Especiales Semana

NOEMI SANIN

En estos 15 años ha acumulado todos los honores que depara la vida pública en Colombia menos uno: la Presidencia. 1998 definirá este último reto.

23 de junio de 1997

Seleccionar a una colombiana como la mujer más importante de los últimos 15 años es una tarea riesgosa, por decir lo menos. Mujeres controvertidas como María Eugenia Rojas, combativas como Berta Hernández de Ospina, virtuosas como Marta Senn, merecerían, cada una, capítulo aparte. El debate sobre la deuda que tienen hoy las mujeres exitosas con sus antecesoras, que se ha abierto como homenaje a Esperanza Arboleda tras su reciente fallecimiento, sólo subraya una verdad de a puño. Es posible que Noemí Sanín le deba algo a todas ellas y que todo sea gracias a que está parada 'en hombros de gigantes'. Pero hay una razón por la cual Noemí Sanín es la mujer más importante de los últimos 15 años de la vida colombiana y por la que todas las mujeres tendrán hacia ella una deuda en adelante. Como el golfista Tiger Woods _que ha roto muchas de las barreras todavía existentes contra los negros en Estados Unidos_, Noemí Sanín ha triunfado en terrenos que antes eran vetados para las mujeres en Colombia. Y como es fácil advertir, no parece reconocer límites a este avance. Es más, hoy, sin cargo público que le asegure la necesaria exposición a los medios y luego del embate del gobierno en su contra una vez renunció a su cargo como embajadora ante el Reino Unido, Noemí Sanín aspira a ser en un año la primera mujer Presidente de Colombia. Esto, paradójicamente, si las mujeres la apoyan. Porque por el momento parecen ser éstas las que se resisten con mayor vehemencia a la idea de tener una mujer Presidente, como lo señalan algunas encuestas. "Pareciera que las mujeres son más machistas que los hombres", dijo a SEMANA un encuestador. Pero esas mismas encuestas, y luego de la caída en su popularidad tras su renuncia, la muestran fuerte de manera consistente. En distintas medidas aparece en los cuatro primeros lugares. Noemí conoce este tipo de obstáculos. Y sabe que la manera de triunfar sobre ellos es oponiéndoles una resistencia perseverante y testaruda. Así lo hizo en el sector financiero cuando, a comienzos de la década de los 80, llegó a la presidencia de Colmena con tan solo 30 años. Allí demostró que en el manejo de los dineros y en la dirección de una entidad las mujeres podían ofrecer características que las hacían mejores que los hombres: su incorruptibilidad y su eficiencia. Noemí, abogada, la tercera de los 15 hijos de Jaime Sanín Echeverry y Noemí Posada, rechazó varias veces los ofrecimientos que le hicieron para acompañar a ministros del despacho en calidad de viceministra. Fue Belisario Betancur quien dio en el clavo. "No le ofrezcan más viceministerios a Noemí _dijo_. Ella lo que quiere es ser ministra". Y la nombró Ministra de Comunicaciones en 1984. Tenía 30 años, una buena capacidad ejecutiva, un fuerte acento paisa y conmovía a los colombianos con su belleza y su inteligencia. Noemí reapareció en la vida pública en 1990, cuando el presidente Gaviria la nombró embajadora de Colombia en Venezuela, también la primera mujer en este cargo en la historia. Al llegar la llamaban en Venezuela "el arma secreta" de Gaviria. Un año después dirían que el regreso de Noemí a Colombia había sido un "acto inamistoso" de Gaviria. Su retorno tenía, sin embargo, una gran importancia. Noemí ocuparía desde entonces y hasta el final del mandato de Gaviria la Cancillería colombiana, una vez más la primera mujer en llegar a ese cargo. Hoy Noemí se sostiene en las encuestas y, aunque hay quienes dicen que la crisis en Colombia no está para experimentar con mujeres, hay otros que dicen exactamente lo contrario. Para éstos, la crisis es tan grave que se hace necesario experimentar con nuevas fórmulas y que, entre éstas, una mujer Presidente es el comienzo de lo que hay que hacer para cambiar al país. Cada vez que ha abierto puertas, por ellas han entrado centenares de mujeres. Donde no había una sola mujer, hoy hay decenas: Presidentas de instituciones financieras, ministras de Estado y hasta otra Ministra de Relaciones Exteriores. Noemí Sanín quiere abrir la puerta de la Casa de Nariño, la última de las puertas hasta ahora vetadas a las mujeres colombianas.