad de mostrar su alto nivel de sofisticación".

El mercado de derivados se encuentra en una fase de desarrollo muy interesante pues se ha creado la infraestructura y se ha avanzado en regulación para lograr su despegue. De acuerdo con la Asobancaria, este mercado representa apenas el 10% del PIB y está concentrado en operaciones de corto plazo (menos de 35 días) lo cual evidencia su potencial de crecimiento.

Para Anif, se requiere seguir trabajando en temas regulatorios como los tributarios y contables para profundizar este mercado. La crisis financiera internacional ha traído cuestionamientos válidos sobre este tipo de productos, por eso la regulación debe ser cuidadosa para que estos mercados crezcan de modo controlado. Que no trunque su desarrollo, pero que le permita crecer con riesgos controlados. Sin embargo, donde tocará redoblar los esfuerzos, será en educar a los empresarios para que aprendan a confiar en este tipo de instrumentos financieros.