Especiales Semana

HOGAR Y DECORACION

9 de septiembre de 1985

EL NUEVO STATUS DE LA COCINA
Dice la historia que la construcción de las casas empezó por el techo y no por la base como se hace actualmente. Una vez construida la primera vivienda de dos paredes y un techo, los hombres se vieron sorprendidos por este fenómeno que les permitía ver todo lo que pasaba a su alrededor protegidos de la lluvia o del sol. Luego del invento de la casa, el resto vino como consecuencia. La mujer aprovecho la ocasión y utilizó el barro del que disponía en abundancia. Hizo vasijas de barro y preparo comidas calientes. Cuando hubo acumulado bastantes objetos y descubrió que el fuego servía para cocer los alimentos, todo esto necesitó de un espacio. Había aparecido la cocina. Desde ese entonces, este lugar ha pasado por diversos grados de importancia, según el siglo o la época. Uno de los más notorios es quizás el caso del rey francés Luis XVI, de quien se dice que en su vida jamás probó un plato caliente, pues sentía verdadera repugnancia por los olores que se producían en la elaboración de las comidas. Todo alimento que llegaba al Palacio de Versalles debía recorrer más de un kilómetro antes de llegar a la mesa. Sin embargo, esto no fue obstáculo para que la cocina francesa se ganara más tarde sus cinco estrellas.

COMO CAMBIAN LOS TIEMPOS
Si hay algún lugar de la casa que acuse uno de los cambios de concepto más radicales en los últimos tiempos, ese es precisamente la cocina. La "ley de oro", ahorrar tiempo, espacio y facilitar el trabajo, se impuso como norma para cualquier estancia de la casa que tenga sentido y que cumpla una función, los cuales deben encontrarase en relación directa al uso para el que fueron destinados. Las habitaciones se limitaron a las estrictamente necesarias y esto permitió una mejor organización de la casa, un mayor equilibrio interior de las habitaciones, y sobre todo, sirvió para definir exactamente los diferentes sitios por los que nos movemos. La sala empezó a ser el sitio para recibir las visitas y no una especie de museo al que sólo se entraba sin zapatos y con miedo a sentarse; la televisión se entró a la alcoba de los papás y ayudó a dejar atrás el mito que sobre este sitio se tenía; y la cocina, se convirtió en el lugar de mayor importancia al entrar a participar de forma directa con las actividades que se desarrollaban en el hogar.

NUEVOS CONCEPTOS
Siendo la cocina el lugar de trabajo más antiguo del mundo, exigia más que ningún otro una modernización y un mayor número de auxiliares. Si comparamos una cocina antigua con nuestras cocinas de hoy, quedaríamos boquiabiertos ante el enorme progreso que se realizó desde el punto de vista de la técnica y de los nuevos conceptos de funcionalidad e higiene que caracterizan este lugar. Sin embargo, lo que en realidad cambió fue el aspecto físico: el fogón de leña como medio de preparar los alimentos aún no ha sido reemplazado, pero en su lugar encontramos aparatos sofisticados que funcionan con gas y electricidad. La fregadera de piedra fue sustituida por modernos lavaplatos de acero inoxidable, y las primeras neveras dieron paso a modernos frigoríficos de mucha mayor capacidad. En resumen, las funciones básicas de trabajo en la cocina subsisten, lo que ha cambiado es la manera de hacer los alimentos y las horas que deben invertirse en este quehacer.
El nuevo aspecto de nuestras cocinas es el resultado básico de tres elementos: la funcionalidad la higiene y la organización del trabajo. Las viejas paredes sin color, monótonas y ennegrecidas por el humo, tomaron un aspecto totalmente nuevo, más optimista y coloreado. Los antiguos muebles de madera se vieron sustituidos por nuevos elementos metálicos construidos en serie y sujetos a medidas estándar. El mejoramiento técnico trajo consigo el aspecto estético, y arquitectos y diseñadores se debieron enfrentar con esta nueva exigencia. Se le dio permiso a la cocina de incluirse dentro del área decorable de la casa, y esto exigió un mayor sentido de confort y decoración, parejo y homogéneo en todo el hogar. Los diseñadores empezaron a proyectar los nuevos muebles de acuerdo con las dimensiones de los aparatos, y estos a su vez adquirieron el carácter de líneas, tales como integrales, semi-integrales, y toda esa nueva gama con que se caracterizan los apartamentos modernos.

VUELVE POR SUS FUEROS
Pisando hacia atrás los distintos pasos que ha dado la cocina, con la separación de ésta y el comedor, se estableció una frontera más entre las categorías sociales: se reservó la cocina para la servidumbre, en tanto que los señores para marcar su gesto de superioridad, decidieron servirse del cuchillo y el tenedor en el comedor. Burgués que se preciara de serlo, no habría aceptado hace sólo unas cuantas décadas, comer en el mismo lugar en que lo hacía de ordinario el servicio doméstico.
En nuestros días, en los que tener una empleada de hogar representa un lujo que tan sólo muy contados privilegiados pueden darse, la cocina volvió a ser, en cierto modo, el punto de reunión de las familias. Resulta más fácil más practico y hasta más económico comer en este lugar que en cualquier otra parte de la casa. Primero que todo. el ama de casa se ahorra así el estar yendo de un lugar a otro cargado de platos, en segundo lugar, los platos no se enfrian; y para terminar, no se corre el riesgo de que los niños ensucien las alfombras.
La cocina, vista así, dejó el patio de atrás para instalarse a la entrada de los apartamentos en una integración sala-comedor-cocina, dejando de ser el patito feo y convirtiéndose en el mejor tertuliadero familiar.