Lo bueno, lo malo y lo feo

Lo bueno: Colombia dio la talla. Salvo incidentes menores –inundación en El Campín o la luz en Cartagena–, el Mundial ha transcurrido sin inconvenientes. El público, en familia, regresó a los estadios.

Lo malo: Los precios de la comida en los estadios están por las nubes: palos de queso a 4.000 pesos; plato de lechona, a 10.000, y paquete de pasabolas, a 7.000.

Lo feo: Pese a que sorprendió por su nueva cara, el Pascual Guerrero no alcanzó a estar listo para el Mundial. Falta parte de la cubierta de la tribuna oriental, palcos y pista atlética.

Pilas con: La clausura. Tras las críticas a la ceremonia de inauguración, se espera que la clausura cumpla con las expectativas. Será en Bogotá y estará a cargo del Festival Iberoamericano de Teatro.