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El Gobierno colombiano definirá el presupuesto del 2016 sin el boom petrolero

¿Alcanzará la plata para financiar los gastos del Estado del próximo año? ¿Será la primera ley de presupuesto para una economía que ya no cuenta con el boom petrolero? Así está la pelea por la plata.

30 de septiembre de 2015

Después de prácticamente una década de auge en los precios y la producción, la próxima vigencia presupuestal quedará marcada como la primera en que se sentirá el golpe de la caída en la industria petrolera.

Por eso, la aprobación, discusión y ejecución del Presupuesto de 2016 será una prueba de fuego para el gobierno nacional: sentirá la caída en los recaudos tributarios por cuenta de la crisis en los precios de los commodities y pagará mayores tasas de interés, pues el riesgo país viene aumentando. El proyecto de Ley de Presupuesto, que actualmente se discute en el Congreso, no es el primero del postconflicto; es el primero del postboom minero energético. Y parece ser que tanto en la Unidad Nacional como en el Gobierno no se habla claramente sobre el tema.

Solo un botón de muestra: si bien Ecopetrol logró romper la tendencia a la baja en sus balances (había perdido más de $840.000 millones en el último trimestre de 2014 y en el segundo trimestre ya ganaba $2,6 billones), la caída en la utilidades este año iba en 42% a junio. Es claro que el país va a atravesar terreno cenagoso en 2016 por cuenta de la mala racha del petróleo y la minería.

Eso es lo que explica que durante el debate del Presupuesto la consigna haya sido recortar, recortar y recortar. Sin embargo, queda la duda sobre si los ajustes han sido suficientes.

El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, anunció primero un recorte en inversión de $5 billones y luego un recorte en gastos de funcionamiento, expresado, según él, en papelería, viáticos, celulares, gasolina y contratos de prestación de servicios, entre otros. “Todo lo que tengan que hacer, que lo hagan con la nómina, no con servicios personales indirectos”, les dijo el Ministro a los responsables de las entidades públicas para que reduzcan las llamadas nóminas paralelas. El recorte en gastos de funcionamiento alcanzará a ser de $2,3 billones. 

A esto se suma una reducción en amortizaciones de deuda por $400.000 millones. Así, el gran recorte será por $2,7 billones. Sin embargo, en sentido estricto, este no es un recorte, pues estos ahorros irán a fortalecer la inversión en agro, educación y lucha contra la pobreza. Adicionalmente, será congelado $1 billón, como provisión para cumplir la regla fiscal.

Estos recortes parecen no ser suficientes para el hueco que abre la nueva circunstancia fiscal. El senador del Centro Democrático, Iván Duque, ratificó sus críticas al proyecto de presupuesto. Según él, en lo primero que se desfasa el Presupuesto es en las proyecciones sobre la economía y los mercados. Mientras el Gobierno sigue pensando que la economía crecerá este año 3,3% y 3,5% en 2016, los más optimistas analistas independientes ven que el país escasamente podrá crecer al 3% este año; otros, como Anif, ya tienen su proyección en 2,8%. Por otra parte, la proyección sobre los precios del crudo siguen siendo optimistas, según Duque. Pocos analistas prevén un precio promedio alrededor de los US$50 a US$55 el barril, mientras que las cifras oficiales muestran precios del petróleo cercanos a los US$60 el barril.

Por esta razón, Duque, senador uribista, asegura que todas estas son las “desproporciones” del Presupuesto General de la Nación. A esto hay que sumarle que el nivel de inversión del Presupuesto es el más bajo de las últimas leyes aprobadas y que la deuda sigue aumentando.

Así, la ecuación presupuestal no está haciendo otra cosa que ponerse más compleja.

No ve las cosas de esta forma el senador de la Unidad Nacional, Ángel Custodio Cabrera, quien aseguró que “el presupuesto está más o menos ajustado frente a los ingresos. Esto es así por cuenta del recorte en gastos de funcionamiento y la reducción en amortizaciones de deuda pública, lo que permitió aumentar el presupuesto de inversión en agro y educación”.

Uno de los temas sensibles es la Salud, pues tiene un hueco de $1 billón para la cobertura de los nuevos afiliados al régimen subsidiado. Cabrera señaló que se incluyeron varias disposiciones generales y “artículos encaminados a fortalecer la bolsa del sector salud, como el uso de algunos recursos de cajas de compensación que van al Fosyga”.

Plata sí hay, pero más cara

El otro asunto clave en la financiación de este presupuesto del postboom es la financiación. El Gobierno señaló que los recursos de este año ya están completamente cubiertos, gracias a las recientes emisiones de TES. Además, el ministro Cárdenas explicó que las necesidades de financiamiento externo ya están cubiertas con la emisión que por US$1.500 millones realizó el país. Lo que sí reconoció el Ministro es que esta emisión tuvo lugar en un contexto en el que los spreads de Colombia están un punto porcentual más altos frente a las condiciones de mercado del año pasado. Solo en esta emisión Colombia tuvo que pagar 50 puntos básicos más respecto de la última emisión a 10 años que fue en septiembre de 2013.

Esta es una prueba adicional de las nuevas condiciones que los mercados ofrecen para un país que tiene un escenario de postboom petrolero. Ese es el análisis que parece no se está haciendo en las primeras líneas del debate económico en este momento. Dentro de lo que se está proyectando no están incluidos algunos vacíos presupuestales adicionales: primero, si las expectativas sobre crecimiento y precios del crudo no se cumplen, esto redundará en un mayor hueco en las finanzas públicas, por cuenta de menores recaudos, no solo en renta sino también en otros tributos como el IVA, pues es de esperarse, como ya se está poniendo en evidencia, que el consumo se desacelere. Si, además, persisten las presiones estructurales e inflexibles en ciertos rubros como salud, educación y agricultura, el hueco podría ser mayor. A esto hay que sumarle que las condiciones de los mercados harán que los costos por intereses de la deuda sigan subiendo, generando mayores presiones al fisco.

La discusión del Presupuesto avanza hacia su debate final en plenarias. Es necesario que la discusión sobre estos asuntos quede en el primer plano, pues si bien hay optimismo por la inminencia de un acuerdo de paz, es claro que el asunto no es tanto que el país entre a una era de postconflicto, sino a una situación en las que se barajaron las cartas y no salió una buena mano. Bienvenidos al postboom.