Especiales Semana

El río que nada contra la corriente

El río Cauca recibe erosión de cuencas descuidadas y contaminación de hogares, industrias y minería, pero vive gracias al esfuerzo de muchos.

3 de octubre de 2004

Tengo 45 años y he vivido del río desde que me acuerdo", comenta Rosemberg, un hombre de sonrisa amable que hace las veces de guía en la patrulla fluvial de la Corporación Autónoma Regional del Cauca, CVC. Rosemberg cuenta que primero aprendió el oficio de pescador y que vivió de eso hasta el año 1980, cuando la contaminación del río fue tan grande que ya no trajo más pescado, entonces se convirtió en arenero, oficio que desempeña actualmente. El sustento de miles de personas depende de este río que aparenta estar quieto y tiene un color semejante al café con leche cuando pasa frente a Cali.

La cuenca hidrográfica del río Cauca tiene una extensión aproximada de 63.300 kilómetros cuadrados, en ella habitan más de 10 millones de personas y se produce el 35 por ciento del PIB nacional. El río Cauca nace al sur del país en el páramo de Sotará, también conocido como páramo de las Papas, en el Macizo Colombiano, departamento del Cauca, y desemboca en el Brazo de Loba en el río Magdalena, departamento de Bolívar, al norte del país. El río lleva sus aguas a cerca de 183 municipios localizados en los nueve departamentos que recorre: Cauca, Valle del Cauca, Quindío, Risaralda, Caldas, Antioquia, Córdoba, Sucre y Bolívar. Esta cuenca hidrográfica es de especial importancia para el país pues en ella se encuentra asentada la industria azucarera colombiana, buena parte de la zona cafetera, las zonas de desarrollo minero y agropecuario de Antioquia y el Bajo Cauca y un sector importante de la industria manufacturera del país; además los proyectos y el potencial hidroenergético que se estima en 10.000 megavatios.



Vapores y

contaminación

El Cauca fue durante mucho tiempo el motor para el desarrollo de los nueve departamentos y los 183 municipios por los que pasa, así como proveedor de alimentos y, por supuesto, de agua para abastecer a varias ciudades. También fue el medio de transporte preferido durante la primera mitad del siglo pasado y su cauce sirvió al comercio de la época, en especial para abastecer a los habitantes de Cali y sus alrededores. Ayudó también para acortar los viajes hacia la capital del país, a través de pequeños vapores que navegaron sus aguas hasta 1932, cuando fueron reemplazados por el ferrocarril del Pacífico. Se puede afirmar que, sirviéndose del río, y bajo su influjo benefactor, crecieron las ciudades, la agricultura y buena parte de la industria en el suroccidente del país.

Pero hoy el río y la vida que a su alrededor florece están amenazados por la contaminación que los 10 millones de personas que habitan la cuenca le arrojan a sus aguas. Algunos datos aportados para este especial por el alcalde de Sevilla, Óskar Salazar, quien se declara amante del río y dirige la Fundación Amigos del Río Cauca, son alarmantes. La contaminación que llega al río en el Valle proviene en 60 por ciento de aguas negras residenciales, pero la industrial es 300 veces más letal debido a su origen químico. A su paso por este departamento el río arrastra más de 400 toneladas diarias de basura. Desde sus riberas se arrojan más de 1.000 productos agroquímicos. Antes de 1950 el río disponía de 135 madreviejas (depósitos de agua que deja el río cuando cambia su cauce), hoy quedan 30 y de las 7.000 hectáreas que tenía la laguna de Sonso, el mayor pulmón con que cuenta el Cauca, hoy sobreviven 750.

Pedro Nel Montoya, biólogo de la CVC, confirma los problemas de los que habla Salazar: "El Cauca es el principal canal de drenaje de toda su cuenca y es visto como el carro de la basura o el carro funerario". En la década del 90 se encontraron 120 cadáveres en su lecho; en cuatro años de la presente década esa cifra se superó.

En su recorrido el río tiene otros puntos críticos de contaminación. El primero es en el Cauca, donde recibe los desechos de la actividad minera cerca del volcán Puracé, por lo que sus aguas se vuelven ácidas. Aunque para Mauricio Aguirre, coordinador de contaminación hídrica de la CVC con sede en Popayán, el río tiene buena capacidad de disolución de los desechos del azufre y la cantidad de oxígeno en su paso por el departamento es aceptable. "Otros focos de contaminación son los ingenios azucareros y las aguas residuales de Popayán. Pero el mejor ejemplo de que el río no está altamente contaminado es que se consigue buena pesca hasta el Hormiguero, en las inmediaciones de Cali", explica. Toda la nueva industria que llegó al Cauca con la Ley Páez no contamina el río, "en eso fuimos muy estrictos", concluye Aguirre.

Si bien la calidad del agua parecer buena en el primer tramo del río, cuando llega a Cali se convierte en la alcantarilla más grande del suroccidente colombiano y por eso nadie toma agua para consumo humano, desde ese sector en adelante. Según Carlos Ramírez, profesor de Univalle y director del proyecto de modelación del río Cauca, que desarrolla la Escuela de Ingeniería y de Recursos Ambientales de la Univalle, Eidenar, los dos puntos más críticos de contaminación son el paso por Cali y Yumbo debido a los desechos orgánicos y la contaminación industrial, y hacia el final de su recorrido la actividad minera de Antioquia y las aguas residuales de Medellín.



Tratando el río

Aunque los problemas son muchos y la contaminación bastante alta, el río no está solo. Desde 1954 la CVC en el Valle, así como sus pares en los otros departamentos, han invertido esfuerzos y recursos para, en principio, evitar que se siga contaminando el Cauca. Sólo para el Valle y a través del programa de administración de cuencas hidrográficas, la CVC ha invertido en los últimos 20 años 97.000 millones de pesos para reducir las cargas contaminantes, especialmente la orgánica, que ha bajado en 32 por ciento. Las acciones de esta entidad han estado acompañadas por la reconversión tecnológica, la racionalización de flujos, la recirculación de aguas y la construcción de sistemas de tratamiento por el sector industrial. En armonía con las políticas nacionales hacia una producción limpia se suscribió en 1995 un pacto amplio por la recuperación del río Cauca, gracias al cual hoy el Valle estrena el primer Plan de Manejo Ambiental que se construye para un río en Colombia. En opinión de María Clemencia Sandoval, ingeniera de la CVC, experta en el río Cauca, "esta es una herramienta con dientes, en la que trabajaron durante más de seis años, que estudia con profundidad la realidad del río y dictamina hacia dónde deben apuntar las acciones para cuidarlo en el futuro próximo".

El cuello de botella en el cuidado del río y su recuperación se presenta en la poca reducción de cargas contaminantes que hasta ahora logran los municipios. Pues en tan sólo cinco, de los 35 que afectan al río en su paso por el Valle, se han construido sistemas de tratamiento de aguas residuales.

El reto para las corporaciones autónomas regionales y la población en general es grande: sostener el río que le dio impulso a la región y agua a sus habitantes. Por eso Hernando Devia, director de la patrulla ambiental del Cauca, celebra que gracias a los esfuerzos adelantados en cuanto a la recuperación de la cuenca han vuelto a verse en las orillas del Cauca las hermosas nutrias de río, que habían desaparecido desde mitad del siglo pasado.