ENTREVISTA

“Si no hay ciencia, el país queda en manos ajenas”

El neurofisiólogo Rodolfo Llinás será uno de los invitados especiales a la Cumbre Líderes por la Educación 2018. SEMANA EDUCACIÓN revive esta entrevista donde fue contundente al asegurar que Colombia necesita una estructura científica fuerte.

Daniela Abella
31 de octubre de 2017

Llinás partió en dos los estudios sobre el funcionamiento del cerebro al establecer una nueva teoría sobre cómo se forman las imágenes de la realidad en la cabeza humana. Su labor investigativa lo distingue como una eminencia mundial en materia de neurología y un versado cuando reflexiona sobre cómo funciona el pensamiento. Llinás dice que la educación debe servir para optimizar la inteligencia y es una de las armas fundamentales, como la ciencia, para asegurar el avance en el país. Además recuerda la Misión de Sabios, que en 1993 el presidente César Gaviria le encomendó a él y un grupo de intelectuales del país para generar una propuesta que transformara la educación y despegara el desarrollo del país. A la fecha, casi 25 años después, todas estas grandes ideas quedaron en papel y no se implementaron.

SEMANA: La pregunta del millón: ¿Qué hay que hacer para que Colombia se desarrolle?

RODOLFO LLINÁS: Ante todo, educación en ciencia y tecnología. Cuando era niño recuerdo que la gente decía que la educación tenía que ver con la manera como la gente se comportaba socialmente. La educación no es eso. Tiene que ver con el saber, el entender y su aplicación, ya sea técnica o aún política, como lo es, por ejemplo, la economía. El saber, entender y utilizar conocimiento es la base esencial para la competitividad moderna. En pocas palabras, sin educación y ciencia no hay futuro.

SEMANA: Entonces, ¿qué o quién es una persona educada?

R.Ll.: Es que otro aspecto sobre la educación que debe considerarse es la calidad de la vida misma. Las personas instruidas tienen una visión mas amplia del universo que los rodea y por ende una calidad de vida superior, tanto económica como emocional, comparada las personas sin experiencia educativa. ¡Nacemos con el cerebro y la capacidad motora mas sofisticada de la naturaleza y lo utilizamos para cortar leña!

SEMANA: ¿Pero cómo se mejora la calidad de vida de las personas?

R.Ll.: El querer al prójimo como  a sí mismo es para mí el principal, y posiblemente el más importante mandamiento social - pero posiblemente el menos practicado. La educación debería ser diseñada para optimizar la vida de cada individuo que por necesidad requiere individualización del conocimiento, es decir, que cada uno identifique qué le gusta y pueda dedicarse a eso.

SEMANA: ¿Usted cree que en Colombia se educa bien?

R.Ll.: La triste verdad es que aquí, y en el resto el mundo, la mayoría del contenido académico que estudiamos se pierde y tan solo sirve para pasar el año. Sin contexto, la capacidad de entender el significado de lo aprendido y su utilidad simplemente se pierde

SEMANA: ¿Y cómo se podría mejorar?

R.Ll.: Desarrollando otras metodologías educativas. Por ejemplo, yo propuse después de la Misión de Sabios, que nos encargó el presidente César Gaviria en 1993, una idea que llamé la ‘cosmología’: enseñarle al estudiante a desarrollar una mente globalizada que le permita recordar y utilizar su conocimiento. Eso es posible si el nuevo conocimiento y su importancia se comunican claramente. Sin ese prerrequisito el olvido es inevitable.

SEMANA: A todas estas, nunca se supo qué pasó con la Misión de Sabios…

R.Ll.: La comisión estudió, investigó y publicó libros. Se dieron pautas interesantes, por ejemplo, que la educación y la ciencia debía tener una inversión de por lo menos del 1 por ciento del Presupuesto Nacional. Se propuso además que a la educación clásica debe sumarse la explicación de dónde nacen las ideas, su origen y relevancia. Esto se denominó “una cosmología”, como un método de contextualizar el conocimiento basado en su historia e importancia en el desarrollo de la sociedad humana. Han pasado más de 20 años y tal propuesta nunca se desarrolló.

SEMANA: ¿Se puede reprogramar el cerebro para cambiar la manera de pensar?

R.Ll.: Los computadores se pueden reprogramar, el cerebro no. Aprender no es reprogramar. Además el cerebro tiene la capacidad de crear por si mismo nuevas soluciones o ideas, el computador no.

SEMANA: En tiempos de crisis en Colombia y en el mundo, ¿qué papel debe jugar la ciencia?

R.Ll.: La ciencia es de una importancia difícil de exagerar, los países se defienden de dos maneras: con su ejército y con su ciencia. Si no hay ciencia no se defiende el contenido intelectual y, por ende, dicho contenido del país le pertenece a otros.

SEMANA: Ahora que el gobierno anunció el presupuesto para la ciencia en 2018 y que la inversión caerá en 41,5 por ciento, ¿de qué manera enseñarle a un gobierno la importancia de la ciencia para el desarrollo del país?

R.Ll.: Sin una estructura científica fuerte y sin la capacidad de obtener conocimiento relevante y poder utilizarlo, Colombia no tiene futuro.

SEMANA: ¿Hacia dónde cree que va la ciencia?

R.Ll.: La ciencia sin una dirección muy clara simplemente genera ruido. Pero si no existe, produce incapacidad para competir socialmente, en otras palabras, esclavitud intelectual. La ciencia es necesaria en el mundo presente. Es como el caso de la educación, una de las más poderosas armas que tenemos para asegurar un futuro digno.

SEMANA: ¿Cuál es el poder de una idea en el contexto social?

R.Ll.: Nosotros los humanos somos, desde el punto de vista animal, físicamente mediocres. Hasta las gallinas pueden correr más rápido. Nuestra fortaleza reside en nuestro intelecto. Dadas las características intelectuales de los humanos la ideación cerebral es el producto máximo de la evolución de la vida en este planeta. Nosotros como seres vivientes y como sociedad podemos trabajar solos, o en conjunto, tener ideas propias, pensarlas y crear soluciones que no existen. En eso somos únicos en la naturaleza. El poder cambiar el modo de pensar, o cambiar el modo de hacer cosas requiere que la persona deba ser lo suficientemente inteligente para entender el problema y su posible solución.

SEMANA: ¿Qué le queda por saber al ser humano, hay una pregunta que no nos hayamos hecho?

R.Ll.: Claro que sí, la mayoría de las preguntas inteligentes aún no se han formulado. Las preguntas generalmente nacen del contexto. El número de preguntas que se pueden hacer es infinito, el problema es que generar preguntas inteligentes es muy difícil, tan solo nos enseñan a dar respuestas a preguntas tontas.

SEMANA: Y ahora, ¿cuál es su obsesión?

R.Ll.: Una nueva tecnología para hacer imágenes de la localización muscular que origina el dolor. Imagínese, hice algún esfuerzo físico y me dio un dolor de espalda horrible. Entonces fui al médico especialista y me dijo que efectivamente tenía dolor de espalda. En la consulta le pregunté qué músculos eran los afectados y me señaló cuáles podían ser, pero era tan solo una posibilidad. Se me ocurrió que quizá el origen del dolor se podría examinar con el magnetómetro que utilizamos para la magnetoencefalografía y con esa idea en mente resolví colocar el sistema de registro, no sobre la cabeza, sino directamente sobre la espalda. Para mi sorpresa y la de todos mis colegas, ¡encontré exactamente los músculos que generaban el dolor! Es decir, encontré una técnica no invasiva que puede ver la actividad muscular que genera dolor. Este descubrimiento, aun no publicado, es de la envergadura del descubrimiento de los rayos X.