Especiales Semana

JAQUE AL ESPACIO

Dos importantes misiones, una norteamericana y otra soviética, lanzadas al espacio en las últimas semanas, realizaron trascendentales incursiones en el cosmos.

23 de mayo de 1983

Un aterrizaje perfecto puso fin a la primera misión del transbordador espacial Challenger mientras que los científicos del Observatorio Astrofísico de Crimea ya están recibiendo datos de gran interés suministrados por la estación orbital soviética Astron. Estas dos misiones se lanzaron al espacio en las últimas semanas, en medio de la indiferencia de la mayoría de los terrícolas, no obstante que sus objetivos resultan fundamentales para desenfrascarse aún más los misterios del Cosmos y acercar las posibilidades de conquistarlos en un futuro no muy remoto.
Más allá del interés "deportivo" que despiertan las proezas de los astronautas, la importancia científica de los transbordadores es grande. En el terreno de lo práctico, el Challenger estudió aspectos de tipo humano, como el comportamiento de los hombres en las condiciones de trabajo que impone la ausencia de fuerza de gravedad, la fabricación de drogas y la viabilidad comercial de los transbordadores.
El observatorio orbital Astron, por su parte, está revelando nuevos datos sobre la naturaleza de las estrellas gracias a su potente telescopio de rayos ultravioleta, y también está escrutando las radiofuentes de origen extragaláctico que desde hace algunas décadas han interesado enormemente a los astrónomos. Estas dos misiones que apuntan hacia objetivos bien diferentes ayudan a borrar un poco esa imagen negativa que le están dando los satélites espías a la investigación espacial y le dan un toque de optimismo al panorama científico, tan ennegrecido hoy día con la historia de los misiles .
El Challenger, a primera vista un "hermano gemelo" de transbordador espacial Columbia, es en realidad un aparato más ventajoso y los técnicos de la NASA lograron reducir elementos superfluos y reemplazar con carga útil los kilos ahorrados. Además, los motores del Challenger son más potentes que los del Columbia y eso permite aumentar aún más la carga util de "Taxi espacial". Estos cambios que preocupaban a los técnicos de la NASA no causaron problemas de navegación y el Challenger se portó de un modo "admirable" según los especialistas. El director de vuelo del proyecto, Gary Coen, señaló que es "un supervehículo". El Challenger llevaba en sus entrañas el TDRS-A (Tracking and Data Relay Satellite), un satélite de telecomunicaciones indispensable para llevar a cabo proyectos espaciales como el Spacelab, un laboratorio espacial europeo que será puesto en órbita por el Columbia el próximo otoño.
La puesta en órbita del satélite, en cambio, tuvo muchos problemas. No se separó del transbordador como estaba previsto; cuando lograron despegarlo del Challenger comenzó a girar sobre sí mismo y solamente tras una serie de proezas realizadas por los técnicos de la NASA en Houston lograron colocarlo en una órbita elíptica que deberá ser "redondeada". Este satélite es el más complejo instrumento de telecomunicaciones que jamás haya sido puesto en la órbita terrestre y su costo es de unos cien millones de dólares. Su misión es la de enlazar la Tierra con otros satélites de orbita baja, además de sus funciones de facilitar misiones posteriores.
Pero además de la misión comercial del Challenger, dos de sus cuatro tripulantes realizaron pruebas de tipo científico y médico. Los doctores Story y Musgrave y Donald Peterson realizaron pruebas microbiológicas para buscar las causas del mareo que ha afectado al 50% de los astronautas que han visitado el espacio. También realizaron experiencias de tipo farmacológico para tratar de purificar ciertas drogas. En ausencia de la fuerza de gravedad, es posible que algunos fármacos puedan ser purificados con mayor eficacia que en la Tierra. El resultado de estas experiencias podría conducir a la instalación de fábricas de drogas girando alrededor de la Tierra en un futuro no muy lejano.
Mientras los tripulantes del Challenger se dedicaron a tareas de tipo comercial y realizaron experiencias biomédicas, el proyecto soviético "Astron" se enrrumbaba al espacio exterior con una finalidad muy diferente. El Astron consta de una parte donde se concentran los mandos de dirección de vuelo y los sistemas energéticos. Sobre esta parte maciza pende un cilindro de cinco metros de largo y ochenta centímetros de diámetro.
Se trata de un telescopio de rayos ultravioletas y un conjunto de espectrómetros de rayos X. Los rusos sostienen que el Astron es el instrumento óptico más potente del mundo. Esta estación orbital tratará de captar las radiaciones que llegan desde el Espacio exterior y aun de radiofuentes extragalácticas. Este observatorio debe estar fuera de la atmósfera terrestre, porque esta es transparente solamente en ciertas regiones del espectro electromagnético: las microondas y la luz visible. La luz ultravioleta, los rayos X y los rayos gamma, los más energéticos del espectro, son absorbidos por las capas superiores de la atmósfera, lo que evita que la Tierra esté invadida de radiaciones que harían imposible la vida en ella. Aunque gracias a estas características de la atmósfera hacen de este planeta una maravilla en medio de un universo tan hostil, los astrónomos tuvieron que recurrir a radiaciones diferentes a la luz visible para estudiar el Cosmos, ya que la luz visible no logra atravesar algunas nubes de materia interestelar. Por ejemplo, el centro de la Galaxia es invisible pero se puede "ver" utilizando radiotelescopios que captan las microondas que llegan a la Tierra provenientes de aquel lugar.
Muchos de los misterios que asombran a los astrónomos se encuentran muy lejos de nuestra galaxia o aun en los confines del Universo, a miles de millones de años-luz de distancia. El objefivo del Astron es ayudar a recopilar información de aquellos lugares que llega bajo forma de rayos ultravioleta, o rayos X. Con este observatorio se podrán obtener nuevos datos sobre algunas características de las estrellas como la temperatura, la densidad y la naturaleza de sus polos, que aún no se sabe si son eléctricos o magnéticos como los de la Tierra. Pero tal vez el aspecto más interesante del Astron será el estudio de dos tipos de objetos celestes que se han convertido en un dolor de cabeza para los astrónomos: los pulsars y los quasars. Los pulsars fueron descubiertos por el astrónomo británico Amhollv Hewish en 1967 cuando detectó en el radiotelescopio de la Universidad de Cambridge unas pulsaciones periódicas de una precisión del orden de la cienmillonésima de segundo.
Tras muchos debates se llegó a la conclusión de que los pulsars (abreviado del nombre inglés "pulsatingstars") son estrellas enanas (de un diámetro de unos cinco kilómetros) pero que contienen enormes cantidades de materia, como una estrella normal, y que giran a velocidades enormes debido a la tremenda fuerza de gravedad que produce una masa tan comprimida. Los electrones que logran escapar a esa tremenda fuerza de gravedad lo hacen por los polos del pulsar, perdiendo así energía bajo forma de radiación. Esta radiación es la que detectan los radiotelescópios cuando el polo del pulsar apunta hacia la Tierra y el intervalo de tiempo transcurrido entre cada pulsación indica el tiempo que gasta el pulsar en girar sobre su eje. Como son objetos tan pequeños, es imposible verlos con medios ópticos y el Astron podrá revelar datos más precisos desde su privilegiado lugar de observación.
Otro enigma del Cosmos causa aún más controversias que los pulsars. Se trata de los quasars. Aunque fueron descubiertos a principios de los años sesenta, aun no se sabe si se trata de galaxias muy brillantes que se encuentran a miles de millones de años luz de la Tierra o de objetos ubicados a distancias más moderadas. Los quasars, abreviatura de "objeto quasiestelar", pueden decidir cual de las dos teorías sobre el origen del Universo es verdadera: un universo en expansión originado de una explosión original o un Universo que ha existido desde siempre. Estas dos teorías se basan en observaciones realizadas a lo largo de este siglo, que parecen indicar que las galaxias se alejan unas de otras, lo que le daría razón a quienes creen en el mundelo del Universo en expansión. Sin embargo, los métodos de medición basados en el análisis de la radiación emitida por los quasars han revelado que los quasars se alejan de nosotros a velocidades cercanas a las de la luz, lo que hace pensar a algunos astrónomos que los quasars pueden originar tipos de energía desconocidos en la Tierra, como lo era la energía atómica a finales del siglo pasado, y que los quasars son algo así como "puertas" por las que nuestro Universo recibe energía de otros universos para llenar los huecos que dejan las galaxias que se alejan, lo que estaría en favor de quienes creen en un Universo estable desde siempre, por toda la Eternidad.
Estas teorías que dejan el preciso campo de la física para internarse en los confines de la metafísica y aun de la teología, no son muy fáciles de resolver en un espacio tan breve. Por lo pronto, los primeros datos aportados por el Astron y que son estudiados en el Observatorio de Crimea han indicado que las estrellas emiten la mayor parte de su radiación electromagnética en el rango de la luz ultravioleta, lo que justifica la instalación de observatorios orbitales.
Astron y Challenger son dos proyectos que apuntan hacia objetivos bien distintos. Sin embargo, el resultado global parece ser un afianzamiento del Hombre en el Cosmos y al mismo tiempo confirma que esa obsesión milenaria de observar las estrellas nunca abandonará a los seres humanos.