CIBERSEXO: PLACER VIRTUAL
ORGASMO DIGITAL
El ciberespacio es un mundo virtual, paralelo al real, creado por la humanidad en las últimas décadas del siglo
XX. "Si nuestros antepasados vivieron principalmente en un entorno natural, y la humanidad civilizada en un
entorno arquitectónico, nuestros descendientes v¿virán sobre todo en un entorno digital. El ciberespacio es el
lugar en el que vivirán una parte importante de su tiempo y lo que ocurra allí condicionará mucho el resto de sus
vidas", dice el investigador Michel Bauwens, creador del concepto de las cybraries, las nuevas bibliotecas
cibernéticas. Lo condicionarán tanto que es probable que el sexo carnal, la actividad sexual que se practica
hoy día, desaparezca y sea reemplazado por intensas experiencias, a imitación de la antigua realidad, en el
mundo virtual.
Los investigadores Lynn Margulis y Dorion Sagan piensan que este cambio supondrá una revolución global
porque "aunque todavia limitado a un pequeño porcentaje de la población planetaria, el cibersexo constituye
una prolongación de esa tendencia evolutiva hacia el desacoplamiento del .sexo y la reproducción, una
tendencia que, sospechamos, continuará a medida que un numero creciente de gente se disputa el espacio, el
alimento y la energia". Desde esta óptica el cibersexo es una gran alternativa para el control de la población.
Pero no es la única ventaja que le ven quienes lo practican en la actualidad. Su asepsia lejanía y anonimato lo
han convertido en una excelente posibilidad de tener en cuentros eróticos para personas que quieren llegar
vírgenes al matrimonio, para quienes desean evitar el contagio de alguna enfermedad de transmisión sexual y
gente enferma, con complejos sicológicos, disfunciones físicas o de la tercera edad. "Lo mejor del cibersexo
es que no tienes que volver a hablar con la otra persona si no quieres", dice otro cibernauta.
¿Cómo se practica el cibersexo? La aclamada educadora sexual on line estadounidense Deb Levine, autora de
El placer del cibersexo, dice que en el ciberespacio todo cobra nuevas dimensiones y se requiere una gran
imaginación para, por ejemplo, coquetear. Levine cita al respecto los emoticoms, los símbolos creados con el
teclado por los cibernautas para representar manifes taciones físicas no verbales como guiñar el ojo), sacar la
lengua: p, o sonreír: }. Después de este flirteo los cibernautas pueden describir en la pantalla lo que desearían
hacerle a su interlocutor o interlocutores mientras se masturban en la vida real. Otra opción que tienen es
participar en una charla interactiva y contar historias eróticas sólo con el fin de excitarse. Al desinhibirse los
cibernautas participan en actividades sexuales sin importarles las conductas morales que puedan tener en la
realidad.
Si bien el número de practicantes y defensores del cibersexo parece estar en alza, también hay voces que
manifiestan su desacuerdo con él. El filósofo Paul Virilio piensa, por ejemplo, que estos fenómenos lo que
revelan es que "el sexo ya no existe, lo ha reemplazado el miedo. El miedo al otro, al ser diferente, ha podido
más que la atracción sexual". El tema despierta tal interés, por las repercusiones que plantea hacia el futuro,
que en Roma, en 1995, un grupo de especialistas católicos calificaron el cibersexo como una "catástrofe del
amor. Un espacio ilusorio y artificial, una vía d e escape fácil a la incapacidad que pueden tener algunas
personas para la confrontación responsable". Es casi seguro que en un par de años, a medida que la
tecnología evolucione hasta límites hoy insospechados, el debate sobre el cibersexo será más intenso. Lo
cierto es que este placer virtual se convertirá en la punta de lanza de una revolución sexual que ni siquiera
Timothy Leary imaginó mientras gozaba de los estertores del primer orgasmo virtual de la historia de la
humanidad.
Orgasmo on line
El científico Howard Bloom piensa que el sexo del futuro será como la siguiente historia, protagonizada por un
hombre de 70 años:
"Uno se embarca en una aventura dentro de un mundo sintético de 360 grados generado por ordenador, con
imágenes, sonido, movimiento y tacto. En la realidad virtual busca una mujer soltera de menos de 25 años a la
que le gusten los largos paseos sobre prados llenos de margaritas. Pronto la encuentra, y resulta que se
parece a Michelle Pfeiffer, la estrella del cine, sólo que es aún más atractiva. Ella está igualmente
impresionada. ¿Por qué? Porque en una cita digital uno deja de ser un viejo arrugado y consumidor impenitente
de pañales para adultos para parecerse a. . . Amold Schwarzenegger.
"Después de un largo paseo porel campo en un marco primaveral, confiándose los secretos del alma, uno entra
en un estado mezcla de pasión amorosa y deseo irrefrenable. Lo que no sabe es que la majerque ha adoptado
esa pose digital de cine, pesa en realidad más de 130 kilos (. . .). Pero pordebajo de todo ese tefido se oculta
una personalidad encantadora y gracias a la comunicación virtual uno es el decimocuarto hombre que ella ha
conducido al éxtasis sexual este mes. Porotro lado, ella es sólo la segunda mujer que uno ha conseguido
conquistar desde septiembre. Estas fachadas digitales probablemente serán una realidad justo para cuando
nos hayamos convertido en ancianos decrépitos".