Especiales Semana

CONSTRUCCION

13 de noviembre de 1995



CANDADO Y DOBLE LLAVE
Los más novedosos sistemas de séguridad se convirtieron en el enemigo número uno de los ladrones.

LA SEGURIDAD, O mejor dicho, la inseguridad en Colombia es tema de todos los días. Definitivamente, la obsesión de los colombianos por protegerse de las garras de los ladrones no es infundada. Basta con echarle un vistazo a las cifras de hurtos a residencias que se cometen en el país para darse cuenta de lo preocupante de la situación. Según estadísticas de la Dirección de Policía Judicial, sólo de enero a junio de este año casi 11.000 viviendas fueron robadas.
En este contexto, cada vez es más común escuchar de familias que deciden vender sus casas para mudarse a un apartamento porque piensan que es más seguro vivir en un edificio. Sin embargo, hoy por hoy, ni siquiera residir en un quinto piso es una garantía, pues hasta en esas condiciones los ladrones se las ingenian para cumplir con su cometido.
Por todo lo anterior, en el mercado colombiano siempre ha existido una preocupación por ofrecer los sistemas más avanzados de protección. Gracias a eso, las botellas colocadas detrás de las puertas, que tenían como función avisar si algún intruso entraba a la casa, pasaron hace mucho tiempo a ser parte de la historia. Ahora existe la posibilidad de instalar lo último en dispositivos de seguridad a nivel mundial. Incluso las alarmas que sonaban durante horas sin que nadie hiciera nada ya están obsoletas. Más bien, la tendencia de hoy es optar por un sistema conectado a una central de monitoreo.
Considerando el panorama anterior, lo más lógico sería que en la mayor parte de las residencias estuviera instalado un sistema adecuado de alarma. No obstante, según lo reveló Alejandro Uribe, gerente general de Autourbe -seguridad electrónica-, solamente un 0,05 por ciento de los colombianos tiene sensores de seguridad en sus casas. "Parece increíble que en países tan seguros como Estados Unidos, Alemania e Inglaterra la mayoria de la gente tenga alarmas en sus hogares y que en Colombia, que es una de las naciones más inseguras del mundo, ni un 7 por ciento de las personas utilice dispositivos de seguridad en sus residencias ".
Lo que actualmente es característico en el país es que las personas le confíen su seguridad a los vigilantes privados. Y lo peor del caso, según Fabio Díaz, gerente general de ITI Seguridad de Colombia, S.A., es que estos vigilantes en lugar de ser celadores son porteros.
Al respecto, Alejandro Uribe considera que una persona que se dedica a abrir puertas y subir mercados no puede realizar una labor de vigilancia eficiente. Por eso, en su opinión lo ideal sería que un celador se dedicara única y exclusivamente a su trabajo y que, por separado, otro empleado se hiciera cargo de las tareas típicas de un portero.
El coronel (r) Manuel Agustín Carvajal, gerente de Burns de Colombia, S.A., -una empresa de vigilancia privada-, señaló que casi el 85 por ciento de los celadores son mal utilizados pues se les obliga a trabajar en actividades que no tienen nada que ver con seguridad. Sin embargo, a pesar de esta situación, Carvajal recalcó el hecho de que el trabajo de la vigilancia privada es eficiente pues en un 80 por ciento de los casos ha impedido cualquier tipo de atraco.

¿VIGILANTES O ALARMAS?
Mientras los que están en el negocio de la vigilancia privada defienden a capa y espada sus servicios, la mayor parte de los gerentes de las empresas dedicadas a la instalación de alarmas coinciden en que con un vigilante, que también hace labores de portería, no es suficiente. De hecho, Vicente Cortés gerente de Megatronic -seguridad y electrónica-, recalcó que los más avanzados sistemas de alarma con central de monitoreo han demostrado una efectividad de prácticamente el 100 por ciento de los casos.
Hasta hace 10 años lo típico era que si alguien invadía una propiedad privada con alarma, su sirena se activaba y comenzaba a sonar. En ese entonces, si nadie alcanzaba a escuchar la alerta, el ladrón se salía con las suyas. Hoy, las cosas cambiaron gracias a que los sistemas están conectados a una central de monitoreo, y cuando se presenta una emergencia, la alarma no sólo despide un sonido sino que se comunica de inmediato con una central que envía a la Policía y a sus supervisores en un tiempo máximo de 12 minutos.
Según lo explica Fabio Díaz, la comunicación con la central se puede dar de varias maneras. La primera de ellas, y la más economica, es a través del teléfono. El problema es que si la línea está averiada o es desconectada, la señal de alerta nunca llega a su destino. Otra forma de lograr el paso de la información es con la ayuda de un teléfono celular. En este caso, la debilidad es el enorme costo del servicio pues se requiere una línea exclusiva para la alarma, que como mínimo hace dos llamadas diarias a la central. (Una cuando se activa y otra cuando se desactiva). Finalmente, la mejor alternativa es la comunicación por radio pues carece de las desventajas de las otras dos opciones.
Pero no sólo es importante ponerle barreras a los ladrones, además de sensores de movimiento y acústicos, existe la posibilidad de instalar desde detectores de incendio e inundación hasta dispositivos que envían una señal de alerta en caso de que exista algún tipo de emergencia médica.

LA COMBINACION PERFECTA
Tomando en cuenta la efectividad de los novedosos sistemas de seguridad es difícil entender por qué casi en ninguna casa estàn instalados. En realidad, para Alejandro Uribe, lo que sucede es que la mayoría de los colombianos piensa que tener una alarma es demasiado costoso. No obstante, el precio de estos servicios no es elevado si se considera que un sistema de protección completo para una casa puede costar alrededor de un millón de pesos. Esta cifra es de sólo 400.000 pesos en el caso de que se trate de un apartamento, donde basta con proteger la puerta de entrada.
Además, según Fabio Díaz, por lo general las personas en Colombia tienen una mala imagen de las alarmas. La razón de lo anterior es que son muy pocas las empresas que realmente ofrecen un servicio profesional de seguridad. "No fue sino hasta hace un par de años, cuando al crearse la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada, las compañías de este gremio tuvieron que comenzar a cumplir con ciertos requisitos para poder funcionar".
Por el momento, los entrevistados coinciden en que el panorama es alentador. De hecho, en los últimos tres años el mercado residencial para los sistemas de seguridad creció en un 20 por ciento. Mientras tanto, en el mismo período, los clientes comerciales (oficinas, industrias y bancos) se triplicaron
Sin embargo, a pesar de que ha crecido el número de usuarios, todavía falta mucho camino por recorrer. Para los entrevistados, en un plazo no muy lejano, cuando los colombianos se concienticen de lo adecuado que es invertir en la seguridad de sus casas, en el país se llegará a tener una situación como la de Estados Unidos donde una de cada cuatro residencias posee una alarma.
Pero el que las personas instalen sistemas de seguridad en sus casas no significa que desaparecerán los celadores. Más bien, los expertos en seguridad coinciden en que la combinación perfecta es una mezcla de vigilancia y dispositivos de seguridad.
Es así como un buen complemento entre alarmas y celadores puede lograr acabar o al menos disminuir los dolores de cabeza que sufren los colombianos cuando tienen que dejar sus casas solas.