El gurú de la innovación y la creatividad, John Kao, partició en la Cumbre Líderes por la Educación que se realizó a comienzos de septiembre. | Foto: Cortesía Edgemakers.

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El aprendizaje que cambia vidas

EdgeMakers, un movimiento que se dedica a cultivar las habilidades en creatividad e innovación, está en Colombia. Tres colegios públicos de Bogotá están piloteando este programa.

26 de octubre de 2015

La creatividad se puede, y se debe, aprender. Todas las personas nacen con esta habilidad, el reto está en cultivarla. En ponerla en práctica todos los días. Ese es el principio en cada una de las lecciones de EdgeMakers, un movimiento fundado por el gurú de la innovación John Kao. La metodología, que hoy se implementa parcialmente en tres colegios públicos de Bogotá, es transversal y multidisciplinar. Su objetivo es que con cada clase los jóvenes puedan originar nuevas ideas y ponerlas en marcha. En pocas palabras, que la innovación, la creatividad y el emprendimiento empiecen en el aula generando un impacto en la comunidad.

“Creemos que la imaginación, la entrega y la pasión de los jóvenes son los recursos más subutilizados del planeta. Muchos de ellos están ansiosos por dejar su huella en el mundo, y el programa EdgeMakers les ofrece las herramientas que necesitan”, explica el movimiento en su apartado sobre educación secundaria. Este sistema de formación está disponible para jóvenes y adultos. Sin embargo, le apuesta a la formación desde el colegio para fortalecer la capacidad de generar nuevas perspectivas para dar solución a los problemas ya existentes. Prepararlos mejor para el mundo que deben enfrentar una vez se gradúen.

Por eso, parte de la propuesta son los problemas épicos. Aquellos desafíos complejos de la sociedad que parecen no tener salida: preservar el medio ambiente, la pobreza, la resolución de conflictos, entre otros. El objetivo es darle la vuelta a estos problemas para explorar otras soluciones. “Justo eso es lo que necesitamos en el siglo XXI. No formar gente que encaje en el sistema y que solo sea capaz de memorizar. Más bien personas libres que sepan aplicar sus capacidades”, sostuvo John Kao en entrevista con SEMANA.

En un país que, de acuerdo al último Estudio General de Emprendimiento, tiene una tasa de nueva actividad emprendedora del 23,7 % cultivar estas habilidades en sus estudiantes no puede ser más pertinente. Desde hace cuatro años esta área viene creciendo. Sin embargo, si este potencial se quiere aprovechar, es necesario que Colombia cuente con personas con mentalidad creativa y una capacidad para generar cambios. “La innovación es considerada la clave para generar desarrollo social y económico”, agrega John Kao.

Las clases rompen con el modelo tradicional de la educación formal. Desde la manera en que se organizan los pupitres hasta los temas que se tocan. Ninguna pregunta está vedada. El trabajo en equipo y la comunicación es fundamental en los ejercicios. “El 90 % de las actividades que se hacen son grupales. Se busca también que haya muchísima inclusión. Los talleres y las herramientas permiten que los líderes naturales se queden en silencio un momento y dejen hablar a los otros”, explica Catalina Navia, tutora de EdgeMakers en Colombia.

En las lecciones de EdgeMakers todas las ideas son válidas. Justamente, uno de los obstáculos más difíciles para afianzar la creatividad es el rechazo que puede generar una propuesta. De ahí que haya una actividad denominada la galería del silencio. Cada estudiante escribe sus ideas, se pegan en el tablero y todos votan por la que les parezca buena. Siempre manteniendo el anonimato.

“No es porque Fulano lo dijo es buena o mala idea,  sino que la propuesta misma es lo que vale”, sostiene Navia. Las clases son dos horas por semana en tres instituciones oficiales de Bogotá: Colegio Bernardo Jaramillo, Colegio San José Norte y Colegio Silveria Espinosa de Rendón. Este programa piloto atiende a 360 estudiantes de noveno y décimo grado.

La metodología diseñado por EdgeMakers se puede aplicar simultáneamente de sexto a once, precisamente, porque se puede integrar fácilmente con cualquier plan de estudios de secundaria. Es transversal y funciona para todas las clases. “No es aprenderse los contenidos porque sí, sino entender para qué puede llegar a servir en la vida real cada disciplina. Es racionalizar un poco y saber el por qué de las cosas. En realidad todo tiene una razón de ser”, agrega Navia. Por eso, cada lección empieza con una parte teórica sobre el tema a tratar, sigue con un ejercicio pequeño y una reflexión. También hay lugar para los videos o algunas imágenes.

Según Catalina Navia, “mucha parte de este trabajo, de esta metodología, tiene que ver con la vivencia. De esa experiencia contarle a otros y eso hace parte de una retroalimentación que tiene que ser a punta de trabajo colaborativo. En eso se fundamenta todo el trabajo de innovación y creatividad”. Si bien la metodología se ideó en Estados Unidos, cuando llegó a Colombia se contextualizó para que no fuera ajeno a los estudiantes. Caterine Ibargüen, Rigoberto Urán y Nairo Quintana han sido protagonistas de las lecciones. “Hablamos también de las personas que han sido exitosas, que han pensado por fuera de la caja y que se vuelven seres de inspiración para estos muchachos”, afirma la tutora.

El cambio de los estudiantes es evidente. Aprender a investigar con mente abierta, atentos a las tendencias de la comunidad, saber cómo enfocar sus esfuerzos para un problema social, los ha motivado. Navia asegura que están ideándose otras alternativas para su futuro, diferentes a las que creían tener antes de empezar con la metodología. “Todos en este momento están en ese momento clave pensando si tuvieran la oportunidad de estudiar qué estudiarían. La mayoría sabe que su única opción es universidad pública. Con este proyecto pensarse eso ha sido interesante”, explica. El programa impactó a los 360 jóvenes que atiende. Ellos ya comprenden que es fácil decir que se debe construir por fuera de la caja. Lo difícil es conseguirlo y transmitirlo.