La falta de recursos de las universidades públicas no está en discusión, pero sí la hay sobre las causas y las soluciones.

PINOCHÓMETRO

Mentiras y verdades sobre el presupuesto de las universidades públicas

En el debate, planteado a propósito de la marcha estudiantil de este miércoles, han intervenido economistas, políticos y expertos en educación de diferentes sectores. SEMANA verificó las afirmaciones hechas por el presidente Duque, Gustavo Petro, Álvaro Uribe, Jorge Robledo y otros líderes, en las que hay algunas inexactitudes y también verdades a medias.

11 de octubre de 2018

“El Gobierno tiene que dejar de ponerle recursos a la guerra. El presupuesto que más crece para el año entrante es el de la guerra, en un país que empieza a transitar de la guerra a la paz”, Ángela Robledo, excandidata a la vicepresidencia.

No es cierto que en el presupuesto de defensa para el próximo año haya aumentado en detrimento del de educación. Luego de la aprobación en primer debate del Presupuesto General de la Nación para 2019, el sector de la educación tendrá un presupuesto total de 41,26 billones de pesos para el próximo año, lo cual representa un incremento del 10 por ciento respecto al de 2018. Esto lo convierte en el sector con el mayor presupuesto por encima de otros sectores como Defensa y Policía que, con un crecimiento del 7,1 por ciento, tendrá una asignación presupuestal para el próximo año de 33,53 billones de pesos. El problema del presupuesto de educación más que su monto es su composición, como lo explicó en un artículo Semana.com.

“Un presidente de Colombia decide que es mejor invertir 3 billones de pesos en armas y no en la universidad. Es un mensaje que ni más ni menos significa que prefiere que la juventud muera en la guerra a que la juventud se eduque”, Gustavo Petro, ex candidato presidencial.

Al hecho que hace referencia Petro es al supuesto anuncio de que Colombia planeaba comprar, ante la posibilidad de un conflicto armado con Venezuela, armas antiaéreas por un valor de 3 billones de pesos (suma equivalente al déficit de las universidades públicas en gastos de funcionamiento). Sin embargo, el ministro de Defensa, Guillermo Botero, desmintió que este gasto, que en realidad no sería de 3 billones sino de un poco más de un billón, estuviera en los planes de Gobierno. “Nosotros no vamos a invertir 1,1 billón de pesos en defensa antiaérea por el momento, entre otras razones porque no tenemos. El presupuesto de inversión de este año no llega al billón de pesos, tengo que gastarlo en el mantenimiento de los equipos actuales. Por eso digo que no hay recursos”, manifestó. La realidad es, como ya se explicó en el punto anterior, que el presupuesto de educación sí sigue siendo más alto que el de defensa, pero su problema, más que su monto es su composición. De hecho, el crecimiento del presupuesto de defensa fue de 2,2 billones de pesos, mientras que el de educación supera los 3 billones.

"Hemos hecho el esfuerzo monumental para tener el presupuesto más alto en materia de educación que ha tenido Colombia". Presidente Iván Duque

En principio, la afirmación podría calificarse como cierta, porque en efecto el presupuesto de la educación ha crecido sostenidamente en Colombia en los últimos años. Pero cuando se miran las cifras más a fondo, este crecimiento en el presupuesto general de la educación no se refleja en una mejora de la situación de las universidades públicas. Por el contrario, su situación se ha ido deteriorando progresivamente desde 1993. Si bien el presupuesto de las universidades públicas ha crecido en los últimos 18 años de 2,7 billones de pesos en el 2000 a 3,9 billones en 2019, este crecimiento, que corresponde a un 44 por ciento en 19 años, cuando se descuenta la inflación, es apenas superior al 2 por ciento mientras que el número de estudiantes se ha cuadruplicado en este mismo periodo.

“En el último cuarto de siglo, las universidades públicas han tenido los mismos recursos”: Jennifer Pedraza, líder estudiantil.

Aunque la afirmación no es exacta, no está muy lejos de ser real. En efecto, la Ley 30 de 1992 determinó que las transferencias que hace el Gobierno nacional a las universidades públicas se ajustarían anualmente como mínimo con el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Eso significa que el crecimiento de los recursos de las universidades públicas apenas ha superado la inflación o en otras palabras, que en términos reales, no ha sido más del 2 por ciento en los últimos 26 años. Algunos expertos han señalado que la mejor forma de superar este rezago presupuestal sería no atar las transferencias al IPC sino al crecimiento en el número de estudiantes.

"Entre 1996 y 2017, el aporte de la Nación a las universidades públicas por estudiante cayó (precios de 2017) de 10,3 a 5,13 millones de pesos en 2017": Aurelio Suárez, analista económico.

Esta afirmación está muy ligada a la anterior. Mientras los recursos para las universidades públicas crecieron apenas por encima de la inflación en los últimos 25 años, el número de estudiantes sí se cuadruplicó en el mismo periodo. Pasó de alrededor de 159.000 a más de 611.000 estudiantes. Esta brecha se traduce en una reducción real bastante considerable en el presupuesto de las universidades públicas y si se hace el cálculo de cuántos recursos se invierten por estudiante en comparación de lo que se invertía en 1993, resulta ser mucho menos de la mitad.

“El anterior gobierno quebró la economía, deterioró sustancialmente las finanzas públicas”: Álvaro Uribe Vélez.

Vincular la crisis de las universidades públicas con un deterioro de las finanzas en el gobierno de Juan Manuel Santos es inexacto. Como se explicó en el punto anterior, el deterioro de la situación financiera de estas entidades viene por lo menos desde hace 25 años, cuando se vinculó el crecimiento de las transferencias que se les asignan al Índice de Precios al Consumidor. De hecho, en ambos gobiernos aumentó de una manera similar el monto de los recursos destinados a la educación en el presupuesto: 10,55 billones en el gobierno Uribe, y 9,95, en el gobierno Santos.

“Han disparado el gasto público en el Icetex, que es un instrumento de financiación de educación privada, no de educación pública”: senador Jorge Robledo.

Los recursos del Icetex sí crecieron en los últimos años, como consecuencia del programa Ser Pilo Paga, pero proporcionalmente siguen siendo mucho menores de lo que se invierte en las universidades públicas. De los 41,26 billones que alcanza el presupuesto total de educación, alrededor del 9 por ciento irá para las universidades públicas que tendrían un presupuesto total de 3,9 billones para 2019, mientras que el Icetex tendrá un presupuesto de alrededor de 1,6 billones de pesos, los cuales cerca de la mitad efectivamente corresponden al compromiso del gobierno de que los beneficiarios del programa ser pilo paga continúen estudiando. Dado que la mayoría de los beneficiarios de este programa optaron por universidades privadas, muchos han utilizado estas cifras como un argumento para hablar de que el Gobierno privilegia la educación privada lo cual no es del todo cierto. El Gobierno ya anunció que transformará el programa de mérito.

"Hay 50.000 endeudados que no tienen con qué pagar sus créditos", Jennifer Pedraza, líder estudiantil.

Al 31 de diciembre de 2017, la cartera total del Icetex para la educación superior tenía cerca de 404.357 obligaciones distribuidas en 1.004 municipios del país, cuyo saldo de capital era de 4,8 billones de pesos. Es decir, existen 404.000 personas que le deben al Icetex alrededor de 4,8 billones, pero es imposible determinar el número exacto de personas que no tienen con qué pagar su créditos.