Para acabar con la desigualdad y la pobreza tiene que ocurrir una transformación profunda de las regiones y del país. | Foto: Cortesía Gobernación de Antioquia

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Los territorios piden la palabra

Los resultados de los programas e iniciativas educativas de Medellín y Antioquia le dan un mensaje al país: se puede construir política de educación de calidad desde el contexto propio de las regiones.

31 de octubre de 2014

El Centro de Estudios Económicos Regionales (Ceer) del Banco de la República publicó en julio de este año un estudio sobre la calidad educativa del país que analiza cómo la inversión en este sector puede eliminar la inequidad en las regiones y favorecer la movilidad social y el desarrollo económico. Tras la investigación, los autores encontraron varios factores que bien pueden servir como hoja de ruta para una mejor educación nacional.

Entre los resultados más relevantes, aunque no sorprendente, está el tema de la jornada completa frente a la media jornada. Los estudiantes que asisten a instituciones educativas durante ocho o más horas al día (menos del 18 por ciento de los jóvenes), tienen un rendimiento académico superior al de sus pares que cursan media jornada. Por otra parte, la investigación del Ceer demuestra cómo la calidad de los docentes tiene un impacto directo sobre la calidad de la enseñanza. Por ejemplo, hay pocos profesores bilingües y así entonces menos estudiantes que hablen inglés, idioma que es considerado clave para vínculos comerciales y culturales, lo que en últimas se traduce en desarrollo.

El estudio además determinó una disparidad de la calidad docente de acuerdo a las regiones. En Bogotá y la región Andina está la mayor cantidad de docentes con posgrado, mientras que en regiones como la costa Caribe y el Pacífico están los maestros con menor preparación. Además, el documento muestra que la mayoría de los beneficiarios de los programas beca-crédito de Colfuturo regresan de sus estudios y se instalan en Bogotá, a pesar de que una proporción importante de ellos nacieron en otros territorios. El estudio termina haciendo unas recomendaciones de posibles programas de inversión educativa para cerrar las brechas sociales e impulsar el crecimiento económico de las regiones.

Para acabar con la desigualdad y la pobreza tiene que ocurrir una transformación profunda de las regiones y del país, y el vehículo que mejor se perfila para ello es la educación. Hay una queja común entre los gobernantes de los territorios acerca de las políticas nacionales que dictan los ministerios desde Bogotá: dicen que son generales y que desconocen las características y problemáticas particulares de los contextos de la región.

“El desarrollo de los programas educativos tiene que hacerse en territorio”, dijo el gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, durante la inauguración de la pasada Cumbre Nacional Educación: los territorios cuentan, “no puede ser que desde el Ministerio de Educación Nacional se pase una circular y esperar que pasen cosas en los colegios. Hay que buscar llevar eso a la comunidad, ponerlo en contexto, comprometer a la gente y construir desde la región”.

Para Azucena Restrepo, vicepresidente de Proantioquia, los gobiernos locales y nacionales deben trabajar juntos. “Los territorios le están diciendo al país que la educación también se construye dentro de sus propios contextos, que los entes territoriales, sus gobiernos, alcaldes, gobernadores, secretarios, y el gobierno local pueden mejorar la educación. El Ministerio de Educación Nacional (MEN) debe trabajar con ellos en un sentido inteligente, reflexivo, no solamente con instrucciones sino en una construcción colectiva y colaborativa, así como queremos que trabajen los maestros. En las regiones ya no somos públicos pasivos oyendo presentaciones magistrales, estamos contando nuestra propia experiencia, dirigiendo nuestros procesos educativos, y liderando nuestras propias transformaciones sociales desde la educación. Nación y territorios juntos vamos a lograr la transformación que el país necesita en educación”.

En Medellín y Antioquia han trabajado en los puntos neurálgicos que señala el estudio del Ceer. Para aumentar el número de horas que los estudiantes pasan en espacios de formación, han implementado programas como la Jornada Complementaria (Medellín), y han invertido en la construcción de espacios de innovación y formación no tradicional, como los Parques Educativos en todo el departamento.

El eje de la política educativa de este territorio es el docente. Para la formación de los profesores hay programas en Antioquia como Ser + maestro que buscan dignificar su labor y ofrecerles espacios de crecimiento personal y profesional. Además, el programa Becas de Maestría para Docentes ha entregado más de 600 becas para que estos profesionales se formen en seis universidades de la región. Es un programa que toma en cuenta las necesidades de las instituciones educativas y permite que los profesores se formen encaminados a resolverlas.

Por otra parte, la iniciativa Medellín construye un sueño maestro ha puesto en marcha múltiples programas para promover el espíritu investigativo de los profesores, difundir su producción intelectual y procurarles espacios de formación en inteligencia emocional y otras habilidades del ser. En 2015 la capital de Antioquia inaugurará el Mova (Centro de Innovación del Maestro), un espacio único en el país para que las maestras y maestros se encuentren, dialoguen y fortalezcan tanto sus prácticas pedagógicas como su saber disciplinar.

“Me inspiré en las experiencias de Medellín y Antioquia para mi propósito de hacer de Colombia la nación más educada”, expresó el presidente Juan Manuel Santos a través de un mensaje que leyó la ministra de Educación Gina Parody durante la Cumbre Nacional Educación: los territorios cuentan.

La jefe de la cartera añadió en sus palabras, “no cabe la menor duda de que aquí hay un liderazgo claro en educación, una apuesta de mucho tiempo y muy contundente. El gobierno nacional tiene que converger con los locales tanto en el tema presupuestal como en temas normativos para darle espacio a la nueva etapa política que debe empezar a vivir la educación en el país”.

Pero hay más en las regiones que Medellín y Antioquia. Las escuelas de Santander, por ejemplo, tienen altos estándares de calidad; en Manizales han logrado muy buenos resultados en las pruebas de Estado; en Cundinamarca hay exitosos e innovadores modelos de educación rural; y el Valle lidera la parada en innovación tecnológica y apropiación de las TIC en la escuela.

“Los territorios están alzando la voz y planteando cosas que pueden ser referentes para todo el país”, señala Felipe Gil, secretario de Educación de Antioquia. “En el caso de nuestro departamento, que invierte el 50 por ciento de su presupuesto en educación, tenemos excelentes experiencias, para nombrar algunas, en cuanto a becas para jóvenes que se condonan con rendimiento académico y trabajo comunitario, y estamos construyendo ciudadelas universitarias públicas en regiones como Apartadó, Turbo, Carepa, en Carmen de Viboral”, añade.

Para Rafael Aubad, presidente de Proantioquia, un paso para que las políticas del país tomen en cuenta las prácticas de las regiones, puede venir de un cambio en el modelo de gestión. “No puede seguir la relación ministerio-escuela, el camino debe ser: ministerio-gobiernos locales y municipales-escuela. Sin esa triada el modelo de gestión de la educación está incompleta. El ejemplo de Medellín y Antioquia le está diciendo dos cosas al gobierno nacional: tenga en cuenta lo que están haciendo los territorios en cuanto a la transformación educativa, y segundo, tenga en cuenta que en la gestión los territorios deben contar”.