Especiales Semana

LA COSTA

11 de marzo de 1985

POR FIN UN COSTEÑO SE CONFIESA
"Los costeños no tenemos disciplina, no soportamos que nadie nos mande y no estamos acostumbrados a obedecer. Si esto no fuera cierto habría muchos Generales costeños, pero salvo uno que otro almirante de la Marina, no tenemos militares destacados".
Jorge Berrío Villareal es un cartagenero presidente de una importante entidad financiera. Desde hace algunos años está radicado en Bogotá y es famoso dentro de la colonia costeña por sus ideas, un tanto controvertidas sobre la costa y su independencia.
P.: ¿Por qué piensa usted que la costa podría llegar a independizarse del resto de Colombia?
R.: Bueno, es una teoría macondiana que en términos absolutos significa que Colombia es un país de países, y que en América Latina quedamos mal cortados. Los costeños por ejemplo podriamos identificarnos más con la gente del Caribe que con los bogotaños o los nariñenses. Es un hecho que pensamos distinto, hablamos, comemos, gesticulamos, bailamos y hasta caminamos en forma diferente.
P.: En términos económicos, ¿usted cree que la costa sería autosuficiente?
R.: Estoy seguro. Tendríamos carbón, níquel, gas, los recursos del mar, del agro y del turismo. Y por supuesto, los bogotanos, los caleños, los santandereanos, los opitas y el resto del país necesitarían visa para pasar unas vacaciones en las playas de Santa Marta o Cartagena... nosotros lo único que importaríamos sería café.
P.: ¿Usted sostiene en serio que la costa podría llegar a independizarse del resto de Colombia algún día, como lo hizo Panamá?
R.: Por supuesto que no. Son hipótesis, sólo lo digo para que nos entiendan un poco mejor a los costeños, que no somos mejores ni peores, pero si diferentes. Al final todos nos sentimos orgullosos de ser colombianos.
P.: ¿Cuál es el mayor problema que tiene la costa hoy en día?
R.: Yo creo que el mayor problema se llama Bogotá, o el interior, o si se quiere el mismo centralismo. Hay algo que debe andar mal en este sistema de repartición de presupuesto a los municipios, si un pueblito del interior tiene hospital, Telecom, bancos y bomberos, mientras que en los pueblos de la costa, inclusive varias veces más grandes, ni siquiera están pavimentadas las calles, sin hablar de otros servicios básicos.
P.: Usted cree entonces que los dirigentes costeños no funcionan...
R.: No tanto los dirigentes como los políticos. Hay una clase política desgastada, promesera y que siempre ha trabajado sólo por sus votos y su cuota burocrática. Y es por esta razón y porque no les interesa soltar lo que tienen, que no hay políticos jóvenes en la costa con perfil de líderes nacionales; pero no hay que olvidar que la costa son siete departamentos y que la costa puede poner Presidente. Por eso es que un candidato preguntaba en las últimas elecciones ¿dónde están los votos de la costa, dónde están?. Y esos votos nunca llegaron, porque de otra manera habría sido Presidente.
P.: ¿Por qué los bogotanos odian a los costeños?
R.: Más que detestarnos no nos aceptan. Si un bogotano ve a un gringo vestido con bluyines, tenis blanco, sin medias y camiseta estampada, le parece muy bien, muy auténtico. Pero si ve a un costeño vestido igual piensa que es un lobo. Es casi cuestión de racismo. Los bogotanos tienen que empezar a aceptarnos como aceptan a los vénezolanos o a los panameños y de hecho ya lo están haciendo, porque en la capital hay cada vez más costeños. Hace algunas décadas los costeños tenían que hacer un viaje de seis días por el río Magdalena y luego subirse a un tren y a una mula para venir a estudiar a la capital. Desde hace 15 ó 20 años con la facilidad del avión se ha presentado una especie de invasión. Pero no hay que confundir, costeños somos muchos y muy diferentes. No se puede comparar ciertas ciudades de la costa...
P.: Y ¿qué diferencia hay?
R.: Bueno, yo diría que solamente unos 450 años de diferencia.