Foto: Juan Carlos Sierra/SEMANA

COLUMNISTA

Lo difícil que es volver después de estudiar en el exterior

Susana Martínez-Restrepo, investigadora de Fedesarrollo, estudió su doctorado en Nueva York financiada parcialmente por Colfuturo. Ahora cuenta los retos de regresar y pagar su deuda.

Susana Martínez-Restrepo
9 de febrero de 2015

Volver a Colombia después de vivir 12 años por fuera no ha sido fácil. Aunque gracias a mi actual trabajo como investigadora en Fedesarrollo he logrado ubicarme en mi área y aprender inmensamente, no puedo ignorar lo difícil que es regresar después de estudiar en el exterior. Las reglas administrativas son innecesariamente complicadas y contradictorias en instituciones como Colfuturo, Colciencias, Ministerio de Educación Nacional (MEN) y otras entidades del gobierno. Esto me ha afectado a mí y a muchos que también han regresado tras realizar sus maestrías y/o doctorados.

Colfuturo y sus contradicciones


Me fui a hacer mi doctorado, en parte financiada por Colfuturo, y regresé con el compromiso de trabajar cinco años en mi país con una deuda en dólares y un salario en pesos. Aunque agradezco a Colfuturo por su apoyo para mi manutención (los recursos de mi beca no eran suficientes para vivir en Nueva York), en los últimos meses, con la subida del dólar, mi deuda y la de todos los beneficiarios aumentó aproximadamente en 30 por ciento. El costo de la vida en Colombia no para de subir y los salarios de las personas con doctorados no son altos. Según un estudio del MEN, el promedio de ingresos de una persona con doctorado en Colombia es de 5,4 millones de pesos, pero el de un recién egresado de una universidad acreditada es tan solo de 1,7 millones. La deuda mensual con Colfuturo, con la subida del dólar, puede llegar a 1’500.000.

Este sistema perjudica a sus beneficiarios y crea fuertes contradicciones que podrían ser relativamente fáciles de solucionar. Primero, si regreso a Colombia y gano en pesos, mi deuda debe ser en pesos, no en dólares. Esto se puede lograr con una cobertura para que el crédito nos quede a una tasa competitiva en pesos, y que no nos toque asumir el riesgo cambiario. Segundo, si queremos que las personas con doctorados regresen, debemos crear fuertes incentivos para que no todos se queden en Bogotá, lo cual es difícil con cuotas tan altas en los créditos y salarios tan bajos en las universidades regionales (con excepción de universidades como el Icesi, Eafit y la Universidad del Norte). Esto se conseguiría extendiendo el tiempo de pago de la deuda de cinco a diez años.

Las becas “Es Tiempo de Volver”


Como mi colega que escribió recientemente en Las2Orillas, yo también salí beneficiada por la beca posdoctoral de Colciencias “Es Tiempo de Volver”. Desde la publicación de los resultados llevamos casi cinco meses esperando, y esto ha perjudicado enormemente a personas que, inocentemente, regresaron sin pensar en la baja capacidad de ejecución de recursos y las trabas administrativas de nuestro gobierno que llevan a procesos absurdamente complejos y lentos para ellos, para las universidades y para nosotros. Gracias a un grupo de Gmail que tenemos, sé que varias personas ya han desistido de volver debido a todos los retrasos y problemas administrativos, así como por los procesos de selección y contratación, que son innecesariamente difíciles. ¿Quién nos asegura que los pagos mensuales de la beca/salario se harán oportunamente?

Ya que las universidades que pueden participar en esta convocatoria son aquellas con programas doctorales establecidos, que tengan centros de investigación reconocidos por Colciencias, este problema se solucionaría transfiriendo los fondos a las universidades para que éstas realicen su propia selección. Así se hace en Estados Unidos, donde las universidades reciben subvenciones de entidades públicas o privadas para sus programas postdoctorales.

Validar diplomas y la experiencia

En Colombia, para trabajar en el sector público (gobierno y universidades) es necesario tener los diplomas y la experiencia profesional, traducida y apostillada (en el país de origen del diploma o certificado), y los diplomas deben estar validados por el MEN. Una ley de trámites bajó el tiempo de la convalidación a un máximo de cuatro meses, pero en la práctica esto no sucede. Hace dos años espero la resolución de convalidación de mi doctorado y aunque en el sistema aparece como aprobada, (después de un año) aún no la he recibido.

Por un lado, se dice que se quiere formar a los colombianos en el exterior y que los que están por fuera retornen, pero por otro lado, el sector público crea reglas que impiden a estas personas integrarse fácilmente, sobre todo en el sector público y en las universidades. Esto hace que muchos no regresen, que prefieran el sector privado, o que acepten contratos de prestación de servicios con el Gobierno. Conozco muchos casos en diversos ministerios en los que las personas más técnicas y capaces salieron de sus cargos por no haber hecho la convalidación de sus diplomas y experiencia.

Lo más contradictorio es, además, que en algunos trabajos y licitaciones del Gobierno, y sobre todo del Departamento Nacional de Planeación (DNP), ¡el pregrado es más importante que el doctorado! Hace unos meses me querían contratar para hacer un estudio sobre educación para el debate sobre el Plan Nacional de Desarrollo. Después de buscar por semanas los certificados y apostillas en Nueva York para validar mi experiencia profesional en Colombia, me informaron que no podían contratarme porque no tenía un pregrado en Economía o en Administración de Empresas, y que no importaba que tuviera un doctorado en Economía de la Educación de la Universidad de Columbia en Nueva York, ideal para realizar el estudio requerido.

Mi pregrado, que en Colombia no existe (es una mezcla de Economía y Ciencias Políticas), fue convalidado por el MEN como Ciencias Políticas. En un país en donde se incentivan los doctorados, no se puede descalificar a una persona que no tiene el pregrado que alguien considera necesario para hacer un estudio que en realidad necesita habilidades de investigación de doctorado. 

Un país que en su retórica y presupuesto nacional manda a sus jóvenes a prepararse en el exterior, no puede seguir con reglas tan contradictorias e ineficientes, ni complicados procedimientos administrativos creados en el marco de una inmensa desconfianza. Lo que hacen es desincentivar el retorno o generar grandes frustraciones entre quienes han regresado. Si realmente se quiere traer talento colombiano y extranjero, estas reglas de juego deben cambiar.