EDUCACIÓN
“Si su hijo no saca buenas notas, no le quite la dignidad”: la emotiva carta de un rector a los padres
“Hay un artista que no necesita entender matemáticas, hay un emprendedor al que no le importa la historia”, dice la carta enviada a los padres previos a los exámenes.
Aunque muchas veces colegios y docentes se quejan de la laxitud de los padres frente al desempeño escolar de sus hijos, también se presentan casos completamente contrarios en los que las familias son especialmente exigentes.
Si el estudiante saca un ocho en el examen le piden que se esfuerce para que la próxima vez sea un nueve. Y si logra el nueve, le reclaman un diez, calificación que ahora será una exigencia.
Por esta razón, la llegada de los exámenes provoca nerviosismo en algunos niños y, en casos extremos, puede incluso provocarles insomnio, ansiedad e incluso miedo. Y esta no es precisamente la mejor forma de enfrentarse a un examen; la ansiedad suele disminuir la capacidad de razonamiento, la concentración y también interfiere en la memoria.
Un alumno que se sienta así puede obtener malos resultados en los exámenes, aunque vaya preparado, de ahí la importancia de combatirla. Una fuente importante de ansiedad pueden ser los pensamientos negativos acerca de su capacidad. Hay que tratar de cortar ideas del tipo “esto no se me da bien”, “nunca aprobaré esta asignatura”
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Buscando que los padres apoyen de una manera más positiva a sus hijos un las épocas de exámenes, el rector de un colegio les envió una carta en la que les pide que entiendan las diferentes capacidades que tienen sus hijos y no los hagan sentir mal en caso de no obtener el mejor rendimiento académico.
“Los exámenes de sus hijos comenzarán en breve y sé que todos están muy ansiosos porque desean que les vayan bien; es comprensible”, inicia diciendo el rector Amalio Gutiérrez Álvarez.
El directivo de un instituto en España les pide a los padres que tengan en cuenta “que entre los estudiantes que se presentarán a dichos exámenes hay un artista, que no necesita entender matemáticas, hay un emprendedor, al que no le importa la historia o la literatura española, hay un músico, cuyas notas de física no le importan, hay un atleta cuya aptitud física es más importante que la química”, recalca el rector.
En ese sentido, la misiva continua diciendo: “Si su hijo o hija saca buenas notas, ¡Genial, Pero si no lo hace... Por favor, no le quite ni la dignidad ni la confianza en sí mismo. Dígale que no pasa nada, es solo un examen. Sus hijos están hechos para proyectos mucho más importantes en la vida”.
“Dígale que las notas que obtenga no son tan importantes dígale que lo ama y que no lo juzgará. Lo importante en la vida, no es que una persona sea perfecta en todos los aspectos, sino que realmente se apasione en aquello que verdaderamente le llene”, concluye la misiva
La misiva se ha vuelto viral en redes, donde cientos de padres y profesores aplauden la visión del rector.
No estoy llorando, se me metió el director de un colegio en el ojo. pic.twitter.com/rPUwh4ASWp
— Andrés Quintero R. (@AndresQuinte12) April 12, 2021
Los genios que fueron malos estudiantes
Muchas de las grandes mentes de la humanidad fueron también malos estudiantes. De grandes genios de las ciencias naturales, hasta artistas de todo tipo tuvieron problemas en el estudio. Evariste Galois, a quien le debemos el álgebra moderno, perdió dos veces los exámenes de acceso a la Escuela Politécnica de París; Miguel de Unamuno, autor de Niebla y La tía Tula, suspendió la asignatura de Literatura, y la Escuela Superior de Música de Milán no aceptó al compositor italiano Giuseppe Verdi porque adoptaba una postura incorrecta de las manos sobre el piano, por ejemplo.
Pero eso no los detuvo llegar a los libros de historia. Estos son algunos de los genios más representativos que tuvieron malas notas.
El caso más famoso es seguramente el de Albert Einstein, de quien se dice tenía malas notas en matemáticas. El famoso físico que revolucionó el entendimiento del espacio y el tiempo es reconocido como el hombre más inteligente de la historia, lo que quizás explique la popularidad del mito de que fue un terrible estudiante. Esa parte, en cierto sentido, era verdad: cuando tenía 5, Einstein le tiró una silla a su tutor porque no soportaba su estilo de enseñanza. Además, en su colegio, los maestros se quejaban mucho de él. Uno de ellos incluso escribió: “este chico no llegará nunca a ningún sitio”.
La verdad, tampoco es que fuera pésimo estudiante. De hecho, en algunas áreas, las que le interesaban, particularmente física, química y (contra lo que dice la leyenda popular) matemáticas, sacaba siempre ‘Excelente’. Pero las asignaturas que no le gustaban era otra historia. El físico luchó con la geometría y el francés, y de hecho perdió su primer examen de ingreso en la Escuela Politécnica de Zurich por estas materias. Además, sus profesores se quejaban de que era demasiado lento, algo irreverente y que no podía memorizar nada.
Peor fue el caso de Winston Churchill, el reconocido primer ministro británico, quien tuvo muchos problemas con la escuela. Repitió un grado en primaria y le tomó más tiempo que a los demás estudiantes de su promoción graduarse del internado. También perdió dos veces el examen de ingreso a la Academia Militar de Sandhurst. Churchill incluso dejó su aversión a la educación inmortalizada en una de sus célebres frases: “Siempre me ha gustado aprender. Lo que no me gusta es que me enseñen”.
Otro genio que fue un dolor de cabeza para su familia fue Charles Darwin, quien escribió en su autobiografía: “era considerado por todos mis maestros y mi propio padre un chico bastante regular, más bien por debajo del estándar común de intelecto”. Su padre, Robert, era un exitoso médico en Shrewsbury, Inglaterra, y quería preparar a su hijo para que siguiera sus pasos en la misma carrera. Pero el joven Darwin prefería pasar su tiempo cazando y recolectando insectos.